Escribo este artículo cuando apenas han pasado unos días desde lo que dicen puede ser la mayor catástrofe natural de este siglo en España, la DANA de Valencia, y todavía nos cuesta darnos cuenta de qué ha pasado realmente, reponernos del daño emocional, físico, material (los afectados) y mucho más, saber cómo seguir adelante. Porque la vida sigue, ócomo siguen las cosas que no tienen mucho sentido, como cantaba Sabina. Y así nos sentimos todos más o menos; desubicados, desorientados, sin saber qué hacer ni cómo hacerlo, y cómo ayudar, acompañar, sostener a las personas que lo han perdido todo, y que, aunque suene duro, también les daría igual perder su vida. Sostener la vida. Sostener la muerte. ¿Cómo vivir esos momentos tan difíciles?
No estamos preparados
Es importante recordar que el ser humano no está preparado para vivir estos momentos críticos; así que, por lo que sea y como sea que lo estés viviendo, está bien. Nos vemos inundados de emociones. A veces desde el miedo, el exceso de activación, el bloqueo, el afrontamiento, la huida, el dolor...
En medio de esta experiencia, perdemos la percepción de seguridad, y eso afecta al equilibrio, aumentando el miedo, la incertidumbre, la inseguridad, y nos sentimos vulnerables. Vivimos la experiencia en diferentes fases, y diferentes respuestas en cada fase según cada persona; por tanto, hay tantas formas de vivirlo como personas en el mundo.
Las fases psicológicas de afrontar un desastre
Según investigaron los psicólogos Zunin y Meyers (California,2000), las etapas emocionales de afrontamiento ante un desastre pasan por diferentes fases de forma genérica.
Después del impacto de la catástrofe, donde prevalece el estado de shock, la incredulidad o la percepción de vulnerabilidad, vamos desde la fase heroica donde todos damos más de lo que creíamos poder, a la fase "luna de miel" donde el altruismo, los vínculos y la ayuda a la comunidad guían nuestra vida.
Inmediatamente le sigue la fase de desilusión, donde descubrimos que no todo es tan bonito, y aparece la fatiga física y emocional, y el pesimismo. Aquí es especialmente necesario activar los recursos de salud mental para sostener esta caída de energía.
Y, normalmente pasado el primer año, comienza la fase de reconstrucción, donde intentamos recuperar la vida normal, el orden, la calma, la tranquilidad.
Es interesante conocer estas fases para comprendernos, para apoyarnos emocionalmente y sostenernos en cada una de ellas.
Comprender cómo reaccionas para cuidarte
En esa comprensión de ti mismo, es importante saber que hay personas que reaccionan en modo de supervivencia, activando todos sus recursos, entregándose al 100 % al momento, a la ayuda, especialmente en esa fase heroica, y otras responden con bloqueo emocional y físico, y se pueden quedar paralizadas y aparentemente sin recursos.
Son formas naturales de respuesta, y unas sostienen a otras en diferentes fases; probablemente el que lidera en la fase heroica, agotado, se viene abajo en la fase de desilusión, y quizá ahí es sostenido por el que, en su bloqueo, ha tenido más tiempo para procesar las emociones y tiene más fuerza emocional en ese momento.
En tu proceso, todo está bien
Respetarte es amarte. La forma en la que estés viviendo tu proceso es perfecta. Respetar lo que sientes, tus tiempos, tu naturaleza, no compararte con los demás, es necesario para cultivar tu bienestar y calma, en medio de la tormenta.
No hay un manual estándar de cómo se tiene que vivir un momento difícil; tu forma de vivirlo es tuyo, por tanto, válido para ti. Recuerda pedir ayuda como forma de autoamor y autocuidado.