Cuando era pequeña solía detestar las ensaladas: no sé si era su textura, su sabor o su color, pero ese plato era de mis peores enemigos. Con el tiempo mis gustos fueron cambiando y ahora no me imagino mi día a día sin degustar este plato tan fresco, sobre todo en época veraniega. Capaz de mimetizarse con mi estado de ánimo, soy de las que suele improvisar cuando hace una ensalada: lejos de aburrirse o hacer siempre lo mismo, intento cambiar de ingredientes para dar con la fórmula perfecta. De ahí a que los canónigos siempre estén disponibles en mi nevera. Hoy os mostramos una receta donde este ingrediente se convierte en la mejor base de todas y nos demuestra que tras sus pequeñas hojas verdes se esconde un mundo de posibilidades.
Ensalada de canónigos y verduras frescas
El verano ha llegado de manera tímida ya trompicones, pero los días de calor amenazan con instalarse y convertirse en una constante. He aquí donde las ensaladas se convierten en la mejor alternativa: capaces de refrescarnos, su versatilidad a la hora de combinar ingredientes hace que sean el plato principal de nuestro día a día.
Aunque me gusta tomar los canónigos solos potenciando su sabor con una buena vinagreta, lo cierto es que son tan versátiles que son capaces de combinar con todos los ingredientes que tengo a mano. De ahí a que cada día varíe en la selección y la combinación. Sin embargo, hoy os mostramos una receta completa y sabrosa donde la ligereza forma parte de su ADN.
Esta receta de ensalada de canónigos con verduras frescas te sorprenderá por su variedad de texturas y su fusión de sabores. Como no podía ser de otro modo, el aliño tiene un papel protagonista, así que te recomendamos que no te saltes esa parte.
Ingredientes (para 4 personas)
- 200 g de canónigos
- 200 g de espinacas frescas muy tiernas
- 150 g de zanahoria
- 150 g de champiñones
- 150 g de cebolla tierna
- 4 mazorquitas de maíz pequeñas
- 100 g de nueces
- zumo de limón
- 100 ml de aceite de oliva
- 1 cucharada sopera de miel
Paso a paso
La sencillez es algo que valoro mucho a la hora de cocinar, así como la facilidad y rapidez. Aunando estos tres conceptos, lograremos en menos de 30 minutos una completa ensalada perfecta para convertirla en plato único o como el mejor acompañante de todos. Ya sea para el almuerzo o la cena, esta opción podría convertirse en tu mejor aliada esta nueva temporada.
- Empezaremos lavando muy bien las espinacas y los canónigos. Una vez limpios, escurriremos y secaremos bien para evitar el exceso de agua en nuestro plato.
- Este proceso lo repetiremos con los champiñones, para después cortarlos en láminas muy finas. Para evitar que se vuelvan negros, los rociaremos con zumo de limón (este truco me lo enseñó mi padre).
- Llegados a este punto, pelaremos la zanahoria y la cortaremos en virutas con la ayuda de un pelador de patatas, por ejemplo.
- Lavaremos la cebolla y la cortaremos tipo juliana.
- A sabiendas que el aliño tiene un papel protagonista, en esta ocasión trituraremos las nueces y las mezclaremos con el aceite y la miel. Dejaremos reposar la mezcla un rato.
- Cuando ya tengamos todas las verduras limpias y cortadas, lo mezclaremos todo en un gran bol y salpimentaremos al gusto. Además, rociaremos con el zumo de limón.
- Añadiremos las mazorquitas de maíz por encima, a modo de decoración, y aliñaremos con el aceite de nueces y miel.
Un aliño que siempre funciona
Tal y como ya hemos comentado, el aliño es una parte primordial a la hora de crear ensaladas ya que se encarga de transformar el plato final. Uno de mis aliños favoritos viene de la mano de mostaza a la antigua (la que tiene "bolitas") y aceite de oliva virgen extra. Algo tan simple como estos dos ingredientes crean una sinergia única y deliciosa.
Rico en vitaminas A y C, en vitamina B6, hierro, yodo, potasio, magnesio y fósforo, no nos extraña que los canónigos se hayan convertido en un básico en la dieta de miles de personas. Aportando una ingesta de calorías y grasas muy baja, sus hojas nos ayudan a reequilibrar nuestra dieta. Por si fuera poco, también aportan una pequeña cantidad de proteínas.