Cerebro y estómago están muy conectados. Hasta el punto de que hay numerosas investigaciones en marcha que analizan como se pueden afrontar los problemas psiquiátricos a través de cambios en la microbiota, la bacterias de nuestro sistema digestivo.
La alimentación también juega un papel importante en la protección de nuestras neuronas y en ayudarlas a que funcionen perfectamente, lo que supone un buen rendimiento cognitivo: mejor capacidad detomar decisiones y de memoria.
Hay varios nutrientes que son bien conocidos como neuroprotectores. Los ácidos grasos omega-3, por ejemplo, forman parte esencial de las estructuras del cerebro y por tanto es necesario tener un buen aporte. Igual que los antioxidantes, presentes por ejemplo en arándanos y espinacas, y que protegen las neuronas del envejecimiento prematuro.
Otro de los nutrientes esenciales para el cerebro es la colina. Se encarga de la producción de un neurotransmisor muy importante para el aprendizaje y la memoria. Lo que se ha confirmado es que la colina la obtenemos sobre todo de uno de nuestros alimentos más populares y polémicos: el huevo.
¿Es bueno tomar huevos a menudo?
El debate sobre la conveniencia o no de tomar huevos a menudo viene de lejos. Al ser un alimento muy utilizado en nuestra gastronomía y prácticamente en todo el mundo también era la diana sospechosa de algunas enfermedades.
La crítica más común es que el huevo, o más concretamente la yema, tiene demasiado colesterol. Ese colesterol estaría detrás del aumento de enfermedades cardiovasculares. Posteriormente, varios estudios acabaron refutando esta afirmación. Pero no todos los expertos están de acuerdo.
Los análisis indican que comer huevos no parece elevar tanto los niveles de colesterol como lo hacen otros alimentos grasos, en especial los ricos en grasas trans y saturadas. Además, un informe de la Clínica Mayo, en Estados Unidos, añadía que al ser una fuente rica en proteínas, vitaminas y otros nutrientes esenciales, su consumo se hacía plenamente recomendable.
Entre estos nutrientes tan beneficiosos se encuentra precisamente la colina, muy presente en la yema. Para observar sus beneficios se hizo una interesante prueba en la Universidad de California a 531 mujeres de edad media o adultas. Cuando se comparó con un test, se observó que las que comían más huevos tenían mejor capacidad de memoria a corto plazo.
Protector contra la demencia
Sin embargo, unos años más tarde se hizo una prueba parecida y los resultados no fueron iguales. ¿Habían perdido los huevos su capacidad? No, según dijeron los investigadores californianos lo que reflejaban sus datos es que la memoria y la inteligencia son muy complejas. Intervienen muchos factores. No podemos limitarnos a evaluarla con un solo ingrediente.
“A pesar de tener altos niveles de colesterol, los huevos no tienen un efecto perjudicial e incluso pueden tener un papel en el mantenimiento de la función cognitiva a lo largo del tiempo”, concluían los investigadores.
Los beneficios para el cerebro no se quedan aquí. Unos investigadores de Finlandia hicieron un estudio parecido con casi 2.500 personas. Confirmaron la mejora de la memoria y constaron que los que comían huevos a menudo también tenían menos fatiga mental.
Entre los hallazgos más recientes hay un estudio publicado en la revista Nutrients que sostiene que comer un huevo al día reduce el riesgo de desarrollar demencia.
Pero los autores también advierten que ese es el límite: uno al día. Si aumentamos el consumo no se consiguen más beneficios. Como los huevos son ingredientes básicos de muchos alimentos industriales y recetas caseras, es fácil que ya estés tomando suficiente.
¿Y qué pasa si tomo más de un huevo al día? Pues otro estudio de la Universidad de Connecticut señala tampoco es perjudicial. Analizaron a personas que comían tres huevos diarios y sus niveles de colesterol eran buenos.
Cómo protege nuestro cerebro
La yema de huevo tiene colina y fosfato que el cuerpo trasforma hasta producir lecitinas. Las lecitinas son uno de los principales componentes de las membranas de las células, también las de las neuronas. Gracias a las lecitinas las células regulan la entrada de nutrientes. Sin ellas, las membranas se endurecen y resultan menos eficaces.
Además, gracias a que interviene en la producción del neurotransmisor acetilcolina, fortalece el funcionamiento de todo el sistema nervioso central. Facilita las interconexiones entre neuronas.
De todas formas, si no eres un fan de los huevos, tampoco son indispensables para lograr producir lecitinas. Hay buenas alternativas como el pescado, las aves de corral y el hígado.
En caso de los veganos, otras fuentes son las nueces, la coliflor, los cereales integrales o los cacahuetes.