La apnea obstructiva del sueño, o simplemente apnea del sueño, es un trastorno que consiste en que dejas de respirar unos segundos mientras duermes. Ese mini ahogamiento te provoca un despertar nocturno momentáneo, prácticamente inconsciente, pero que te impide descansar bien.
Los ronquidos, el cansancio y somnolencia diurna son las principales señales de un trastorno que no ha dejado de crecer y que se había atribuido mayoritariamente a los hombres. Por eso casi todos los estudios se habían centrado en ellos.
Una investigación del servicio de Nuemología del Hospital de Bellvitge, en Barcelona, ha puesto en evidencia que la prevalencia en mujeres es más alta de lo que se creía y que en ellas la complejidad y diversidad de casos es mayor.
Las mujeres también cuentan en la apnea
Este estudio es pionero porque se ha centrado exclusivamente en mujeres. Se ha estudiado cerca de dos mil mujeres con apnea del sueño. Lo que ha llamado más la atención es que sus resultados no tienen nada que ver con la creencia científica previa.
“Se consideraba que era una enfermedad que afectaba clásicamente a los hombres y que las mujeres estaban infradiagnosticadas porque tenían menos síntomas”, ha explicado la doctora Carme Monasterio, directora de la Unidad de Sueño del hospital y coautora del estudio.
Se daba por supuesto que hombres y mujeres tenían los mismos síntomas y se extrapolaba a las mujeres las afectaciones de los hombres. Los casos que más se diagnosticaban en ellas eran unos minoritarios relacionados con problemas de depresión.
La proporción de dos veces más casos en hombres que en mujeres se ha visto que es errónea. Y el estudio ha constatado que en ellas la afectación es mucho más compleja.
Los cuatro modos de apnea femenina
El estudio ha identificado cuatro fenotipos o formas de manifestarse la apena en las mujeres según la persona:
- La clásica. Es el que refleja síntomas típicos, como los ronquidos y cansancio diurno. Se relaciona con mujeres de mediana edad con sobrepeso. En este sentido no es diferente de los hombres. La novedad es que es más prevalente en mujeres de los que se creía. Suponen el 47% del total de casos en mujeres.
- La apena leve. Es un trastorno con poco síntomas y sin riesgos graves. Afecta a mujeres de mediana edad. Son un 27% de los casos femeninos y podría solucionarse con un control de la postura en la cama (dormir de lado) o cambios en la dieta.
- Riesgo cardiovascular. Es un tipo de paciente de más de 65 años y que presenta pocos síntomas. Estas pacientes tienen asociada una enfermedad cardiovascular, como problemas de corazón o hipertensión, que agrava los riesgos de la apnea. Son el 12% de los casos.
- Trastorno depresivo. Es un tipo de paciente de apnea de mediana edad. Mujeres con trastornos del estado de ánimo que tienen síntomas poco habituales: no hay cansancio matutino, pese a que el sueño no es reparador y existe riesgo cardiovascular por la noche. Suponen solo el 14% de los casos en mujeres. Pero como era el que más se había diagnosticado, los médicos creían que era el más habitual en ellas.
Qué riesgos tiene en las mujeres la apnea
Sufrir apneas del sueño aumenta peligrosamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la angina de pecho, infarto, ictus y arritmias. También crece el riesgo de hipertensión.
El hecho de que no nos deje descansar bien también afecta a nuestra calidad de vida. Mayor fatiga y somnolencia diaria y una aceleración en el envejecimiento biológico.
Las autores del estudio apuntan que ahora hay una mejor comprensión sobre cómo se manifiesta esta enfermedad en las mujeres y se han de adaptar los criterios y diagnósticos a esta nueva realidad.
“El insomnio y la fatiga emocional son síntomas atípicos que pueden aparecer y necesitan un abordaje diferenciado”, explicaban las autoras.
Dado que la gran prevalencia se da en personas obesas, la primera media que se ha de intentar instaurar es la pérdida de peso y unos hábitos de vida más saludables, con ejercicio y dieta. Un estudio previo del Hospital de Bellvitge demostró que adelgazar puede conseguir que 3 de cada diez pacientes con apnea dejen de usar mascarilla para dormir.
La mascarilla o CPAP es el método más habitual para revertir la apnea. La mascarilla va conectada a una máquina que emite aire a presión para empujar la lengua y abrir las vías aéreas. Soluciona el problema, pero no lo cura. Debemos usar la mascarilla siempre.