Las inmunoterapias del futuro supondrán toda una revolución médica

Con ellas se busca potenciar el sistema inmunológico, aprovechando su capacidad para identificar y destruir tumores, también los que suelen pasar desapercibidos. Es toda una revolución médica.

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Inmunoterapia

Estas terapias pueden usarse también en enfermedades autoinmunes y de tipo inflamatorio.

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La quimioterapia, la radioterapia y las cirugías atacan externamente a las células tumorales; pero desde hace unos años se busca otra vía, interna y más directa. Por eso, están apareciendo técnicas enfocadas en el sistema que las destruye en el cuerpo, el inmunológico. El objetivo es potenciar y redirigir a los glóbulos blancos que, con su especialización destructora, podrán así reconocer y eliminar el cáncer. Con énfasis en los que tienen mayor capacidad de ocultarse.

Además, estos tratamientos pueden crear memoria inmunológica. Es decir, generan protección a largo plazo.

Sirven para detectar y atacar un tumor

Estas nuevas inmunoterapias buscan romper el equilibrio creado por las células tumorales, que manipulan el entorno a su favor –a través de diversas herramientas moleculares– y logran esconderse de nuestras defensas.

En realidad, esas células anómalas (tumorales) son extremadamente hábiles: una de las estrategias que usan es liberar gran cantidad de unas sustancias (que en condiciones normales se producen para señalar que una zona está libre de infecciones) con el fin de engañar a los glóbulos blancos y evitar su ataque. Así se esconden especialmente los tumores sólidos, a menudo los más difíciles de tratar por su agresividad y por la “coraza” impenetrable que forman y que complica su detección y eliminación.

Aquí es donde entra la inmunoterapia: mediante anticuerpos muy precisos le señalamos al sistema inmune dónde está la coraza, lo que activa su respuesta contra el tumor (en 2018 el Premio Nobel de Medicina fue a quienes descubrieron dónde hacer la marca). Así, con este nuevo tipo de anticuerpo podemos actuar en zonas de los tumores, haciéndolos más visibles y detectables.

El reto actual está en hacer inmunoterapia personalizada, a la medida de cada paciente. Que se trate a todos del mismo modo o generalizar el tratamiento no es lo mejor porque la interacción entre el sistema inmunitario y los tumores es muy compleja y varía según la persona.

Una esperanza ante el cáncer incurable

Hoy en día también se emplea en ensayos clínicos una terapia, conocida como CAR-T. Esta técnica redirige un tipo de glóbulos blancos (linfocitos T) para que reconozcan algunas moléculas del tumor y lo ataquen.

El proceso consiste en extraer algunas células inmunes o linfocitos de la sangre y luego agregar genéticamente receptores específicos para el cáncer del paciente. Cuando se devuelven al cuerpo, destruyen las células cancerígenas con una mayor eficacia. Los resultados son prometedores, especialmente en tumores líquidos como los que afectan a la sangre y al sistema nervioso principalmente.

Sirva como muestra este ejemplo: hace unas semanas se publicó en la revista científica Nature el primer caso de un paciente que, con esta terapia, quedó libre de un tipo de cáncer cerebral muy complejo (un glioma). 

El sistema inmunitario también puede modularsecon vacunas similares a las de la COVID-19, que usan ARN para forzar la producción de antígenos tumorales que sean reconocidos por los glóbulos blancos, generando una respuesta destructiva. Con muestras oncológicas, se pueden crear vacunas personalizadas rápidamente. Ya tienen un 50 % de eficacia en casos de cáncer de páncreas cuando se combinan con anticuerpos.

Una técnica más puntera: la SMAR-T

En lugar de insertar un receptor contra el tumor en un linfocito T, lo que sucede en las CAR-T, agregamos moléculas que reconocen al tumor para que active a otros glóbulos blancos. Así, se forman lo que llamamos células STAb y aumenta la respuesta de ataque contra el cáncer. Esto supera las limitaciones que tiene la técnica CAR-T; y es que con solo activar algunas células, el efecto se multiplica. Y se genera, además, memoria inmune.

En tumores líquidos, las células STAb han demostrado un impacto significativo. Por eso ahora, en nuestro laboratorio, buscamos trasladar esta tecnología a tumores sólidos, como los de pulmón. Nuestro objetivo es lograr avances especialmente en los tumores “fríos”; aquellos que el sistema inmune no logra reconocer, en los que no consigue entrar.

Las terapias SMAR-T pueden adaptarse a las características específicas de cada tumor. Por eso, son una opción prometedora para diversos tipos de cáncer. Actualmente están en fases preclínicas, pero estas innovaciones podrían iniciar ensayos clínicos en 2025. Y con eso se podría revolucionar el tratamiento del cáncer resistente.

¿Sustituirán a la quimio y a la radioterapia? 

La quimioterapia y la radioterapia, junto a algunos anticuerpos, siguen siendo el tratamiento de primera línea, de elección. Pero, conforme avancen los ensayos clínicos, las nuevas tecnologías inmunológicas lograrán ser las que inicien la terapia antitumoral.

Además, las diferentes terapias inmunitarias pueden complementarse entre sí. En un paciente podemos usar, por ejemplo, una vacuna a la vez que generamos CAR-T específicos para el tumor.

Aún queda camino por delante. Es cierto que la inmunoterapia tiene una barrera: lo que se sabe de la Biología. Pero somos positivos, cada año el número de investigaciones es mayor, lo que promete que lleguen más rápido terapias innovadoras.

 

* El Dr. Álvarez-Vallina es el Jefe de la Unidad de Investigación Clínica en Inmunoterapia del Cáncer H12O-CNIO. La Fundación FERO es una entidad privada que tiene la misión de llegar al final del cáncer a través de la investigación. Nace en 2001 de la mano del Dr. Josep Baselga y fue la primera fundación en España en fomentar y apoyar la investigación traslacional. www.fero.org