La covid ya forma parte de nuestras vidas como la gripe. La diferencia es que sigue creando algunas incertezas porque las mutaciones no paran y además tiene unas olas que no siempre coinciden con las épocas de frío como ocurre con la gripe.
De hecho, la nueva variante del coronavirus que ha puesto en alerta al mundo sanitario, la variante FLiRT, lleva extendiéndose unas semanas por Estados Unidos y ahora empieza en España. Esto hace prever que puede su máxima expansión puede coincidir con el verano. Esta variante ha llamado la atención porque es especialmente contagiosa.
Cómo es la variante FLiRT de la covid
La variante FLiRT no es una sino diversas variantes que se agrupan bajo esta denominación. El virus de la covid ha hecho lo que ya conocemos de otras veces: ha mutado en algunos de los elementos de su proteína S, la que está en membrana del virus y que le permite introducirse en las células humanas.
Estas mutaciones hacen que el sistema inmune no reconozca bien al virus, se escape de nuestras defensas y vuelva a provocar infecciones. Según uno de los mayores expertos, el virólogo Ben Murrell, del Instituto Karolinska, en Suecia, la FLiRT duplica y más la capacidad de contagio de la variante mayoritaria hasta ahora.
Por la experiencia de Estados Unidos, en dos meses la FLiRT habrá pasado de ser el 1,4% de los casos a más del 50%. Todo indica que es la nueva reina de la covid y que oiremos hablar mucho de ella.
Eso no tiene que crear excesivas alarmas. Los casos no son más graves. Las personas vacunadas o que pasaron la covid hace tiempo no tienen capacidad para frenar el contagio, pero sí un sistema inmune capaz de evitar que la covid se agrave.
Cómo afecta la nueva variante
¿Quiénes se han de preocupar especialmente? Como siempre, las personas que por diversos motivos tienen las de defensas debilitadas: los ancianos, los enfermos crónicos o que estén en tratamiento de quimioterapia, por ejemplo.
Esta es la razón por la que las autoridades sanitarias siguen con especial atención la nueva variante. Sabemos que si aumentan exponencialmente los casos, por una mera cuestión de estadística, habrá más ingresos hospitalarios. En los últimos días los ingresos por covid en España ya han aumentado un 57%.
Desde la Universidad John Hopkins, la que hizo el mejor rastreo de casos de covid durante la pandemia, han alertado de que este verano podría haber un significativo aumento de casos en todo Occidente.
Los síntomas de la enfermedad no han variado mucho. La fiebre, el dolor de garganta, dolor muscular y la tos son los signos más habituales. Pueden darse otros síntomas como el dolor de garganta o la pérdida de olfato y gusto.
Por qué solo evitamos casos graves
Las nuevas variantes han cambiado algunos aminoácidos de la proteína S que mencionábamos. Esos aminoácidos mutados son los que se denominan por las letras F, L, R y T. De ahí que se haya dado el nombre de FLirRT.
Las vacunas de la covid nunca han logrado frenar los contagios. Como bien sabes, para frenar contagios de un virus respiratorio la solución es distancia, mascarilla, ventilación y lavarse las manos.
Además, las vacunas dan una protección de dos tipos. Una inmunidad es gracias a los anticuerpos, que circulan por nuestra sangre, y que se pegan a los virus para que no puedan entrar en la célula. Estos anticuerpos van desapareciendo cuanto más tiempo hace que nos vacunamos o nos contagiamos por última vez.
La otra inmunidad son células defensivas de memoria más larga y que se ponen en marcha cuando ha empezado la infección. Estas células son las que se activarán de manera eficiente para que el virus no avance en exceso y evitarán que la covid se agrave. La evolución es así:
- El virus llega a la nariz y garganta. Empieza a replicarse en las células.
- El sistema inmune recibe la alerta: provoca fiebre (pues el calor puede dificultar la replicación de algunos virus), las células de la zona afectada se hinchan (de ahí irritación y molestias). Empezamos a toser como reacción para expulsar los virus.
- Los linfocitos T se activan a los pocos días. Son células inmunitarias que identifican las células ya infectadas y las matan. También se activan linfocitos B, que producen nuevos anticuerpos, con el tiempo serán más específicos ante la nueva variante.
Es uno de los mecanismos, aunque no el único, con el que nuestro sistema inmune frena el virus. Si el sistema funciona, el virus no pasará de una ligera enfermedad.