El doctor Valter Longo es uno de los artífices de la teoría de la imitación del ayuno, una de las ideas más novedosas y hoy más extendidas para conseguir mejorar y alargar nuestros años de vida. Esta teoría plantea que si dejamos pasar más de doce horas entre una comida y otra, se activan en nuestro cuerpo funciones biológicas que mejoran nuestra salud y ayudan a regenerar las células.
Esta idea se basa en evidencias científicas y en el análisis de algunos estudios realizados con animales. Cada vez hay más expertos en longevidad que están recomendando seguir los consejos del doctor Longo. Puede ser una de las claves que nos lleve a vivir más de cien años.
Sin embargo, no todo consiste en dejar suficiente tiempo entre una comida y otra. Hay que saber elegir los alimentos. En este sentido, el doctor Longo ha hecho unas declaraciones que nos puede dejar a los países que nos basamos en la dieta mediterránea cuanto menos sorprendidos. Pero su razonamiento se basa en la evidencia y es muy riguroso.
El tipo de dieta más adecuado
El doctor Longo, director del Instituto de Longevidad en la Universidad del Sur de California, destaca porque no es especialmente estricto en los consejos que da. Cree firmemente que no hay uno sino varios caminos de llegar a vivir muchos años.
Lo que mantiene es que la dieta “es con mucho el elemento más importante para vivir más años”. Por eso ha centrado todos sus estudios en este aspecto. Basa sus recomendaciones más en una lógica que en una dieta estricta.
Así, por ejemplo, aunque él es italiano y tiene muy presente la dieta mediterránea, considera que lo que llama “la dieta de la longevidad” no es una sino varias. Y es igualmente válida la dieta que se sigue en la zona de Okinawa, una de las regiones con una mayor índice de población centenaria.
El hecho es que una y otra dieta se basan en lo mismo: consumo de vegetales, pescado, frutos secos y cereales integrales. La principal diferencia es que los japoneses toman mucha más soja y añaden el tofu a su menú.
Algunos errores habituales en la dieta
Lo que critica el doctor Longo es que estamos tergiversando algunos aspectos de la dieta saludable. En parte por la influencia de otras dietas y en parte por olvido histórico.
El caso más significativo es el de la carne roja. Las hamburguesas han entrado en nuestra vida como una comida fácil y rápida y creemos que, como nuestros antepasados comían carne, entra perfectamente en la dieta mediterránea.
Nosotros tenemos el aceite de oliva como seña de identidad. Pensamos que mientras comamos con aceite de oliva, todo está permitido. Y no es así. El doctor Longo recomienda que entre los 20 y los 70 años hay que limitar las carnes, sea roja o blanca. “A lo sumo dos o tres huevos a la semana y muy pocos productos de origen animal”, señala.
Las personas centenarias lo son porque han reducido la proteína animal al pescado, en uno y otro lado del mundo. Comen pescado dos o tres veces por semana. Es verdad que en el Mediterráneo se han tomado siempre embutidos, que son a base de carne. Pero este experto señala que no eran la base de la dieta. Se comían en poca cantidad. La base era vegetales.
Añade que es partidario de algo menos de fruta y sí más verduras. Aunque este no es uno de los puntos en los que es más rígido.
Las cinco P que hay que cambiar
Hay un aspecto en el que puede que te sorprenda más. El doctor Longo lo explicó durante una entrevista a la cadena norteamericana CNBC. Dijo que hay cinco tipo de productos, muy típicos de la dieta mediterránea, que está evitando comer. Son fáciles de recordar porque todos empiezan por P:
- Patatas, pan, pasta, pizza y proteína (carne).
“Creo que como ingredientes son muy buenos -aclara-. Lo que ha pasado es que se han convertido en problemáticos, porque la gente llega a comer cantidades ingentes”. Estos productos se convierten en azúcar en sangre muy rápidamente.
Es casi tan rápido como el azúcar refinada, que añadimos a los postres y endulzamos las bebidas, y que tenemos bien asumido que tomamos en exceso. Hace tiempo que los nutricionistas alertan sobre el exceso de azúcar y el daño que hace.
De todos los productos de las cinco P no somos conscientes que acaban subiendo los picos de glucosa (azúcar) rápidamente.
Y los picos de glucosa pueden dañar las células y tejidos del cuerpo, en especial los vasos sanguíneos. También aumentan el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2, problemas renales y riesgos cardiovasculares. Lo que reduce las opciones de una vejez larga y saludable.
Qué hemos de priorizar
En lugar de basar nuestra dieta en estos alimentos, hemos de priorizar una proteína vegetal, la que nos aportan las legumbres, como las lentejas, los garbanzos y las habas.
También hemos de recuperar las pastas y panes integrales, que son las que se hacían antiguamente. Cuando se empezaron a refinar todas las harinas perdimos parte de sus efectos benefactores. Al ser integrales tardan más en metabolizarse, no sube tan rápido el azúcar y además contribuyen a una mejor digestión.
Lo adecuado es quedarnos con lo bueno de la antigua dieta mediterránea y aportar costumbres nuevas que se han visto beneficiosas. En concreto, el especialista recuerda que su recomendación de dejar pasar al menos doce horas entre la cena y el desayuno.
Es una imitación de ayuno, puesto que no es pasar hambre, ya que es cenar pronto y aprovecha las horas de sueño para alargar el tiempo sin comer. Ante todo es conseguir que te acostumbres, que no sea un sacrificio.
El doctor Longo insiste en este punto porque es la manera de ser fieles a este hábito. Él, por ejemplo, incumple una recomendación muy habitual de los dietistas. Él no cena poco.
Cena abundante. Pero se va a dormir tarde, cuando ya ha digerido. No le afecta al descanso, y luego no desayuna y alarga así el ayuno. Le funciona. Se encuentra muy bien y espera vivir muchos más años.