Cómo practicar el Shoshin: el método japonés para ver las cosas con los ojos de un niño y ser más feliz

La mentalidad japonesa es una fuente inagotable de sabiduría y bienestar emocional. Conceptos como el Shoshin, aplicados en el día a día, tienen el poder de sumar felicidad a tu vida.

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

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Adoptar una actitud humilde y abierta ayuda a crecer como persona.

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La búsqueda de la felicidad es, sin duda, el mayor anhelo del ser humano en cualquier época de la historia, y la que vivimos en la actualidad no es una excepción. Desde filosofías construidas por ilustres pensadores hasta las propuestas más inverosímiles nacidas y difundidas en las redes sociales, es posible encontrar infinidad de métodos cuya práctica parece que nos acerca al bienestar emocional, o al menos, eso es lo que prometen sus autores.

Con el ánimo de hallar ese camino hacia la felicidad, exploramos un concepto extraído de la filosofía zen. Se trata del shoshing. Este término, empleado en la religión budista fue acuñado por el monje zen Shunryu Suzuki en su libro Zen mind. Begginner's Mind, (Mente Zen. Mente de principiante), publicado en 1970. La esencia de este concepto se podría resumir en la necesidad de abandonar la arrogancia y la actitud de creer que lo sabemos todo y adoptar la predisposición del aprendiz o del niño que quiere aprender y que no se avergüenza de evidenciar su ignorancia. 

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La mirada de un niño

Una de las frases pronunciadas por el progenitor del shoshin que ayuda a entender mejor la filosofía que sustenta es: "En la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la del experto, muy pocas". Con estas palabras el monje zen defiende la idea de que cuando queremos aprender, independientemente de la edad que tengamos, tenemos por delante todo un abanico de futuribles, mientras que si mantenemos una actitud de experto (lo seamos o no), estaremos limitando nuestra realidad, nuestras posibilidades de crecer, de desarrollarnos, de experimentar y, en definitiva, de ser felices. 

Por tanto, lo que en occidente llamamos "salir de nuestra zona de confort", es decir, aventurarnos a dejar a tras lo seguro, las rutinas conocidas, el modo de hacer las cosas que ya dominamos, es la mejor manera de llenar nuestra existencia de ilusión, energía y ganas de vivir.

Esa mirada de principiante se asemeja a la mirada de los niños, ya que, es en la infancia cuando la curiosidad por saber qué es y cómo funciona todo lo que nos rodea es infinita. Tanto es así, que en la mayoría de los casos no tenemos ningún reparo en formular tantas preguntas como sea necesario para saciar nuestra sed de conocimiento. 

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Con el paso de los años, esa necesidad de conocimiento nuevo propio de la infancia, y la valentía del que pregunta sin vergüenza se van diluyendo. Es en ese momento cuando más falta hace aplicar la filosofía shoshin, o dicho de otro modo, recuperar la curiosidad, dejar a un lado la arrogancia del que cree saberlo todo y dejarse enseñar por los demás. 

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Mantener la curiosidad es clave para el crecimiento personal.

La creencia de pensar que estamos en posesión de la verdad y lo que es peor, de que no necesitamos saber nada más, es lo que nos condena a tener una vida "pequeña", carente de estímulos, de alicientes y de satisfacciones, lo que conduce a una vida mediocre desde el punto de vista emocional. Una vida a la que le hace falta una actitud más shoshin que le abra los ojos y la mente de nuevo, como cuando era un niño y disfrutaba con cada conocimiento nuevo que adquiría.

Ahora bien, la idea no es volver a la niñez y dejar a un lado lo que implica ser adulto, sino recuperar a nuestro niño interior, aquel que hacía preguntas y que se sorprendía con cada respuesta. Esa actitud shoshin es la que tienen las personas felices, las que se ilusionan cada día por seguir adelante para disfrutar de todo lo que les ofrece el camino, sin pensar en la meta.

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El shoshin en la vida cotidiana

Conocido el significado del shoshin y cómo puede ayudarnos a llevar una vida más plena y feliz, la cuestión ahora es cómo podemos aplicarlo en el día a día. Estas son algunas de las sugerencias de Shunryu Suzuki para ello:

  • Dejar de querer ganar todas las discusiones. El orgullo o la cabezonería, muchas veces nos llevan a querer tener la razón en cualquier discusión, ya que entendemos, que de esa manera quedamos por encima de los demás, y eso, nos hará sentir mejor que no hacerlo. Sin embargo, el shoshin lo que dice es que sería mucho mejor abandonar esa actitud y escuchar las opiniones de los demás con atención y humildad.
  • Preguntar más. Ligado al consejo anterior, otra sugerencia es tratar de conocer y profundizar acerca de cualquier asunto a través del diálogo. Adoptar una posición de humildad y de reconocimiento hacia nuestro interlocutor es clave para crecer como persona.
  • Admite tu desconocimiento. Cuanto más sabemos sobre cualquier tema, más nos damos cuenta de lo mucho que nos queda por aprender en ese área. Suele pasar que al adquirir los primeros conocimientos sobre un tema, tenemos la sensación de haber aprendido mucho, y que a medida que avanzamos, descubrimos que somos unos novatos con un largo camino por delante. La cuestión es que ser conscientes de ese desconocimiento y mantener las ganas de progreso, son claves para garantizar la satisfacción personal y, en último término, dar un paso más hacia la plenitud y la felicidad.