La felicidad es un concepto abstracto, un objetivo impreciso, pero al que todos aspiramos. Queremos ser felices. La declaración de independencia de los Estados Unidos ya establecía la búsqueda de la felicidad como uno de los derechos básicos de sus ciudadanos.
Y no hay que irse tan lejos. En los últimos cinco años, “cómo ser feliz” ha sido una de las principales búsquedas en Google. Eso demuestra que es un anhelo que compartimos en todo el planeta. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que no somos especialmente buenos a la hora de saber qué nos hace felices.
Lo ha puesto en evidencia la doctora de Harvard Aditi Nerurkar, una de las mayores expertas en la investigación del estrés. Resulta que hay dos tipos de felicidad. “Cada una utiliza zonas diferentes del cerebro y una es más duradera que la otra”, describe la doctora.
Cuáles son los dos tipos de felicidad
La doctora Nerurkar explica en su libro ‘Los 5 cambios antiestrés’ (Editorial Zenith) que buscar la felicidad es una manera de luchar contra el estrés. Nos hará entender lo que realmente queremos en la vida. Define los dos tipos de felicidad:
- La felicidad hedónica: es la que se centra en el placer y el consumo. No se trata de dinero, porque puede ser un objeto barato, sino cómo me hace sentir tenerlo. En esos momentos el cerebro se inunda de dopamina, la hormona del placer, y sientes un subidón instantáneo de alegría.
“En pequeñas dosis la felicidad hedónica desempeña un papel vital para el bienestar psicológico”, explica la doctora. Sin embargo, en dosis mayores o más frecuentes pierde su atractivo. Te acostumbras. La gente a la que le ha tocado la lotería, en poco tiempo vuelve a perder la alegría inicial.
- La felicidad eudaimónica: no se centra en la alegría, sino en el sentido y el propósito. Los humanos vamos por la vida buscando un propósito. Eso lo hace más duradera. No hemos de preocuparnos de que los efectos sean pasajeros porque no existe una adaptación cerebral a esta felicidad. Podemos pasarnos la vida buscando propósitos.
“Has tenido muchas experiencias eudaimónicas en tu vida, solo que no las has llamado así. Piensa en las experiencias que te aportaron un sentimiento de satisfacción serena”, ejemplifica la experta de Harvard.
Por qué es mejor la felicidad eudaimónica
La felicidad es una construcción psicológica que nos hemos creado. Bajo ese constructo genérico lo que buscamos son momentos de alegría acompañados de otros de bienestar y calma emocional. Eso es precisamente lo que da la felicidad eudaimónica.
La palabra viene del griego. Eudaimonia significa “estado de satisfacción con uno mismo en la vida”. Las experiencias eudaimónicas te aportan un sentido de pertenencia, conexión y altruismo.
“Donar tu tiempo por una causa, la jardinería, aprender a tocar un instrumento, pintar son solo algunos ejemplos de lo que puede proporcionar una experiencia feliz desde un punto de vista eudaimónico”, describe la doctora.
Un estudio de 2013 evaluó a 80 personas a partir de su bienestar hedónico y eudaimónico. Observaron que el segundo se vinculaba a una respuesta antiviral y mejora de las defensas más acusada, también tenían niveles más bajos de los marcadores inflamatorios.
Incluso había cambios en los genomas (la codificación del ADN). Pasaba justo lo contrario a los que solo buscaban felicidad hedónica. La conclusión de los investigadores es que “el genoma humano es mucho más sensible a las distintas formas de alcanzar la felicidad que las mentes conscientes”.
Qué hacer para conseguir la felicidad
El resumen no es que nos pongamos la capa de santo y vayamos por el mundo repartiendo nuestros bienes y haciendo bondad. O nos dediquemos a meditar y a las aficiones que nos provocan satisfacción intelectual. Seamos realistas.
“Después de una dura semana de trabajo lo único que quiero es complicarme la vida lo menos posible: por ejemplo, pedir comida para llevar y darme un atracón de series”, admite la doctora Nerurkar.
No hay nada malo en eso. Sabes que no te proporcionará una felicidad duradera pero sí te proporcionará una satisfacción breve e instantánea, que es justo lo que necesitas. “Las experiencias hedónicas desempeñan un papel legítimo y valioso”, escribe la doctora en ‘Los 5 cambios antiestrés’.
Por tanto, lo ideal sería encontrar un equilibrio entre la búsqueda de experiencias hedonistas, para obtener gratificación a corto plazo, y experiencias eudaimónicas, que nos aporten sentido y bienestar a largo plazo.
“Ambos tipos de felicidad añaden valor a la vida, pero solo uno tiene beneficios sostenibles para el cerebro y el cuerpo”, concluye la doctora Nerurkar.