No recurrir a los antibióticos alegremente (yo hace más de 10 años que no los tomo porque, por fortuna, no los he necesitado) y dedicar media hora al día a preparar la comida y la cena son medidas que reducen el riesgo de desarrollar cáncer de colon. Este tipo de afirmaciones quizá sorprendan pero son dos sencillos ejemplos de hasta qué punto el estilo de vida incide, para bien o para mal, en este y otros tipos de tumores. De hecho, uno de los motivos por los que su incidencia está aumentando en gente joven, de menos de 50 años, es precisamente la pérdida de hábitos saludables.
La suma del autocuidado y los avances médicos. Todo lo que podamos hacer para acercarnos a un estilo de vida adecuado servirá para ponérselo más difícil al cáncer de colon. Y si a eso añadimos los últimos avances en cáncer de colon que se están logrando gracias a la investigación –tanto en el diagnóstico precoz como en el tratamiento– el horizonte es cada vez más esperanzador.
Para lograr que la investigación avance al máximo, la labor de fundaciones como FERO y de la sociedad civil en general es básica. Hasta hace 20 o 30 años, ese apoyo a la Ciencia era algo prácticamente anecdótico en nuestro país, pero ahora nos estamos acercando al nivel de países de gran tradición filantrópica. De esa forma, los investigadores obtienen fondos a través de becas que contribuyen enormemente a ampliar el conocimiento sobre la enfermedad.
Claves para entender por qué se produce
Hablamos de cáncer de colon cuando las células tumorales se forman en el intestino grueso, el encargado de transformar los productos de desecho que recibe del intestino delgado en materia fecal para que puedan ser expulsados. En concreto, los tumores se forman en la mucosa, una fina capa que lo recubre por dentro y que sirve para absorber nutrientes.
Que crezcan más células de la cuenta en la mucosa intestinal es bastante común. Hay que tener en cuenta que es un tejido que se regenera muy rápido: la vida media de las células que lo conforman (los enterocitos) es muy corta, de entre 3 y 5 días. Son células que proliferan mucho y, precisamente por eso, cuando el proceso natural de muerte y regeneración celular se desequilibra, pueden acumularse con más facilidad.
De esa manera se forman los pólipos, un sobrecrecimiento benigno en la mucosa que puede estar presente en la mitad de las personas de más de 50 años. Sabemos que en un 5% de los casos esas células se vuelven malignas pasado un tiempo.
Un tumor muy frecuente, pero muy curable
El cáncer de colon será el más diagnosticado en 2025 en España, con más de 44.500 casos nuevos según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). De hecho, este tipo de tumor representa el 10% del número total de diagnósticos anuales de cáncer en nuestro país, y es el segundo más común tanto en mujeres (se sitúa detrás del de mama) como en hombres (después del de próstata).
Si se detecta a tiempo, el pronóstico es bueno. Las tasas de supervivencia alcanzan el 90% cuando se diagnostica en fases iniciales. Y el programa de cribado, recomendado entre los 50 y los 69 años, es de gran ayuda. Consiste en hacerse un test de sangre oculta en heces y, si da positivo, se programa una colonoscopia que permite detectar y eliminar lesiones sospechosas.
Nuevas opciones para los casos complicados
Estamos desarrollando terapias cada vez más dirigidas y personalizadas que amplían las opciones de tratamiento, sobre todo en los casos en los que el cáncer nos lo pone más difícil, especialmente en las metástasis, cuando ya se ha extendido a otras partes del cuerpo. El cáncer de colon tiene predilección por migrar o extenderse hacia hígado y pulmón; por eso, gran parte de los estudios actuales se centran en comprender todos los mecanismos implicados en ese proceso para, así, tratarlos mejor. Algunos de ellos ya están dando importantes frutos.
- Disponemos de un nuevo medicamento sin quimioterapia (fruquintinib), desde enero de 2025. Actúa “secando” los vasos sanguíneos que alimentan a las células del tumor, y puede administrarse contra el cáncer de colon metastásico cuando el resto de tratamientos han fallado.
- Hay otro en fase de estudio con buenos resultados en los pacientes con cáncer de colon metastásico que tienen un gen mutado (el BRAFV600E). Desde el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) vimos hace unos años que combinar en un mismo tratamiento dos principios activos dirigidos a bloquear esta mutación ya aumentaba la supervivencia en esas personas. Y ahora hemos comprobado que el beneficio se incrementa si se le suma quimioterapia. Y es que el hecho de que un tumor tenga ese gen mutado no significa que esté presente en todas las células malignas: entre un 30% y un 35% no tienen esa mutación. Por eso, en ellas la terapia dirigida no funciona y la quimioterapia sí puede hacerlo. Así lo confirma una nueva investigación que hemos publicado en la revista científica Nature. Los resultados son tan buenos que la agencia responsable de regular los medicamentos en Estados Unidos (la FDA) ha aprobado de forma urgente su uso como primera opción de tratamiento en estos casos. Y, si todo va bien, creemos que la agencia europea (la EMA) lo hará durante este año para que esté disponible también en los países europeos.
- Otra línea de investigación interesante es conocer cómo las proteínas interactúan con los genes en las células tumorales. Ese conocimiento ha permitido establecer nuevas dianas terapéuticas para mejorar los tratamientos y, en el futuro, se sumarán otras.
El gran campo de la inmunoterapia
Otra reciente investigación, también del Instituto de Oncología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, demuestra que combinar dos fármacos de inmunoterapia reduce hasta un 38% el riesgo de muerte o progresión de la enfermedad en comparación a usar un único medicamento. Juntándolos logramos que se potencien y se active más el sistema inmunitario de esa persona.
Lo que conocemos es solo la punta del iceberg. Hasta ahora, la inmunoterapia funciona solo en entre un 10 y un 12 % de los tumores. Esto significa que queda mucho recorrido para entender otras maneras de estimular las defensas, que reconozcan la enfermedad y la eliminen. Somos muchos los equipos que estamos trabajando en ello; y seguro que obtendremos buenos resultados. Sin duda, la inmunoterapia futura será toda una revolución.
Hábitos que protegen la mucosa intestinal
Al principio de este artículo recomendaba dedicar tiempo a cocinar, así como no abusar de los antibióticos. Y es que ambas cosas son fundamentales para el equilibrio de nuestra microbiota intestinal. Son bacterias que conviven con nosotros y que pueden o bien favorecer o bien frenar la aparición de numerosas enfermedades, entre ellas el cáncer colorrectal.
- Ya se han identificado algunas especies de bacterias predominantes en las personas afectadas por este tipo de tumor, como por ejemplo Fusobacterium nucleatum. Forma parte de la microbiota oral pero, cuando hay un exceso, puede acabar provocando daños en las encías (gingivitis, periodontitis...) y llegar al colon a través de la saliva y la digestión de los alimentos. Una vez allí, malogra la mucosa intestinal.
- Lo bueno es que para alterar el equilibrio de las bacterias que habitan nuestro intestino son necesarias múltiples agresiones. No “enferman” de un día para otro, es un proceso de largo recorrido. Por eso, identificar y evitar todo aquello que las daña puede hacer mucho para alejar el riesgo de tumores.
- Una dieta rica en azúcares y grasas o tomar antibióticos de forma indiscriminada son dos hábitos poco adecuados. En cambio, apostar por propuestas nutricionales como la de nuestra Dieta Mediterránea, en la que abundan verduras y frutas frescas, cereales integrales, legumbres, pescado azul... potencian su buena salud. Por eso, recomiendo dedicar 30 minutos a preparar la comida y la cena: en ese tiempo, que no es mucho, se pueden elaborar platos saludables con materias primas de calidad (que no tienen por qué ser caras). Hay que tener muy claro que recurrir con frecuencia a los productos ultraprocesados (llenos de grasas, conservantes, aditivos...), que están listos para comer calentándolos tan solo un par de minutos en el microondas, es una barbaridad total para la salud en general y la de nuestros intestinos en particular.
- Dormir menos horas de las recomendables (entre 7 y 8 al día, de media) y el estrés también favorecen el desequilibrio de las bacterias intestinales, según muestran estudios recientes. Esto debilita las mucosas, que se hacen más permeables y se inflaman y dañan con más facilidad.
- Los tóxicos tampoco convienen. El alcohol, el humo del tabaco y la contaminación ambiental fomentan que la microbiota pase de ser favorable a jugar en nuestra contra. En cambio, si detectamos y modificamos los hábitos que nos perjudican y apostamos por un estilo de vida saludable, podemos reducir el riesgo de cáncer de colon en casi un 50%.
La actividad física también le pone freno
Lo que comemos es fundamental, pero también que nuestro estilo de vida sea activo. Hacer ejercicio regularmente puede disminuir hasta un 30% las opciones de sufrir este tipo de tumor. Los motivos que lo explican son varios.
- Ayuda a no engordar, y se sabe que tanto la obesidad como el sobrepeso facilitan la aparición de este y otros tumores. Un exceso de grasa en el cuerpo provoca una inflamación crónica de la mucosa, que aumenta el riesgo de que sus células puedan mutar.
- Favorece un correcto tránsito intestinal, por lo que los tóxicos están menos tiempo en el colon.
A pesar de sus beneficios, lo cierto es que la mitad de la población sigue sin hacer suficiente ejercicio. Alcanzar la recomendación de la OMS de dedicar entre 20 y 30 minutos a una actividad física moderada puede marcar un antes y un después en la salud.
Síntomas que no hay que dejar pasar
Aunque no siempre da señales de alerta, cuando sí lo hace podemos no darles la importancia que se merecen, porque suelen ser alteraciones muy comunes.
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Algunas de ellas son:
- Cambios en el tránsito intestinal (ya sea diarrea o estreñimiento). Pueden ser un síntoma si es algo que no suele pasarte y llevas un tiempo sufriéndolos. Además, se puede tener la sensación de que, pese a ir al baño, el intestino no se vacía por completo.
- Sufrir molestias, dolor, cólicos o gases también se relaciona con este tipo de tumor, así como sentirse pesado o hinchado, muy cansado o perder peso sin un motivo aparente.
Consulta con tu médico de familia ante la presencia de estos síntomas. Aunque tal vez se deben a otro motivo, es importante no demorar la visita para estudiar el caso. Y, por supuesto, si por edad puedes formar parte del programa de cribado, no te lo saltes. A pesar de su eficacia, la participación sigue siendo baja: según un informe de 2023 de la AECC, tan solo el 49,2% de los convocados se hacen el test de sangre oculta en heces.
Detectarlo cuanto antes es prioritario
Encontrar nuevos biomarcadores que permitan detectar el trastorno de forma precoz es otro de los objetivos en lo que a investigación se refiere, y la biopsia líquida es una de las técnicas más prometedoras.
- Usar la biopsia líquida es una de las estrategias que puede contribuir a acelerar el diagnóstico. Este análisis detecta el ADN patológico que circula por la sangre. Todavía está en fase de investigación, pero podría dar muy buenos resultados porque el cáncer de colon es, precisamente, uno de los que más presencia tiene en sangre de ADN del tumor. Es muy probable que los avances permitan que este tipo de análisis aumente su precisión, lo que abre nuevas posibilidades. Gracias a ello podríamos, incluso, identificar cuándo un pólipo benigno se está convirtiendo en un tumor maligno, porque es un proceso en el que se van acumulando errores que teóricamente podrían detectarse en la sangre.
- Utilizar la inteligencia artificial (IA) para identificarlo cuanto antes. Es otro campo de investigación, y ya se están llevando a cabo estudios al respecto. Uno de ellos, liderado por el centro de investigación biomédica IRB Barcelona, concluye que las colonoscopias innecesarias podrían reducirse hasta un 30% gracias a un nuevo test, mucho más preciso, que está en fase de estudio. Además de la sangre oculta en heces, permite detectar marcadores microbianos utilizando diferentes algoritmos de IA.
- El diagnóstico es cada vez más preciso. Ahora se detectan y clasifican más subgrupos de cáncer de colon con alteraciones genéticas diferentes. Eso nos permite conocer cuáles son los puntos débiles del tumor, y usarlos a favor de la persona que lo sufre para generar nuevas oportunidades de tratamiento.
Predecir cómo va a responder el paciente
Una vez diagnosticado, saber con antelación si un tratamiento va a ser efectivo o no en función de cada paciente podría ahorrarnos tiempo y efectos secundarios innecesarios.
- Crear un modelo externo a imagen y semejanza del tumor de cada persona, que evolucione y responda tal y como lo haría el real, está cada vez más cerca. Desde el VHIO ya hemos conseguido implantar en un chip células tumorales que circulan por la sangre. Gracias a ello, hemos creado un modelo celular en 3D que imita con mucha precisión el tumor de cada paciente y su evolución. Esto puede ayudarnos, además, a entender mejor la enfermedad.