Los psicólogos revelan las tres principales razones para seguir juntos y felices (incluso si ya no se está enamorado)

Las relaciones de pareja no siempre necesitan un profundo enamoramiento para seguir felices juntos. Los expertos explican que hay otros tipos de lazos fuertes y que nos proporcionan bienestar. A veces incluso son mejores que el amor y la pasión.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

Pareja en Barcelona

Hay parejas pueden seguir felices sin necesidad de estar enamoradas.

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Pocas emociones hay más fuertes y poderosas como el enamoramiento. Esas cosquillas en el estómago, esa sensación de felicidad constante, ese subidón de hormonas que te hacen latir el corazón y que casi no te dejan ni respirar. El amor es una droga. Esa sensación maravillosa se ha de ir apaciguando con el tiempo. Nada dura para siempre.

A partir de ahí las parejas entran en diferentes fases. Algunas no aguantan el examen de seguir sin esa pasión inicial y la realidad de sus diferencias hace que se separen.

Otras parejas se van amoldando a las nuevas circunstancias. Pero si ese amor cada vez es más pequeño y la relación se alarga, ¿hasta cuándo hay que hacerlo durar?

Pistas para saber si debo continuar

No hay una sola respuesta. En verano, durante las vacaciones suele ser una época en la que estas dudas resurgen. Pasamos más tiempo juntos. Puede haber más roces y nos cuestionamos la relación. ¿Qué hago con esta persona si ya no siento lo que sentía?

Lo que nos explican los psicólogos es que no tenemos que martirizarnos por no sentir ya amor en la pareja. Hay otras cosas que unen y que son poderosas. A veces incluso más satisfactorias y que dan una felicidad más saludable que aquel subidón del amor inicial.

Un estudio de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, investigó los motivos que podían llevar a una pareja a decidir romper o no. Los resultados de la investigación no sorprendieron. Las parejas que llevaban más tiempo juntas eran las que tenían más reticencias a romper los lazos.

  • Había tres motivos que impulsaban a seguir: la inversión hecha en la pareja, el sentimiento de compromiso con la familia y la intimidad emocional.
  • Los tres motivos que se pudieron para confirmar que no querían seguir eran: las diferencias de personalidad, la perdida de confianza o infidelidades y que ya no es un apoyo.

No todos los motivos para seguir son igual de correctos. Estas son las tres razones que mantienen una relación feliz incluso cuando ya no estás enamorado.

Una relación de amistad y compañerismo

A veces las relaciones se convierten en una amistad profunda y significativa que es valiosa en sí misma. Las amistades también son amor, de otro tipo. “Existe el amor sin enamoramiento y puede ser igual de bonito que teniéndolo”, confirman las especialistas del grupo Elite Psicólogos.

El amor de esta otra etapa es una manifestación de cariño diferente como puede ser la que sintamos por un familiar. Esta persona, sobre todo si además compartimos hijos, forma parte de nuestra familia.

Hay amistades que son más importantes que nuestros propios familiares. Y lo son porque son las que hemos elegido nosotros, no nos vienen dadas al nacer.

La pareja es una de esas amistades. Lo que pasa es que al principio era mucho más porque la pasión te provoca otras reacciones. Ese nuevo estado de relación de amistad no es malo. “Solo que esa sensación ya no es tan intensa y no nos condiciona a estar con esa persona”, apuntan las psicólogas.

Una relación de respeto mutuo

A veces las relaciones funcionan sin necesidad de que coincidan con los cánones. Seguro que has oído la expresión de que cada pareja es un mundo. Si en el mundo en el que vives te sientes bien y te funciona, no tienes necesidad de replanteártelo.

Este tipo de relaciones se basan en el respeto mutuo. En que los dos estás de acuerdo en que las cosas pueden seguir por este camino y que no vais a hacer nada sin el consentimiento del otro. Si el otro está de acuerdo en que busquemos sexo en otra parte, aunque suene a anatema para muchos, es válido si los dos lo aceptáis.

Si el acuerdo es que cada uno viva en su propia vivienda y solo compartáis unos días de convivencia, también puede ser un problema para muchas parejas. Para vosotros no, puesto que así lo habéis acordado.

Recuerda que lo único que rompe este acuerdo es el engaño, el que sientas que no te están respetando o que no estás respetando a tu pareja.

La estabilidad en la vida cotidiana

La relación puede proporcionar estabilidad y seguridad. La otra persona puede ser un apoyo emocional importante, aunque ya no haya una atracción física.  Puede ser reconfortante saber que hay alguien que te entienda y está ahí por ti.

El factor económico no es menor. Si esa persona te ayuda a dar una tranquilidad económica, también se ha de tener en cuenta. Sin embargo, no todos los psicólogos creen en ella. El motivo es que es una razón que con más facilidad puede ser problemática.

Los expertos consideran que si no tienes suficiente dinero para mantenerte fuera de la pareja esa pareja no es equilibrada. Es mejor revisar esa parcela y poner los medios para tener autonomía. Entonces puedes decidir si seguir o no.

Motivos equivocados para seguir

Igual que el apoyo económico puede ser o no un factor que los psicólogos ponen en duda, hay otros motivos que claramente desaconsejan. Lo puso en evidencia el psicólogo neoyorquino Aldrich Chan. Los cuatro motivos equivocados más comunes son:

  • El sentimiento de culpa. “Lo importante es priorizar nuestra felicidad y bienestar”, puntualiza este psicólogo. Sentirse mal y culpable no es un buen motivo para seguir. Eso sí, actúa con tacto para minimizar los daños de la ruptura.
  • El miedo a la soledad. Es un motivo muy habitual, en especial entre los hombres, que son más dados a no cortar hasta no tener otra relación. Este tipo de actitud “genera resentimiento e insatisfacción”, explica Chan.
  • Los hijos. Lo pueden pasar mal por la ruptura de sus padres, pero no tiene que ser un trauma que les marque de por vida. Además, la experiencia demuestra que muchas veces es mejor separarse a que los niños vean un ambiente tenso en casa.
  • La presión social. “Decidir continuar por las presiones de fuera o por lo que dirá la familia no es nada san”, asegura Chan. Los motivos han de estar basados en los sentimiento propios y no en el de los demás.