La vida está llena de pequeños actos cotidianos. Pequeñas decisiones que debemos tomar a lo largo del día que definen como somos en realidad. Está en esos pequeños detalles la prueba más fiel de quienes somos, qué consideramos correctos y hacia donde se inclina nuestra brújula moral.
Así lo explica María Esclapez haciendo alusión a la teoría del carro de la compra del supermercado. Sencilla, pero muy eficaz para medir qué tipo de persona eres, o qué tipo de personas nos rodean. ¿Preparada para detectar hacia donde se inclina tu medidor de empatía?
El carrito de la compra
Todo empezó con una pequeña broma. María Esclapez subió a sus redes sociales una foto de un carrito de supermercado abandonado, una escena que todos estamos acostumbrados a ver en nuestro día a día. Junto con la fotografía, una frase. El nivel de empatía de la gente se mide en carritos de la compra abandonados en el parking del supermercado.
Tras un aluvión de mensajes, la psicóloga se dispuso a explicarnos la interesante teoría del carrito del supermercado, una forma muy eficaz de saber si estamos en presencia de una persona empática y responsable, o de alguien cuya brújula moral parece descalibrada.
¿Por qué el carrito de supermercado?
Son muchas las ocasiones que tenemos a lo largo del día de demostrar de qué pasta estamos hechos. Muchas pequeñas decisiones, las que, al final de la jornada, pueden hacernos sentir orgullosos o decepcionados de nuestros actos. Pero el acto de llevar el carrito del supermercado a su lugar tiene algo que pocas acciones cotidianas tienen.
La psicóloga nos explica los tres puntos que diferencian a esta tarea de otras y que, por tanto, convierten al carrito de la compra en el mejor indicador de moralidad, bondad y empatía que tenemos en nuestra sociedad.
Para empezar, se trata de una tarea sencilla, muy cómoda y que todos podemos identificar como lo correcto y lo adecuado. No es necesario tener conocimientos avanzados ni grandes recursos para devolver el carrito a su sitio, y nadie podría discutir sobre las implicaciones morales del acto en sí. Todos sabemos que es lo que hay que hacer, sobre eso no cabe debate alguno.
En segundo lugar, no hay muchas excusas que nos impidan devolver el carrito de la compra a su sitio. Salvo emergencias muy particulares, se trata de una tarea que apenas ocupa tiempo y que puede hacerse sin complicaciones. Por lo que no hay muchas formas de excusarnos con una causa justificada.
Para acabar, y quizá sea lo más importante, es que es un acto que no genera ninguna consecuencia. Dejar el carrito abandonado no es ilegal, no conlleva una multa y, desde que muchos supermercados eliminaron el clásico carrito con moneda, no conlleva ninguna pérdida abandonarlo. Tampoco genera ninguna recompensa positiva. Nadie va a premiarte ni felicitarte por llevar el carrito de nuevo a su sitio.
Y es por todo esto que el acto de llevar el carrito del supermercado se revela como un acto sencillo y cotidiano que depende por completo de la voluntad de la persona en sí misma.
¿Qué tipo de persona eres según la teoría del carrito de la compra?
Esta teoría que nos explica María Esclapez mide la moralidad y la capacidad de las personas de autogobernarse. Así pues, se presenta como la situación perfecta para ver si alguien hace lo correcto sin que se le obligue, solo por su bondad.
Si eres de los que siempre lleva el carrito de la compra a su sitio, es muy probable que seas una persona empática, con sentido de la moralidad y capacidad para gobernar tus decisiones.
Por el contrario, si sueles abandonar el carrito de la compra, puede que estés encontrando dificultades en uno de estos tres puntos. Quizá no entiendes el valor del acto o lo que significa para otras personas que devuelvas el carrito a su sitio, puede que le hayas quitado importancia al acto de devolverlo a su rial o quizá fallas en el punto de la disciplina.
Ahora solo te queda observar a tu alrededor y preguntarte, ¿estás rodeada de personas que devuelven el carrito a su sitio, o de personas que lo abandonan en el parking del supermercado?