Doctor José Luis Trejo, investigador del CSIC: “Caminando 20 minutos al día ya creas neuronas y mejoras la capacidad mental”

El sedentarismo es tan perjudicial para el cuerpo como para la mente. Mientras que el ejercicio se ha comprobado con evidencia científica que aporta numerosos beneficios a nuestra capacidad cognitiva. El doctor Trejo, experto en neurociencia del CSIC, da las pautas del nivel de actividad que deberíamos hacer.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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chica en el bosque en otoño

Un paseo diario basta para que aumente nuestra creación e interconexión de neuronas.

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El cerebro humano no se formó de golpe, sino que somos el resultado de millones de años de evolución a lo largo de diversas especies hasta llegar al homo sapiens. En ese proceso la actividad física ha sido fundamental. El cerebro no está preparado para no hacer nada. El sedentarismo le perjudica.

Es algo que ya sabían nuestros antepasados en la Grecia clásica. “El ejercicio produce efectos a todos los niveles. Hace que los circuitos se comuniquen mejor unos con otros, las neuronas se comunican mejor”, explica el doctor José Luis Trejo, neurocientífico del Instituto Cajal, del CSIC.

No solo eso. Hacer ejercicio afecta a la manera en la que se expresan las células. Esos cambios intracelulares y del circuito nervioso hacen que el cerebro funcione de manera distinta, “que es como decir que nosotros nos comportamos diferente”, apostilla el investigador.

Beneficios mentales de la actividad física

El ejercicio y el cerebro se ha estudiado de dos maneras. A través de personas, con datos estadísticos sobre todo, y a través del seguimiento del efecto en animales de laboratorio. Así se han podido comprobar que el ejercicio tiene dos efectos fundamentales:

  • Mejora la capacidad de memoria y aprendizaje. Una conclusión lógica de esa mejora en las conexiones neuronales.
  • Efecto antidepresivo y ansiolítico. El ejercicio incentiva la formación de neurotransmisores como la serotonina que disminuyen el dolor y mejoran la percepción de bienestar.

Hemos podido demostrar que parte de esos efectos se heredan”. El ejercicio de los padres y abuelos deja huella en la herencia genética y se benefician los nietos. “Los descendientes forman más neuronas, resultan más listos, aunque ellos sean sedentarios”, añade el investigador Trejo.

Ejercicito sí pero con un límite

Todos los científicos están de acuerdo en que “el sedentarismo es el enemigo que batir”, dice el investigador. Donde no hay acuerdo es sobre qué cantidad de ejercicio es necesario.

Hay una corriente de pensamiento que considera que cuanto más ejercicio más beneficios. Hasta que llega un punto en que ya no se acumula más, pero tampoco pierdes. El doctor Trejo se encuentra en otra corriente que cree que el ejercicio excesivo es un error.

Hay un punto de inflexión a partir del cual además acumulas estrés”, dice. En ese momento el estrés choca con los beneficios del ejercicio y el resultado positivo no es tan claro. Y si el ejercicio es muy muy intenso, el estrés ya es mayor y se pueden incluso perder los beneficios cognitivos.

Decidir donde está esa frontera es más complicado, porque depende de las capacidades de cada persona y de su edad. No es lo mismo un anciano que un joven.  

Qué tipo y cantidad de ejercicio

Cualquier actividad es buena: correr, andar rápido, levantar peso… siempre que aumente la frecuencia cardiaca”, explica. “Un paseo de 20 minutos ya logra activar ciertas zonas del cerebro y por tanto la creación de nuevas neuronas”. Así que ya se consigue una mejora respecto a la persona sedentaria.

Para conseguir algún beneficio ese paseo ha de ser a buen ritmo. Has de sudar un poco. No vale ir mirando escaparates y parándose. Has de llegar a casa sintiendo que te has cansado algo. Según tu edad y condición física te has de exigir más o menos.

La constancia también es importante. Hay que salir a diario. Es la acumulación de esos pequeños cambios los que permiten que se vaya consolidando los beneficios.

Nunca es tarde para empezar

Hay estudios científicos que evidencian que existen neurogénesis (la formación de neuronas nuevas) incluso hasta edades muy avanzadas. Eso sí, como el ejercicio aumenta esa neurogénesis, tengas la edad que tengas no esperes más. Cuanto antes mejor.

Eso provoca lo que llamamos reserva cognitiva”, explica el doctor Trejo. Significa que si tu has estado haciendo ejercicio toda tu vida y por tanto tienes una tasa más alta de creación de neuronas en el hipocampo, cuando llega la vejez o incluso una enfermedad neurodegenerativa estás más preparado para responder o para defenderte de los síntomas.

No te desanimes si ya eres mayor. “Se ha demostrado que no es necesario haber hecho ejercicio toda tu vida, aunque hayas empezado más tarde, siempre consigues algún tipo de mejora reduciendo el riesgo de las enfermedades neurodegenerativas o retrasando sus efectos”, añade. A las personas que ya han estado diagnosticadas se les prescribe ejercicio.