“No es lo que dices, sino cómo lo dices”: la frase de cabecera de las personas con inteligencia emocional según los psicólogos

El mensajes que queremos transmitir se recibe mucho de forma más clara y acorde a lo que queremos decir si nos recordamos esta simple frase antes de empezar a hablar. Los mejores expertos en comunicación lo tienen presente.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Actualizado a

conversación

Hay que decirse una frase para asegurarse de que te entenderán bien.

iStock

Antes de decir algo, piensa un momento. Hay una frase comúnmente atribuida a Abraham Lincoln, aunque es probable que sea de tradición popular y que conviene no olvidar: “Es mejor estar callado y que te tomen por tonto a empezar a hablar y disipar cualquier duda.”

Las personas inteligentes, que controlan sus emociones y se hacen respetar, mesuran sus palabras. No hablan sin parar, sino que tienen presente a quién hablan y cómo le hablan.

Si puedes decir algo en una frase no la digas en dos. Y si al decir algo vas a hacer daño, vuelve a pensar si es útil decirlo.

Uno de los mejores expertos en comunicación, el psicólogo y antropólogo Albert Mehrabian, de la Universidad de California, expuso en los años setenta toda una teoría sobre el lenguaje que aún hoy estudian y siguen los líderes de opinión y los principales comunicadores.

Qué hemos de tener en cuenta al hablar

El profesor Mehrabian planteó toda una serie de experimentos para comprobar cómo se organizaba el lenguaje. Cómo comunicábamos y qué parte de esa comunicación entendía el receptor del mensaje. Fruto de esos trabajos salió la teoría del 7-38-55.

Esta teoría establece que gran parte de lo que decimos no se recibe a través de las palabras sino de todo lo que lo acompaña, el tono, la postura, el ambiente que nos rodea. Es lo que se conoce globalmente como lenguaje no verbal.

Mehrabian puso cifras a esa comunicación no verbal. Dijo que representaba nada menos que el 93% de la información que recibía la otra persona. Lo dividió de la siguiente manera: un 7% son las palabras que dices, un 38% es el tono y el ritmo con el que lo dices, y un 55% es lo que refleja tu cara, tus gestos, tu postura y tu aspecto general.

Una visión tan radical y cuantificada tuvo sus detractores, pero aún son muchos los que no la creen exagerada. Incluso otro teórico de la comunicación, el semiólogo canadiense Marshal McLuhan, aportó por la misma época más datos: el medio en el que hables es igualmente importante.

En su momento, McLuhan pensaba en la radio o la televisión. Hoy incluiríamos todas las redes sociales. Hay medios que ya se califican de mentirosos y de difundir noticias falsas directamente.

Qué frase has de decirte antes de hablar

Toda esta teoría se resume en una frase que planteó el profesor Mehrabian: “No es lo que dices, sino cómo lo dices”. Esta frase se la repiten los grandes oradores antes de salir a hablar. Saben que cualquier pequeño detalle puede tergiversar sus palabras o hacer que se olviden.

Seguro que lo has experimentado alguna vez. Hay infinidad de ejemplos:

  • Una distracción. Tu interlocutor te está hablando en la mesa y tú solo te fijas en que tiene un resto de comida en el diente, sin escuchar lo que dice.
  • Un gesto falso. Te hablan con palabras amables y lo único que percibes es una sonrisa falsa y la sensación de que te mienten o te intentan engañar.
  • Una voz molesta. Te dicen algo en un tono de voz alto que te molesta e irrita, lo que hace que desapruebes a esa persona, aunque su comentario no es en absoluto hiriente.

Podríamos seguir: un persona con apariencia que nos hace sospechar, alguien que nos habla demasiado cerca o tocándonos y nos incomoda, alguien con una risa especialmente agradable… Todo va a hacer que percibamos el mensaje de diferente manera.

¿Siempre es tan importante el modo de hablar?

Las personas con buena inteligencia emocional saben todo esto y lo aplican. Es muy efectivo. Los estudios que se han hecho han mostrado que el lenguaje se recibe mucho más claro y acorde a lo que quería el hablante cuando tenía muy presente la frase “no es lo que dices, sino como lo dices”.

Eso es también la principal crítica que se le hace al profesor Meharabian. Se considera que su teoría es buena cuando el mensaje tiene un componente emocional.

En los casos en los que se dan informaciones más frías, como una lección de matemáticas, por ejemplo, la comunicación no verbal no tendría que ser tan importante.

Para nuestro propósito estos matices tienen poca importancia. La mayoría de lo que comunicamos en el día a día tiene un componente emocional. Así que la teoría es plenamente válida.

Diez consejos para hablar mejor

A partir de esta famosa frase, puedes deducir numerosos ejemplos prácticos, para que tu comunicación sea fluida. Te damos diez consejos que conviene tener presentes:

  1. Mantén contacto visual: esto muestra confianza y ayuda a establecer una conexión. Si no sabes donde mirarle para no distraerte, hazlo justo entre las cejas. El otro percibirá que le miras a los ojos.
  2. Sé claro y conciso: evita divagar y asegúrate de que tus mensajes sean fáciles de entender.
  3. Haz gestos positivos: los brazos cruzados se interpretan como rechazo. Asiente al escuchar y muéstrate relajado.
  4. Recuerda ante quien hablas: ajusta tu lenguaje a tus interlocutores.
  5. Evita distracciones: tener el móvil ante ti da la impresión de que habrá cosas que te interesen más que la conversación. Ya no te digo si encima lo vas mirando mientras hablas.
  6. Modula el tono de voz: claro, pero no muy alto. Recuerda que con el tono puedes mostrar cinismo o ironía, que cambia por completo el significado de lo que dices.
  7. Vigila la postura: una persona muy erguida da sensación de prepotencia, muy agachado puedes parecer apocado, inseguro y hacer que duden de ti.
  8. Practica regularmente: la comunicación es una habilidad que mejora con la práctica, así que busca oportunidades para practicar.
  9. También escucha: aprende a escuchar y que el otro sienta que te interesa su punto de vista. De lo contrario, te verá como un egoísta y actuará igual.
  10. Sé empático: intenta entender el punto de vista del otro. Será más fácil el diálogo.