Se estima que el asma afecta a 2,5 millones de personas solo en España, y a más de 235 millones en todo el mundo. Cuando se produce un ataque de asma, las vías respiratorias se hinchan y estrechan rápidamente, lo que provoca que cueste mucho respirar.
Una de las causas más habituales es una reacción alérgica, como los ácaros del polvo o el polen, y también a la contaminación medioambiental, incluido el humo del tabaco. Un ambiente frío, o la toma de ciertos medicamentos como la aspirina y algunos antiinflamatorios, o el estrés, también pueden desencadenarlo.
El problema está en que no se sabe con certeza ni cuándo ni qué lo ocasiona. Por eso, las personas diagnosticadas de asma suelen llevar siempre su medicación (normalmente, broncodilatadores que se inhalan).
Si se dispone de ellos, hay que administrarlos rápidamente ante un ataque de asma. Son fáciles de usar, solo hay que retirar la tapa y hacer que la persona exhale y después apriete con fuerza los labios en la boquilla del aparato, inhalando una bocanada y manteniendo durante 10 segundos la respiración.
Si no remite la crisis, se puede repetir el procedimiento hasta 4 veces. En caso de no mejorar a los 5 minutos, puede volver a realizarse todo el proceso, pero no sin antes llamar al servicio de urgencias.
Pero ¿cómo debemos actuar si el afectado no lleva la medicación en ese momento?
Ayudarle a respirar
Lo primero que debes hacer es llamar al 112. Mientras llega la asistencia médica...
- Aleja a esa persona del desencadenante (polvo, pelo de animal...) si está claro lo que ha provocado el ataque.
- Afloja las prendas de alrededor de cuello, tórax y abdomen (ropa, cinturón, corbata, joyas...).
- Ayúdale a sentarse en posición erguida. Una silla con respaldo duro, o sentarse en el suelo y apoyar la espalda en la pared, son buenas opciones.
- Si no quiere sentarse, puede quedarse de pie, pero no le dejes tumbarse. En esta posición los músculos se relajan y las vías superiores se estrechan, por lo que cuesta más respirar.
ISTOCK
- Pídele que se incline un poco hacia delante. Esta postura puede facilitarle la respiración.
- Anímale a que respire de forma pausada, cogiendo aire por la nariz y liberándolo por la boca.
- Procura tranquilizarle. Mostrar una actitud positiva y calmada te ayudará a conseguirlo.
- Si se desmaya o deja de respirar, hay que iniciar rápidamente la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP). Si no sabes cómo hacerla, busca ayuda.
Cómo diferenciarlo de un ataque de ansiedad
Los dos tienen síntomas comunes. En ambos cuesta respirar y se nota una opresión en el pecho. Por eso, a veces, pueden confundirse. Pero hay otros signos que, si se dan, permiten diferenciar entre un ataque de ansiedad y uno de asma.
Escuchar pitidos en el pecho, que frecuentemente se acompañan de tos, es uno de ellos, y es propio de los ataques de asma.
Otra diferencia es que, en las crisis de ansiedad, tras los primeros 10 minutos los síntomas suelen disminuir progresivamente, pero en el asma no. En una crisis asmática pueden alargarse horas, incluso días en los casos más graves.
Cuándo necesita atención urgente
- Si el afectado nota sibilancias (pitidos) en el pecho muy fuertes, una tos muy persistente o un dolor torácico intenso hay que acudir a urgencias.
- También si los labios y las uñas se vuelven azules, si no puede hablar o lo hace con mucha dificultad o si, pese a tener y tomar la medicación, los síntomas vuelven enseguida.