Cómo distinguir si sufres resistencia a la insulina o diabetes

Aunque diabetes y resistencia a la insulina son conceptos diferentes, la resistencia a la insulina, si no se aborda, puede ser la antesala de la diabetes. Te explicamos en qué consiste y cómo se trata.

doctora blanca rodriguez ayala
Dra. Blanca Rodríguez Ayala

Medicina general

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado a

Cómo distinguir si sufres resistencia a la insulina o diabetes

Tener la glucosa alterada no siempre es sinónimo de diabetes.

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Cuando una analítica revela niveles elevados de glucosa, es normal cuestionarse si se padece diabetes, resistencia a la insulina o ambas.

En España, la prevalencia de diabetes tipo 2 es muy significativa: afecta a aproximadamente el 14% de la población adulta, lo que equivale a más de 5,3 millones de personas

Esta enfermedad es más frecuente en personas mayores de 61 años, especialmente en las mujeres. Además, alrededor del 12,6% de la población, es decir, más de 4,8 millones de personas, presenta glucosa basal alterada.

Sin embargo, y pese a que la diabetes y la glucosa basal alterada están relacionadas con los niveles de azúcar en sangre, hay que saber que no son términos intercambiables y que es esencial distinguirlos para poder abordarlos adecuadamente y prevenir posibles complicaciones.

¿Qué función tiene la glucosa en el cuerpo?

La glucosa desempeña un papel fundamental en el funcionamiento del organismo: es la principal fuente de energía para nuestras células y resulta fundamental para mantener todas las funciones vitales del cuerpo humano.

Para que la glucosa llegue y entre a las células, es esencial una hormona que libera el páncreas denominada insulina. Si la producción de insulina es insuficiente o las células se vuelven resistentes a su acción, se produce un desequilibrio en este proceso y los niveles de azúcar en sangre se elevan de forma anormal. Si esta situación persiste sin tratamiento, puede desarrollarse la diabetes.

¿Qué es la diabetes?

La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre. Se clasifica principalmente en dos tipos:

  • La diabetes tipo 1, que ocurre cuando el sistema inmunitario ataca y destruye las células beta del páncreas, responsables de producir insulina y, como resultado, el cuerpo no puede generar la insulina necesaria para regular los niveles de glucosa en sangre.
  • La diabetes tipo 2, la forma más común de diabetes, que ocurre cuando el cuerpo sí que produce insulina, pero en cantidad insuficiente.

¿Qué es la resistencia a la insulina?

Cuando hay resistencia a la insulina, las células del cuerpo no responden adecuadamente a la acción de la insulina, a pesar de que el páncreas la produce en cantidades normales o incluso elevadas.

La glucosa no puede entrar eficientemente en las células, lo que resulta en un aumento de los niveles de azúcar en sangre. El páncreas responde produciendo aún más insulina para compensar, lo que lleva a un estado de hiperinsulinemia.

Si esta situación persiste puede desarrollarse prediabetes, que puede finalmente evolucionar a diabetes tipo 2 si el páncreas ya no puede producir suficiente insulina para mantener los niveles de glucosa en sangre dentro del rango normal.

Es importante destacar que la resistencia a la insulina no es sinónimo de diabetes, pero representa un factor de riesgo significativo para su desarrollo. La detección temprana y el tratamiento adecuado de la resistencia a la insulina son fundamentales para evitar su progresión a diabetes tipo 2 y otras complicaciones metabólicas asociadas.

Síntomas de alerta de que hay un mal control del azúcar

Un control inadecuado de los niveles de azúcar en sangre puede manifestarse a través de diversos síntomas que indican un posible trastorno en el metabolismo de la glucosa:

  • Aumento notable del hambre.
  • Sed excesiva y persistente.
  • Sensación de insaciabilidad a pesar de comer y beber con frecuencia.
  • Pérdida de peso inexplicable.
  • Aumento en la frecuencia y volumen de la orina.
  • Necesidad de orinar durante la noche.
  • Fatiga o cansancio inusual.
  • Visión borrosa.
  • Cicatrización lenta de las heridas.

Es importante consultar al médico si se experimentan uno o varios de estos síntomas, especialmente si persisten. Un diagnóstico temprano es fundamental, ya que hasta el 50% de los casos de diabetes se detectan cuando ya han surgido complicaciones.

Tratamiento de la resistencia la insulina

El control de la resistencia a la insulina se centra principalmente en cambios en el estilo de vida:

  • Control del peso: la pérdida de peso es fundamental porque el exceso de grasa corporal está directamente relacionado con la resistencia a la insulina. Incluso una modesta reducción de peso puede mejorar mucho la sensibilidad a la insulina.
  • Cambios en la dieta: conviene limitar los carbohidratos refinados o no integrales, ya que pueden exacerbar la resistencia a la insulina. Hay que priorizar los alimentos con una baja carga glucémica, ricos en fibra y en ácidos grasos omega-3 (pescados azules, frutos secos, semillas).
  • 5 comidas al día: evita los excesos en las comida y establece un patrón de 5 comidas al día para mantener niveles de glucosa en sangre estables.
  • Actividad física regular: realiza ejercicio al menos 5 días a la semana. Una caminata a paso ligero de 30-45 minutos diarios es suficiente para obtener beneficios.

Adoptar un estilo de vida saludable, que combine una alimentación adecuada con actividad física regular, puede revertir la resistencia a la insulina y normalizar los niveles de glucosa en sangre.

Tratamiento de la diabetes

El tratamiento de la diabetes es un enfoque integral que combina cambios en el estilo de vida y, en muchos casos, medicación.

Aunque el plan de tratamiento específico debe ser determinado y supervisado por un médico, los pilares generales del tratamiento de la diabetes incluyen un plan de alimentación equilibrado y personalizado, ejercicio físico y tratamiento farmacológico (con insulina o antidiabéticos orales, en función del tipo de diabetes).

La Dieta Mediterránea ha demostrado ser una estrategia efectiva para prevenir y controlar la diabetes tipo 2. Este tipo de dieta se basa en el consumo de aceite de oliva virgen extra, frutas y verduras frescas, legumbres y cereales integrales, así como pescado y carnes blancas como fuentes principales de proteína y frutos secos.

Riesgos de un mal control del azúcar

El control inadecuado de los niveles de azúcar en sangre a largo plazo puede tener consecuencias graves y de amplio alcance en el organismo. La hiperglucemia crónica puede afectar múltiples sistemas y órganos, llevando a complicaciones significativas en el corazón, los riñones, los ojos, el sistema nervioso, la boca o la piel. Incluso puede llevar a la amputación de los dedos de los pies, en casos graves.