Los hábitos que más te protegen para pasar un invierno sin gripes ni resfriados según los médicos: "El sistema inmune no es igual de eficaz toda la vida"

Con el frío llegan problemas como la gripe y los resfriados. Puede ser difícil evitarlos, pero con hábitos saludables que fortalezcan tus defensas su impacto y periodo de recuperación serán menores.

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

Actualizado a

resfriados y gripes de invierno

Nuestro estilo de vida marca el estado de nuestras defensas.

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El frío ya está aquí y, con él, los molestos problemas de salud típicos de esta temporada, como los resfriados, las gripes y diversas infecciones que afectan nuestro sistema respiratorio. Incluso aunque goces de buena salud, es prácticamente imposible garantizar que vayas a esquivarlos, pues con la exposición a multitud de gérmenes (tanto virus como bacterias) existe siempre la posibilidad de que algunos logren infiltrarse en tu cuerpo.

No obstante, existe una estrategia efectiva para minimizar el riesgo: cuantos más obstáculos coloques en el camino de estos microorganismos invasores, mayores serán tus probabilidades de mantener a raya esos pequeños contratiempos de salud tan característicos de esta estación. Fortalecer tus defensas y adoptar hábitos saludables puede marcar una gran diferencia.

Primera línea de defensa: las barreras externas 

Nuestro cuerpo es una fortaleza bien diseñada, equipada con diversos mecanismos para repeler a los agentes patógenos. En la vanguardia de esta fortaleza se encuentran las barreras externas, unas defensas innatas que actúan como un muro impenetrable que obstaculiza físicamente la entrada de microorganismos nocivos.

Tal como explicó a Saber Vivir el Dr. Manuel Ramos-Casals, experto en enfermedades autoinmunes sistémicas del Hospital Clínic de Barcelona, "cuanto más débil está una persona más fácil es que algunos "atacantes" puedan actuar sobre el organismo". 

Los hábitos diarios tienen un impacto directo en la eficacia de nuestro sistema inmunológico. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y una vida social activa, es como entrenar las defensas para que estén en su mejor forma.

Aunque el especialista reconoce que no existe una "solución milagrosa" para evitar completamente las infecciones, enfatiza que "si mantenemos el cuerpo sano con unos buenos hábitos de vida conseguiremos superar en menos tiempo los efectos de las infecciones propias del invierno".

¿Dónde se encuentran nuestras barreras externas?

Nuestro cuerpo está equipado con un sofisticado sistema de defensa que opera en varios frentes

Algunos tienen puntos de contacto con el exterior, como la cavidad bucal, el tracto digestivo y las fosas nasales están revestidos por una capa mucosa que actúa como una trampa para los microorganismos. El vello nasal y los cilios del sistema respiratorio funcionan como filtros, capturando partículas y patógenos.

Por otro lado, hay barreras químicas que también nos protegen, como la transpiración, la enzima lisozima presente en la saliva, y las secreciones ácidas del estómago y la vagina forman un escudo químico que neutraliza a los invasores microscópicos.

Además, las comunidades de microorganismos beneficiosos que habitan en nuestro cuerpo, como la microbiota vaginal e intestinal, actúan como defensas, impidiendo la proliferación de patógenos dañinos.

Estas líneas de defensa trabajan en conjunto, formando una red protectora que dificulta la entrada y establecimiento de agentes infecciosos en nuestro organismo.

Claves para optimizar las defensas contra los resfriados

Mantener en buen estado nuestras defensas naturales es fundamental para prevenir infecciones. Cuando están en un estado óptimo, es más difícil que los agentes patógenos invadan nuestro organismo. Estos consejos te ayudarán a fortalecerlas:

  • Respeta el mecanismo de la tos: la tos es una respuesta defensiva natural de los pulmones. Evita reprimirla con medicamentos al primer síntoma, ya que podrías estar inhibiendo un mecanismo de defensa importante.
  • Mantén hidratadas tus mucosas: bebe suficiente agua (entre 1,5 y 2 litros al día) para mantener las mucosas húmedas. Combate la sequedad ambiental, especialmente en invierno, usando humidificadores o colocando recipientes con agua cerca de los radiadores.
  • Sé prudente con los antiácidos: los ácidos gástricos son una barrera natural contra los patógenos. El uso excesivo de antiácidos puede reducir esta protección natural.
  • Evita la higiene excesiva: ducharse con demasiada frecuencia o lavarse las manos en exceso puede dañar la capa protectora de la piel. Mantén una higiene adecuada sin llegar a obsesionarte.

Segunda línea de defensa: las barreras internas 

Cuando las barreras externas de nuestro cuerpo se ven superadas por los patógenos, entra en acción un sofisticado sistema de defensas interno. Este sistema está compuesto por un ejército de células especializadas conocidas como glóbulos blancos o leucocitos, que se movilizan para combatir a los invasores.

Los glóbulos blancos se originan principalmente en la médula ósea. Aunque se concentran en áreas específicas como los ganglios linfáticos y el bazo, estas células defensoras circulan por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo, proporcionando una protección omnipresente.

Hábitos saludables para fortalecer las defensas internas

"El sistema inmune no es igual de eficaz toda la vida. Va empeorando al cumplir años, por el sedentarismo, malos hábitos o por una mala alimentación. Además, las enfermedades crónicas (como la diabetes, las cardiopatías o ciertas enfermedades hepáticas) pueden debilitarlo", explicó a Saber Vivir el Dr. José Molero, experto en enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. Para mantener un sistema inmune fuerte es importante:

  • Respetar los ciclos de sueño
  • Realizar actividad física regularmente
  • Seguir una dieta equilibrada

La microbiota intestinal también juega un papel fundamental en nuestra defensa contra las enfermedades. Actúa como una barrera contra patógenos invasores y un refugio para las células inmunitarias. Una microbiota saludable está directamente relacionada con una respuesta inmune eficaz en todo el organismo.