Andrés Íñiguez Romo, presidente de la Fundación Española del Corazón: "La población no es consciente del peligro que implica tener el colesterol elevado"

A lo largo de estas líneas vamos a aportar datos sobre la importancia que tiene para el corazón mantener unos buenos niveles de colesterol, pero antes propongo hacer el siguiente ejercicio: pregúntate cómo deseas estar cuando tengas 10 años más.

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El colesterol alto no avisa, por eso hay que hacer análisis con regularidad para controlarlo.

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A la pregunta de cómo deseas estar cuando tengas 10 años más, seguramente responderás que quieres seguir siendo autosuficiente y mantener una buena calidad de vida. La clave para lograrlo está en hacer, ya hoy, un pacto con tu corazón y autorresponsabilizarte de tu salud. Para ayudarte a ello, iremos aportando luz sobre esos hábitos que no suelen recibir la importancia que tienen, pero que, poco a poco, favorecen que el colesterol se acumule en las arterias. Eso, según la Encuesta de Salud de la Fundación (ESFEC 2021), les ocurre a un 22,8 % de los españoles

El colesterol alto es ya el segundo factor de riesgo cardiovascular más frecuente en nuestro país, solo por detrás del exceso de peso (la unión de sobrepeso y obesidad).

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No se le da la importancia que realmente tiene

Creo que se tiende a infravalorar el efecto pernicioso de tener el colesterol elevado. La población, en general, no es consciente del peligro que esto implica. Y este es uno de los motivos por los que a veces cuesta tanto reducir las cifras de este tipo de grasa en sangre. Pero no es el único: cuando se necesitan fármacos para lograrlo, a veces la dosis que se aplica no es la correcta o la medicación no es la más adecuada o efectiva. A esto hay que sumar que hay pacientes que muestran una baja adherencia a seguir con el tratamiento, o bien porque se cansan o incluso por razones económicas. Y, desde luego, una de las cosas que hace que las cifras de colesterol no bajen es confiar solo en la medicación y no seguir las recomendaciones de cambiar, de verdad, los hábitos de vida.

Dedicar más recursos a la prevención para cambiar la tendencia

Para explicarlo suelo poner el ejemplo de los accidentes de tráfico, un área en el que las campañas de concienciación y de seguridad vial son frecuentes. La DGT dedica cada año (según datos de su memoria anual) unos 30 millones de euros a evitar unas 1.000 muertes por accidentes de tráfico, a prevenirlos y a concienciar sobre la necesidad de fomentar la seguridad vial. El Ministerio de Sanidad debería dedicar 120 veces más recursos a evitar el impacto tan negativo de las enfermedades cardiovasculares, que matan a unas 120.000 personas al año, 120 veces más que los accidentes de tráfico. Si actuásemos sobre la promoción de la salud, podrían evitarse el 80 % de las patologías cardiovasculares.

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Lo primero, saber el punto de partida

Basta hacerse un análisis de sangre para conocer cuáles son tus niveles de colesterol. Hoy en día, incluso, no es necesario que te saquen sangre de una vena para saberlo, porque ya se pueden hacer análisis con microtomas (por ejemplo, mediante una punción en la yema de un dedo), si se dispone de los analizadores adecuados.

Si el colesterol total no supera los 200 miligramos por decilitro (mg/dl), se considera que la concentración de esta grasa en sangre es correcta. Pero cuando sobrepasa esa cifra, lo mejor es hacer un perfil lipídico completo para aclarar qué porcentaje corresponde al malo (LDL) y qué porcentaje al bueno (HDL).

La lipoproteína (a), o Lp(a), es otro indicador importante de esa analítica más completa. Es un tipo específico de colesterol malo con una proteína adicional, que parece tener un efecto inflamatorio añadido sobre la pared de las arterias. Su cantidad en sangre se mantiene constante durante toda la vida, y se sabe que el 25 % de la población la tiene alta (más de 50 mg/dl), lo que eleva el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular. Es algo que les ocurre de forma mucho más frecuente a las personas con hipercolesterolemia familiar, cuyas cifras de colesterol tienen un claro componente genético.

La importancia de cambiar rutinas

La primera medida para revertir unos niveles elevados de colesterol es cambiar nuestros hábitos de vida.

Hay que motivar a la población a autogestionar su salud. De lo que se trata, en el fondo, es de comer mejor, evitando las grasas dañinas y no excediéndose en las calorías, hacer ejercicio regularmente y evitar tóxicos como el alcohol o el tabaco.

Los hábitos de vida se pueden cambiar con pocas cosas. La clave está en hacer que estos pequeños cambios se conviertan en rutinas que, de alguna manera, nos garanticen que vamos a tener una buena salud cardiovascular.

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Su relación con la vitamina D

Aunque aún falta investigar más al respecto, hay evidencias de que la vitamina D tiene un efecto beneficioso en la reducción de la concentración sérica (los niveles en suero) del colesterol total y LDL. 

La vitamina D es una prohormona que nuestro cuerpo produce cuando exponemos nuestra piel al sol. Para convertirse en hormona (y que podamos aprovecharla) necesita de un precursor del colesterol, conocido como 7-dehidrocolesterol. Por eso, cuanto más vitamina D sinteticemos, menos exceso de colesterol habrá.

Promover buenos hábitos desde niños

Por último, me gustaría remarcar que quizá olvidamos que a veces los avances no están únicamente en la aparición de nuevos tratamientos o fármacos, también en reconocer y actuar donde se debe. Creo firmemente que la primera pauta que debemos tener clara es concienciar a la sociedad y prevenir los trastornos cardiovasculares desde la infancia, que es cuando se crean los hábitos. Porque de adultos ya no son tan fáciles de modificar. Aunque esto no significa que no pueda hacerse: nunca es tarde para lograrlo.