La hepatitis C es una de esas enfermedades cuya peligrosidad radica más en su progreso silencioso que en la enfermedad en sí. Y es que, esta patología puede dar la cara mucho tiempo después del contagio. Tanto como veinte años después. Además, lo puede hacer con tal virulencia que llega a ser mortal.
El drama de la hepatitis C es que las muertes que provoca son evitables, puesto que hay un tratamiento que cura la enfermedad en prácticamente el 100% de los casos y que si se administra de forma precoz puede evitar el daño que esta causa en el hígado a lo largo de los años.
Acabar con el virus
Hace cuatro años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fijó en 2030 la fecha para erradicar la hepatitis C del planeta. Por las mismas fechas, España aseguraba que podría acabar con el virus en 2024. En la actualidad continuamos avanzando para cumplir con el objetivo, a pesar de que el pronóstico a nivel nacional no se ha podido alcanzar.
Aún así, contamos con cifras de las que podemos sentirnos orgullosos. Con cerca de 170.000 pacientes tratados y curados desde 2015, España lidera a nivel mundial la lucha contra la hepatitis C. Eso sí, tanto hepatólogos como pacientes presionan para que la lucha no pierda fuerza y se pueda eliminar el virus lo antes posible.
Para ello, el quid de la cuestión es localizar a las 20.000 personas que se estima están contagiadas y no lo saben. Para ello, los expertos proponen hacer un test de sangre a los tienen entre 50 y 85 años y que nunca se hayan hecho una prueba de este virus.
basta un análisis de sangre
La hepatitis C es una enfermedad vírica que se transmite por contacto directo con sangre infectada. El contagio provoca una inflamación del hígado, y en la mayoría de los casos en las primeras etapas no presenta síntomas.
Entre un 15 y un 45% de las personas infectadas elimina el virus de forma espontánea en un período de seis meses. Mientras que el resto, desarrolla una infección crónica que puede ser silenciosa durante mucho tiempo. De hecho, ese es el principal escollo con el que se encuentra la comunidad científica.
El cribado como estrategia
Aunque en teoría es posible acabar con la enfermedad en nuestro país, la eliminación definitiva exige la identificación de los colectivos vulnerables y el cribado poblacional en edades entre 40 y 70 años. Así lo aseguran desde la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE).
Ahora bien, para ello se hace imprescindible la puesta en marcha de campañas de sensibilización que lleguen a la gente y que le hagan tomar conciencia de la importancia de tomarle la delantera al virus.
En este sentido, la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH), junto con Apoyo Positivo y el apoyo de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), en colaboración con AbbVie y Gilead, han puesto en marcha una campaña de sensibilización que recorre los diez años de mensajes, campañas, información e hitos alrededor del objetivo común de la microeliminación y el abordaje prioritario de las hepatitis víricas para su eliminación en 2030.
detección a tiempo
Una de esas miles de personas infectadas por el virus y que no lo sabían fue el actor Carmelo Gómez. El artista ha colaborado en una campaña que se lanzó el pasado día 28 de julio en una veintena de ciudades comprometidas con el fin de la hepatitis #HepCityFree, de la mano de la AEHVE.
El actor se contagió a través de una transfusión de sangre antes de que a mediados de los 90 se descubriera el virus y se pusiera fin a esa vía de contagio.
Como otros pacientes, que pueden tener ahora la infección y no lo saben, Carmelo no supo de su enfermedad hasta mucho después de infectarse. En su caso, el diagnóstico se produjo de forma casual, cuando a finales de los 90 acudió a donar sangre y le dijeron que no podía hacerlo porque padecía una enfermedad hepática.
A lo largo de las semanas siguientes, la enfermedad no dio síntomas. Ahora bien, después ya no pudo ignorarlos. El tratamiento que seguía tenía importantes efectos secundarios y no curaba la enfermedad. Hasta que la aparición de los antivirales de acción directa cambió el curso de su vida, devolviéndole la normalidad. En pocas semanas estaba curado.
El tratamiento que actualmente se prescribe a los afectados por hepatitis C es eficaz, siempre que se diagnostique de forma precoz, de ahí la importancia de estas campañas de sensibilización. La idea es que el diagnóstico y el tratamiento puedan llegar antes de que el hígado haya sufrido daños irreversibles.