El café es la bebida excitante más popular del mundo y una gran parte de la población tiene la costumbre de empezar el día con una taza. Pese a que estuvo bajo sospecha por los posibles efectos negativos de la cafeína, los estudios que confirman los beneficios a largo plazo del café se han ido multiplicando en los últimos años.
La evidencia científica ha mostrado que el café puede tener cierta protección frente a enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer. También mejora la sensibilidad a la insulina y reduce el riesgo de diabetes. Y sus componentes antioxidantes protegen el hígado y el corazón.
Sin embargo, todos estos beneficios pueden irse al traste según cómo tomemos el café de la mañana, si nos pasamos en la dosis o, algo muy importante, no elegimos el tipo de café adecuado.
El café puede ser cancerígeno
Es lo que ha puesto en evidencia la nutricionista Blanca García-Orea, especialista en nutrición digestiva y hormonal. Esta experta ha compartido en redes sociales que no todos los cafés son iguales.
En concreto, su crítica apunta al café tipo mezcla. “Es café de mala calidad con azúcar y no existen beneficios más allá de mantenerte despierto”, ha señalado.
Al ser mezcla, solo una parte de sus granos se tuestan de manera natural. La otra parte se trata de café torrefacto. Para su elaboración se utilizan granos de café de peor calidad y, como suele ser muy amargo, se le añade azúcar que se disuelve en la cáscara y le da mejor gusto.
El problema es que para conseguir la torrefacción, se somete el café a temperaturas muy altas y “se generan acrilamidas que son sustancias potencialmente cancerígenas y prooxidantes”, ha recordado García-Orea.
Cómo conseguir que sea beneficioso
No es la única consecuencia que provocan las altas temperaturas. “También hace que el contenido de antioxidantes sea nulo y los beneficios no existan”, añade la nutricionista.
Por descontado, la crítica también va dirigida con más razón a los paquetes enteramente de café torrefacto. “Lo ideal es que el café sea 100% natural y mejor de especialidad”, añade.
También hay que recordar que, como todo, el café se ha de tomar con moderación para que tenga efectos positivos. Los médicos no aconsejan más de dos o tres al día. Y los beneficios se aplican si lo tomamos en las primeras horas.
Durante la tarde, los niveles de cafeína en sangre continúan haciendo efecto horas después y pueden interferir en la calidad del sueño. Como bien sabes, un sueño de mala calidad conlleva consecuencias negativas en la salud.
Los problemas de las cápsulas
Tampoco se libran de las críticas las cápsulas de café, incluso cuando es de buena calidad. Es por otros motivos. “El problema de las cápsulas son los furanos”, dice la nutricionista. Los furanos son otros compuestos que se forman al hornear.
En estudios con animales de laboratorio resultaron cancerígenos. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria considera que tiene riesgo de causar problemas en el hígado a largo plazo.
La cantidad de furanos varía mucho de un café a otro. En el café con filtro o expreso no es tan alto como en el café turco, aunque la mejor manera de evitarlos es en el café en cafetera italiana.
Otro problema de las cápsulas es que al agujerarse libera micropartículas que se disuelven en el café. Como no hace tantos años que se utilizan, no hay estudios confirmados de sus efectos. Por no hablar de las críticas ecológicas por los problemas de reciclaje.
¿Por qué tomamos café perjudicial?
Si el café mezcla o el torrefacto no son tan sanos, ¿por qué son tan populares? La principal explicación es su precio. Son cafés más baratos que los de tueste natural. Además el azúcar da un sabor muy especial al café que lo hace más atractivo para mucha gente.
En el caso de las cápsulas pasa lo contrario. Su precio es muy alto si tienes en cuenta la cantidad de café que incluye cada cápsula y cuánto valen. En este caso el secreto es que consigue un gusto único, muy parecido al café de las cafeteras profesionales de los bares.
Una idea que nos ha de quedar clara es que el café ha de ser solo café. Cuando mires la etiqueta desconfía si incluye otros ingredientes.