La IA ya permite detectar una enfermedad por los rasgos faciales

¿Nos ayudará la Inteligencia Artificial a tener una vida más larga? Hay quienes auguran que sí y ya la llaman la fuente tecnológica de la juventud. Las posibilidades parecen ser muchas, pero será necesario establecer cómo y con qué fin la usamos.

Manel Esteller
Dr. Manel Esteller

Catedrático de genética

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primer plano mujer sonriente
ISTOCK

Ni todos están de acuerdo en utilizarla ni su potencial es, de momento, tan grande como algunos prometen, pero lo que está claro es que la Inteligencia Artificial o IA llegó para quedarse. Tendrá que regularizarse porque, poco a poco, irá modificando nuestra forma de vivir y de cuidarnos.

  • Es una herramienta más para la Ciencia. A científicos e investigadores puede facilitarnos el trabajo porque son tantos los datos que almacena que permite crear con rapidez algoritmos avanzados y agruparlos en patrones (de comportamiento, de riesgo, de protección...) que tardaríamos meses o años en conseguir.
  • La IA ya permite detectar una dolencia genética por el rostro. Cientos –o miles– de genes distintos determinan la forma de nuestro rostro y las peculiaridades de los rasgos faciales. Por lo general, muchos de esos detalles son imperceptibles a simple vista, pero no es así para un programa inteligente de análisis facial: con IA ya es posible detectar algunos rasgos que avisan de una dolencia genética. De momento no sirve como diagnóstico –luego deberán hacerse pruebas concretas–, pero sí se está mostrando como una ayuda para la detección precoz y que esas personas (por lo general, niños) sean tratadas cuanto antes de su dolencia y puedan vivir más tiempo y con calidad de vida.
  • La diabetes 2 se puede diagnosticar escuchando la voz. Investigadores canadienses han desarrollado un programa de Inteligencia Artificial que puede detectar, con un 89 % de precisión, diabetes tipo 2 con solo escuchar la voz de la persona. La importancia de este avance es grande si tenemos en cuenta que una glucosa mal controlada puede acortar la vida entre 6 y 8 años. Las aplicaciones de esta tecnología son amplísimas y seguramente en poco tiempo ayude a detectar cáncer de laringe, neumonías, depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, alzhéimer o párkinson.

Cuántos años nos quedan por delante

Los ejemplos que he citado hasta ahora (hay muchos más) hacen referencia a dolencias que pueden acortar la vida, pero la IA ya se aplica para calcular directamente cuál es nuestra edad biológica y si hemos envejecido o no demasiado rápido. Científicos de Boston y de Dinamarca, por ejemplo, han desarrollado un sistema que puede decirnos cuántos años viviremos.

Esa calculadora inteligente funciona a partir de una cantidad enorme de información –de otros individuos– previamente introducida (sobre su salud actual, hábitos, nivel de formación, dónde viven, el tipo de trabajo que realizan y cuántas horas le dedican, así como sus ingresos).

Tendremos calculadoras “de bolsillo”. Muchas empresas se lanzarán a ofrecer estos servicios, pero al mismo tiempo dispondremos de todo tipo de aplicaciones de teléfono que, tras introducir los datos, nos dirán también qué esperanza de vida tenemos. Lo positivo del asunto es que podremos modificar hábitos que no casan con un envejecimiento saludable.

Medicina predictiva

Los programas de Inteligencia Artificial también podrán analizar nuestros genes y decirnos si tenemos tendencia a sufrir una enfermedad. Además, nos marcarán tratamientos a medida según nuestro perfil genético.

Del mismo modo, podrán analizar nuestro metaboloma. Oiremos hablar mucho de este término en los próximos años. Es el conjunto de metabolitos (moléculas) que generan nuestros tejidos o se producen al descomponer alimentos y medicamentos. Algunos nos envejecen y otros, como las espermidinas, nos mantienen jóvenes. Cuanto más saludable sea nuestro estilo de vida, más metabolitos buenos tendremos. El paso siguiente será recomendarnos hábitos y alimentos concretos que reequilibren ese metaboloma.

Además, se están desarrollando nuevos fármacos antiedad. Hace una década se descubrió el primero que, con una sustancia llamada rapamicina, logró prolongar la vida en ratones. Pero con IA se podrá, sin duda, identificar medicamentos todavía más potentes. De hecho, ya se están llevando a cabo algunos ensayos clínicos. Uno de ellos es un medicamento que retrasa el envejecimiento muscular; otro, un fármaco que reduce las células senescentes (aquellas que, a pesar de estar alteradas o envejecidas, no se destruyen y envejecen el organismo).

Otras posibles aplicaciones

  • Crear miniórganos. España es uno de los países más altruistas en cuestiones de donación, pero no siempre se cubre la demanda de órganos, lo que supone una gran limitación para la vida de muchas personas. Hay proyectos de Inteligencia Artificial que reprograman células madre de la persona enferma para que, tratadas en el laboratorio, se conviertan en un órgano en miniatura (un organoide) capaz de suplir al que no le funciona.
  • Hacer ensayos clínicos sin necesidad de utilizar personas. Las plataformas y programas basados en Inteligencia Artificial se están usando igualmente para simular ensayos clínicos y conocer, por ejemplo, la eficacia a largo plazo o los efectos secundarios que tienen los nuevos fármacos para la longevidad, sin necesidad de probarlos en personas.