Ubuntu: la filosofía africana del "si todos ganan tú ganas" que nos ayuda a ser felices

Desde África nos llega una de las formas de pensamiento más constructivas y útiles para ser felices. Es la misma que sirvió a Nelson Mandela y que hoy se extiende a todo el mundo. Te ayudará a lidiar con los momentos de enfado y ante los problemas diarios.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Niños negros corriendo

Los niños africanos pueden darnos una lección a los habitantes de todo el mundo.

iStock

En los momentos de zozobra, inseguridad o peligro, las personas solemos volver la vista hacia formas de pensamiento que nos ayuden a entender qué está pasando y cómo podemos actuar. Eso es lo que te proporcionan las corrientes filosóficas, por eso los gurús, los líderes religiosos y los filósofos ganan protagonismo.

Ya pasó en la Grecia clásica. La mayoría de corrientes filosóficas surgieron en unos pocos años mientras se hundía el imperio de Alejandro Magno. Ahora, que tenemos guerra en Europa y vuelven los miedos de que la tensión crezca, hay más necesidad que nunca de buscar respuestas que nos devuelvan tranquilidad y bienestar.

Una de las mejores respuestas nos la da el Ubuntu, una filosofía africana que enfatiza la interconexión de la humanidad y la importancia de que todos formamos parte de la misma comunidad.

En qué consiste el Ubuntu

La palabra “Ubuntu” viene de un dialecto tribal y su traducción es complicada. Desmond Tutu, el famoso activista sudafricano, lo explicaba como “creemos que una persona solo es una persona a través de otra persona: mi humanidad está inextricablemente ligada con la tuya”. En otras palabras, todos somos parte de un todo y nuestro bienestar está interconectado.

Las ideas que ofrecen son potentes. Asegura que dando y compartiendo es como conseguimos alegría y felicidad. Fíjate que estos pensamientos son los mismos que algunas de las investigaciones científicas más modernas han confirmado. A través de la generosidad y gratitud se haya el bienestar.

Es una verdad que los sudafricanos ya sabían hace siglos. Por eso, Nelson Mandela, tras pasar casi treinta años en prisión, salió perdonando y buscando la unidad del país. Fue el Ubuntu el que le permitió ser así. Ser un hombre esencialmente bueno que buscó la paz.

De acuerdo con esta filosofía, la verdadera felicidad solo se puede lograr cuando todos en la comunidad somos felices. Te pondré un ejemplo.

El ejemplo de los niños tribales

Cuando un antropólogo visitaba una aldea describió que un día decidió hacer un pequeño experimento antropológico, al ver el fuerte sentido de comunidad que había allí.

Cogió una cesta y puso golosinas. La colocó en un árbol y les dijo a los niños de la aldea que harían un juego. Trazó una raya y les dijo: ��cuando diga ya, salid a correr hacia el árbol a ver quién se lleva la cesta de golosinas”.

Al decir ya, los niños salieron corriendo cogidos de la mano y fueron todos juntos. Luego compartieron los caramelos para que todos tuvieran.

Cuando el antropólogo les preguntó por qué no intentaban competir y conseguir todos los dulces, uno le explicó: ¿cómo vas a disfrutarlos si los demás no tienen y están tristes?

Si esa cultura estuviera fuertemente arraigada en el mundo, seguramente ese mundo sería otro. Quizá más ingenuo, quizá se hubiera conseguido menos logros que el ansia de competencia ha permitido alcanzar.

Cómo puedo practicar el Ubuntu

Para abrazar el Ubuntu y encontrar la felicidad a través de esta filosofía podemos seguir estas cuatro líneas de pensamiento, que deben ser los que dirijan nuestras acciones en el futuro:

  • Todos somos de la misma familia. Has de ver a la gente como parte de la misma familia humana. Incluso aquellas personas con las que no coincides en nada. Intenta ponerte en su mente. Entender sus razones. No los conviertas en una caricatura. Si solo piensas que son malos y los simplificas en eso porque piensan distinto, los caricaturizas. No podrás ver que ellos también tienen unos motivos, equivocados o no, para que crean y actúen como actúan.
  • Abrir los corazones. Estar dispuestos a compartir y a pensar que hay mucha más gente como nosotros. Una persona hoy tan odiada como Putin tiene muchos seguidores, gente que piensa que tiene razón y le abre su corazón a él. ¿Qué les mueve? No podemos hacer nada para parar la guerra de Ucrania, pero sí dar pequeños pasos. Apoyar a tu comunidad es uno.
  • Crear lazos fuertes. Si creamos lazos fuertes con nuestra comunidad seremos más fuertes para crear lazos fuertes con una comunidad mayor. Así poco a poco crecerá nuestro poder de amor y unidad.
  • Buscar el bien común y trabajar por la felicidad de todos, no solo de nosotros mismos. Sí, es justo lo contrario de la sociedad liberal capitalista más radical. Pero es que ni esa ni el comunismo extremo, que acaba en dictaduras, han conseguido nunca crear felicidad duradera en las sociedad.

Basta con ser un buen ciudadano

No parece fácil conseguir estas metas. Fíjate que en África, cuna de esta filosofía, no han conseguido evitar las guerras. El hambre y la pobreza no han desaparecido. Sudáfrica está unida pero es un país que no ha conseguido que el ejemplo de Nelson Mandela creara un mundo mejor. Por supuesto que lo admiramos. Pero eso solo no basta.

El coach James Clear, autor de uno de los libros más vendidos de autoayuda a nivel mundial, ‘Hábitos atómicos’, ha propuesto una opción para adaptar el Ubuntu a nuestro mundo real:

Fíjate en tus hábitos diarios y ponlos en perspectiva. Podrás ver que sí son parte de un bien común. No lo estás haciendo tan mal. Por ejemplo, algunos de nosotros se ejercitan para perder peso y estar saludables. Otros se esfuerzan por ganar músculo y sentirse más felices.

Pero independientemente de nuestras actividades individuales, siempre somos un equipo que avanza hacia la grandeza -asegura este autor-. Somos un grupo de personas en la búsqueda de hacer que el mundo sea mejor, no solo diferente. Nos apoyamos mutuamente.”

Encontramos valor en la comunidad: “La felicidad proviene de combinar lo que amamos hacer con algo que sea significativo”, añade.