“¿Dónde estás poniendo el foco?”, se pregunta el doctor Mario Alonso Puig, gran experto divulgador de salud. “El foco tiene que estar siempre en ganar, nunca en no perder.”
Este doctor recalca que si tu enfocas en una dirección, irás en esa dirección. “El foco no se te puede ir a la cabeza, si el diálogo te dice lo poco que vales, lo difícil que es el mundo y que no hay oportunidades para ti”, advierte este médico.
Ese diálogo negativo va a acabar repercutiendo en todo, también en tu salud física, porque cuerpo y mente están muy entrelazados. Los pensamientos negativos constantes y las preocupaciones generan exceso de cortisol, la hormona del estrés. Entre otras repercusiones esa hormona hace más probable que se active la migraña.
Cómo nos afecta el diálogo negativo
La manera en la que el diálogo negativo te afecta empieza en tu manera de afrontar la vida. Si el foco se pone en que la vida no te da oportunidades y te lo dices constantemente, será verdad. No tendrás ninguna oportunidad.
“Y no será porque la vida no te la ofrezca, sino porque tu representación interna se encargará de destruir cualquier oportunidad que te surja”, dice el doctor Puig.
Te dirás que tú no vales para eso. Que es inútil probar si sabes que no vas a conseguirlo. El miedo te atenaza y te hace creer que es mejor no intentarlo para no tener luego decepciones.
Ese diálogo negativo también repercute en tu salud. El estrés constante y los pensamientos negativos pueden desajustar el cuerpo y el sistema inmune. Baja tus defensas. Reduce tu energía. El doctor no apunta directamente a que provoque migrañas, pero otros expertos sí aseguran que es uno de los factores desencadenantes.
Cómo se relaciona pensamiento y migraña
Las palabras que nos decimos activan procesos mentales muy significativos. Por ejemplo pueden activar los mecanismos del miedo en sentido positivo o negativo. “Científicos de Harvard han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas pueden reducirse un 80%”, explicaba el doctor Puig.
La buena noticia es que podemos actuar. Podemos cambiar nuestro pensamiento. Podemos cambiar el foco y convertirlo en positivo. También se aprende a ser optimista. “El foco hay que entrenarlo”, señala el doctor.
Nuestro cerebro es maleable. Puede adaptarse y reorganizarse. Es lo que se conoce como plasticidad. Los estudios más recientes han demostrado que esa neuroplasticidad no ocurre solo en la infancia, sino que se extienden toda la vida.
Hoy se sabe que los pacientes de migraña tienen las conexiones alteradas en una zona del cerebro, la corteza prefrontal. “Es la zona anatómica de las emociones positivas”, dice el doctor. Si actuamos allí podemos alterar la percepción del dolor.
Qué decirte para evitar las migrañas
El doctor Puig apunta varias maneras que tenemos de potenciar cambios en el cerebro que ayuden a mitigar ese dolor:
- Quiérete. No te juzgues tanto ni tan duramente. Confía más en ti y no te digas que tú no puedes. Si lo intentas y fallas, aprende del error, pero no te digas que estás por debajo del reto. Es algo especialmente importante que muchas mujeres han de recordar. Ellas, por un enseñanza y cultura, tienden a creer más a menudo que no están a la altura.
- Sé positivo. “Podemos entrenarnos para buscar el lado positivo de las cosas, aprender a ser optimistas”, insiste el experto. Para ello hemos de esforzarnos en seguir esos pensamientos. No te obsesiones con el pasado y los errores ni en el miedo del futuro. Mira el presente y concéntrate en él.
- Pon sentido del humor. Tómate la vida con menos seriedad. Ríete más. Busca cosas que te hagan gracia. Ayudarás a desestresarte y reducirás el riesgo de migrañas.
- Sonríe. También hay que esforzarse por acordarnos de sonreír a la gente y la gente te sonreirá. Una sonrisa sincera. Eso también es un hábito que has de acordarte de hacer. Cuando sonríes la zona prefrontal del cerebro se activa.