Si te dieran a elegir entre tristeza, ansiedad y melancolía o alegría, amor y satisfacción es fácil imaginar con cuáles te quedarías. Sin embargo, todos estos estados de ánimo son importantes y forman parte de nosotros. Todos los creamos nosotros mismos y nos son útiles en determinados momentos.
Lógicamente, hemos de intentar priorizar los estados de bienestar para tener una vida más placentera. ¿Y cómo lo conseguimos? Como dijo un sabio budista “tú decides ser feliz.” En la búsqueda de estos momentos de placer juegan un papel fundamental las llamadas hormonas del bienestar o la felicidad. Seguro que hay oído hablar de ellas: la oxitocina, la dopamina, endorfina o la serotonina.
Son mensajeros que nuestro cuerpo produce de manera natural y que influyen directamente en nuestro estado de ánimo, energía y percepción de la vida. La buena noticia es que hay fórmulas bien conocidas de activar estas hormonas. Vamos a explicarte cómo hacerlo.
Qué son las hormonas y dónde están
Para conocer bien el mecanismo que estamos a punto de poner en marcha, empecemos por explicar qué son las hormonas. Nuestras células se relacionan mediante conexiones bioquímicas. Las hormonas son mensajeros. Son sustancias bioquímicas que el cuerpo utiliza para comunicarse entre sus diferentes sistemas.
Las hormonas se crean en el sistema endocrino. El sistema endocrino está compuesto por una serie de glándulas, como la pituitaria o la tiroides. Cada glándula está encargada de crear las unas hormonas específicas con una función determinada.
Las hormonas viajan a través del torrente sanguíneo hacia órganos y tejidos, regulando procesos biológicos. Por ejemplo, las hormonas del crecimiento se activan en la infancia y adolescencia para decir a las células de los huesos y tejidos que hay que acelerar la producción.
Otro ejemplo, el cortisol, conocida como hormona del estrés, se libera en situaciones de tensión y prepara al cuerpo frente amenazas, aumentando el ritmo cardíaco y la capacidad de crear energía para huir.
Cuáles son las hormonas de la felicidad
Las hormonas de la felicidad forman parte de los llamados neurotransmisores. Son mensajeros que llevan información principalmente al cerebro y al sistema nervioso central para regular emociones.
- Dopamina. Conocida como la "hormona del placer", la dopamina juega un papel clave en el sistema de recompensa del cerebro. Se libera principalmente en el hipotálamo, y actúa en regiones del cerebro responsables de las sensaciones de placer y motivación.
- Serotonina. Apodada la "hormona del bienestar", la serotonina se produce en el tronco del encéfalo y también en gran parte en el sistema digestivo, a través de la microbiota. Regula nuestro estado de ánimo, y provoca sensaciones relajantes que ayudan a controlar el apetito, el sueño y la concentración y memoria.
- Oxitocina. Denominada la "hormona del amor" o "de los vínculos sociales", se crea en el hipotálamo y se almacena en la glándula pituitaria (situada en la base del cerebro). Se libera en momentos de contacto físico, como abrazos, caricias o el acto de dar a luz y amamantar. Provoca sensación de alegría. También se relaciona con la sensación de autoconfianza y seguridad.
- Endorfinas. Las endorfinas, conocidas como los analgésicos naturales del cuerpo, porque al liberarse bloquean los receptores del dolor y el estrés provocando sensación de alivio. Son producidas principalmente en la glándula pituitaria y el hipotálamo. Actúan sobre los receptores opioides del cerebro, generando sensaciones de euforia y alivio.
Cómo activar las hormonas de la felicidad
Las investigaciones científicas y la experiencia vital han permitido establecer qué mecanismos consiguen que se activen estas hormonas y consigamos llenarnos de sensaciones positivas. Algunas actividades tienen la capacidad de estimular simultáneamente varias hormonas. Las más importantes son:
- Ejercicio físico: actividades como correr, bailar o practicar yoga aumentan los niveles de endorfinas, dopamina y serotonina. Por eso habrtás comprobado que el ejercicio regular mejora el estado de ánimo y reduce el estrés.
- Interacciones sociales: conversar, compartir momentos con amigos o familiares y participar en actividades grupales estimulan la oxitocina, la serotonina y la dopamina.
- Meditación y mindfulness: estas prácticas de concentración fomentan la liberación de serotonina y endorfinas, promoviendo la calma y el bienestar.
- Dormir bien: un sueño reparador regula la producción de serotonina y dopamina, ayudando a mantener un estado de ánimo equilibrado.
- Ser agradecido y tener actos de bondad: reflexionar sobre cosas por las que estamos agradecidos o realizar actos altruistas aumenta la serotonina y la oxitocina.
- Masajes: es bien sabido que son agradables y muy disfrutables. A nivel hormonal ayudan a segregar serotonina y dopamina.
Qué hacer para activar la dopamina
La dopamina se activa cuando experimentamos actividades y situaciones que nos proporcionan placer. Hemos de tener cuidado porque esas actividades no siempre van a ser positivas.
- Fija metas alcanzables y disfruta del proceso de lograrlas; realiza actividades creativas o desafiantes: un reto en un ejercicio o resolviendo un crucigrama.
- Aprender algo nuevo: adquirir conocimientos y habilidades: aprender un idioma.
Algunos alimentos poco saludables, pasteles por ejemplo, pueden activarla también aunque luego nos provoque otros malestar. Las redes sociales también incitan a una satisfacción vacía que nos obliga a seguir en busca de más dopamina.
- De manera artificial: algunos suplementos como la L-tirosina pueden potenciar la producción de dopamina, aunque siempre deben consumirse bajo supervisión médica.
Qué hacer para activar la serotonina
Es importante que tengamos unos buenos niveles de serotonina porque de lo contrario hay más riesgo de depresión y otras enfermedades psiquiátricas.
De manera natural conseguiremos buenas dosis de serotonina:
- Exponiéndonos a la luz solar y al aire libre. Se calcula que al menos hemos de estar un cuarto de hora o veinte minutos. También
- Consumiendo alimentos ricos en triptófano (como plátanos, nueces y pescado).
- De manera artificial: medicamentos específico se utilizan para tratar la depresión y mejorar los niveles de esta hormona.
Qué hacer para activar la oxitocina
De manera natural casi cualquier actividad social placentera es una fuente de crear oxitocina. Todos los actos de amor redundarán en su aumento:
- Abraza a tus seres queridos, mantén contacto visual en conversaciones significativas y disfruta del tiempo con tus mascotas.
- Comparte actividades con personas que quieras. Hacer una excursión juntos, salir a comer o preparar la comida juntos.
- De manera artificial: se han desarrollado aerosoles nasales con oxitocina para investigaciones específicas, aunque su uso fuera de contextos clínicos no está ampliamente aprobado.
Qué hacer para activar las endorfinas
De manera natural hay varias actividades específicas para incentivar las endorfinas y que se te olviden todos los males.
- El humor: ríe con amigos o ponte algunas película cómicas.
- Escucha música que te inspire o que te emociones. Tus temas favoritos, ya sean románticos o alegres, son una manera fantástica de estimular las endorfinas.
- Prueba comidas picantes o el chocolate negro porque también ayudan a segregarlas.
- De manera artificial: algunos analgésicos pueden estimular la liberación de endorfinas, pero deben usarse con precaución para evitar dependencia.
Los pros y contras de activar las hormonas
Las hormonas de la felicidad no se han de considerar simples sustancias químicas que nos alegran. Representan un delicado equilibrio que conecta mente y cuerpo. Y la mente es más compleja.
Al adoptar hábitos saludables y fomentar actividades que promuevan su liberación, podemos mejorar significativamente nuestra calidad de vida.
Sin embargo no es bueno obsesionarnos en estar permanentemente buscando métodos para estimularlas. Los juegos de azar son una fuente de dopamina igual que las redes sociales, pero tienen riesgo de enganche.
Y hemos de tener mucho cuidado en emplear medicamentos. Al final del día, la verdadera felicidad radica en la armonía entre nuestras acciones, emociones y relaciones.