Cuidar de los sentidos es una forma de mejorar el funcionamiento del cerebro

Los sentidos son una fuente de disfrute y bienestar, pero además nos aportan seguridad, equilibrio corporal e información del entorno que nos rodea. Y aún más: ejercitarlos y mantenerlos activos es una forma de mejorar el cerebro.

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Dra. Blanca Rodríguez Ayala

Medicina general

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Sentidos

Cerrar los ojos mientras hueles algo agradable, como unas flores, ayuda a centrarse aún más en ese sentido.

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Contemplar un paisaje, relajarse con el sonido del mar, degustar una sabrosa comida, oler ese perfume que tan buenos recuerdos nos trae o acariciar a un ser querido no sería posible sin los 5 sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto. Todos ellos son responsables de parte de nuestro bienestar, porque gracias a sus receptores sensoriales nos dan información sobre el mundo. 

Cómo funcionan los sentidos

El sistema sensorial transforma en señales nerviosas la información que nos llega a través de los sentidos. Una vez en el cerebro, deben llegar a un umbral determinado para que puedan convertirse en “sensación” y las percibamos. 

Con el paso de los años, ese umbral aumenta. Pero puedes reducir el riesgo de que las sensaciones se adormezcan ejercitando tus sentidos en el día a día.

Protege tus ojos

Con pautas como las siguientes, ayudas a que sus células permanezcan jóvenes más tiempo.

  • Evita tóxicos como el alcohol y el tabaco. Ambos aumentan el riesgo de desarrollar problemas en la retina. Se sabe que su consumo excesivo puede dañar, incluso, el nervio óptico. 
  • Que en tu dieta haya todo tipo de nutrientes. Las vitaminas A, C y E, el omega 3 y el magnesio son fundamentales para una buena visión. No dejes de comer vegetales de hoja verde, coles de Bruselas, nueces, pescado azul, naranjas, zanahorias, frutos rojos, huevos, frutos secos y quinoa, y aliña tus platos con aceite de oliva virgen extra. 
mujer relajada en plena naturaleza sentada en el campo

Mirar lejos disminuye la fatiga visual, al igual que trabajar y leer en espacios con luz natural.

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  • Pasa más tiempo al aire libre y mira a la lejanía. Hacerlo disminuye la fatiga visual, al igual que trabajar y leer en espacios con luz natural. Varios estudios aseguran, además, que las posibilidades de sufrir trastornos oculares como la miopía se reduce entre los niños que hacen actividades en el exterior.
  • Procura que la báscula no se dispare. Son varios los estudios que relacionan los kilos de más con el desarrollo de degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Desde la Universidad de Harvard (EE. UU.) han comprobado que la obesidad disminuye el nivel de sustancias antioxidantes con efecto protector sobre este trastorno.
  • Los juegos de mesa, los crucigramas... no solo entretienen. También mejoran la capacidad visual y la percepción espacial. 
  • Duerme lo suficiente. Durante el descanso el ojo repone el líquido lagrimal, que es imprescindible para mantenerlo húmedo. 

Oír bien para vivir más

Para preservar este sentido que nos permite escuchar, comunicarnos y también vivir más (no oír bien nos aísla y envejece)...

  • Protégete con tapones o cascos aislantes si vas a exponerte a ruidos fuertes. Según la OMS, bastan ocho horas de exposición a un ruido de más de 90 decibelios para que las células del oído interno se lesionen permanentemente. Y si escuchas música con auriculares, no la pongas a un volumen muy alto. 
  • Los bastoncillos para limpiarlos o secarlos no se recomiendan, porque podrías dañar el canal auditivo al introducirlos. Lo mejor es lavarlos con agua y jabón, y secarlos con una toalla. 
  • Hay fármacos de uso común que son ototóxicos. Ocurre, por ejemplo, en el caso de la aspirina y de algunos antibióticos. No te automediques porque podrías perder audición.

El olfato y el cerebro

Gracias a este sentido podemos detectar un peligro (un incendio o comida en mal estado); y estimularlo se relaciona con una mejor salud cerebral: según la Universidad de California, el cerebro necesita mucha estimulación olfativa para preservar su salud.

  • Mantén la humedad adecuada en tu hogar. El olfato es más potente en primavera, en verano y cuando realizamos deporte al aire libre, todo gracias a la humedad de la nariz. En invierno, podemos simular esas condiciones usando un humidificador.
  • Una exposición prolongada a olores fuertes puede hacer que disminuya. Si no es posible evitarlo, utiliza mascarillas. 

El gusto y la saciedad

Como los anteriores, puede disminuir con los años y eso llevarnos a comer más porque no notamos satisfacción al masticar. Para aumentarlo: 

  • Utiliza hierbas aromáticas y especias para realzar los sabores. Pero no abuses del picante ni de los condimentos fuertes porque podrían deteriorarlo.
  • No tomes bebidas a temperaturas extremas, ni muy frías ni muy calientes. Las terminaciones nerviosas responsables de este sentido podrían dañarse.
  • Cepíllate los dientes !y la lengua! después de cada comida. Una incorrecta higiene bucal favorece la aparición de trastornos que pueden afectar a las papilas gustativas. 

Tocar para calmar

Desarrollamos el sentido del tacto a las 8 semanas de embarazo, y se ha demostrado que si los receptores táctiles de la piel pierden eficacia, aumenta el cortisol (la hormona del estrés).

  • Para estimularlo, pide a otra persona que pase objetos por tu brazo (de diferentes grosores y textura suave, líquida, áspera...). Con los ojos cerrados, averigüa de qué se trata.

Plan de ejercicios para despertarlos

  • Gimnasia para la vista. Hacer parpadeos voluntarios y vigorosos con frecuencia a lo largo del día, sobre todo si pasas mucho rato mirando pantallas, te ayudará a hidratar los ojos y mejorar la fatiga visual. Mirar un objeto durante 20 segundos y, a continuación, hacer lo mismo con otro que esté a una distancia diferente contribuye a preservar la agudeza visual.
  • Oídos más en forma. Jugar a adivinar títulos de canciones, escuchar música o relajarse mientras disfrutas de los sonidos de la naturaleza son estupendas y sencillas opciones para que no se adormezca tu sentido auditivo.
Una técnica permite recuperar el olfato a pacientes de Covid

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  • Potencia tu olfato. Puedes ayudar a tu cerebro en su capacidad para identificar y recordar los olores usando diferentes aceites esenciales. Huélelos con los ojos cerrados, intentando adivinar a qué corresponde cada uno de ellos.
  • Juega con los sabores. Pídele a un amigo o familiar que prepare varios alimentos. Pruébalos, sin verlos previamente, con los ojos tapados y trata de adivinar qué estás comiendo. Para una mayor estimulación, utiliza productos con diferentes texturas y sabores, como frutos secos, lácteos, cítricos, vinagre o dulces. 
  • Céntrate en el tacto. Ducharte alternando la temperatura del agua es una sencilla manera de estimularlo. Otra opción interesante que puedes incorporar en tus ratos de ocio es crear diferentes figuras con barro o plastilina. 

tenemos otros dos sentidos, y son internos

Además de los cinco sentidos externos, contamos con otros dos que son internos: el sistema vestibular, que nos ayuda a mantener el equilibrio, y el propioceptivo, imprescindible para coordinar el movimiento.

  • Oído y vista también juegan su papel. Alteraciones de la vista que hacen que veamos borroso, como las cataratas, o trastornos que afectan al oído interno, como la enfermedad de Ménière, pueden provocar que nos sintamos mareados e inestables. Y es que el oído interno, la vista y los sistemas vestibular y propioceptivo están estrechamente conectados.
  • Con la edad, la sensación de desequilibrio es más frecuente porque, tal y como han comprobado diversas investigaciones, el número de células nerviosas en el sistema vestibular disminuye al envejecer, y también lo hace el flujo de sangre al oído interno. 
  • Notar que los objetos giran al mover la cabeza de forma brusca, o tras un cambio de posición, es el síntoma más característico del tipo de vértigo más frecuente, el VPPB (vértigo posicional paroxístico benigno): ocurre cuando el cerebro no es capaz de procesar los movimientos del fluido del oído interno cuando nos movemos, y no suele durar más de 1 minuto.
  • Para mejorar el equilibrio y la coordinación, prueba con sencillos gestos diarios como escribir a mano o hacer malabares con objetos cotidianos como unas naranjas. Deportes de pelota como el ping-pong también las potencian.