Si repasaras todos y cada uno de los alimentos que tomas a lo largo del día, puede que un porcentaje muy elevado (demasiado) estaría incluido dentro del grupo que se conoce como alimentos ultraprocesados. Cereales de desayuno, galletas, bollería industrial, barritas de pescado... la lista es interminable. Ahora bien, la cuestión es que, hasta ahora, la comunidad científica, en sus numerosos estudios e investigaciones, han metido a todos estos productos en el mismo saco, sugiriendo que, en general, los efectos de todos ellos son los mismos e igual de dañinos. 

Sin embargo, un estudio publicado recientemente en el British Medical Journal y que ha analizado los datos de más de 110.000 personas durante más de 30 años en EE.UU., confirma la ya conocida vinculación entre el consumo de productos ultraprocesados y el riesgo de desarrollar enfermedades, además de señalar una importante novedad. Y es que, sus autores matizan esta conclusión y distinguen varias categorías de ultraprocesados, así como diferentes grados de peligrosidad. Esta distinción marca una interesante línea divisoria, un antes y un después en la investigación acerca de los efectos de los productos ultraprocesados.

Unos más que otros

El informe muestra que la correlación entre el consumo de comida ultraprocesada y mortalidad por todas las causas era más fuerte para el grupo de productos a base de carne, ave y marisco, las bebidas azucaradas, los postres lácteos y los alimentos para el desayuno ultraprocesados. Por esta razón, los investigadores sugieren que no todos los productos alimenticios ultraprocesados deberían restringirse universalmente, ya que no todos inciden de la misma manera en la salud de las personas. Por ello, no defienden el rechazo total de todos los alimentos ultraprocesados ​​porque es una categoría muy diversa.

De hecho, los autores del estudio aseguran que los cereales o los panes integrales, que también se consideran alimentos ultraprocesados, contienen diversos nutrientes beneficiosos como la fibra, las vitaminas y los minerales, mientras que otros ultraprocesados como las bebidas azucaradas o los productos cárnicos procesados, como las salchichas o las hamburguesas, poseen un alto contenido en grasas saturadas, sal, azúcar... y un muy bajo aporte de vitaminas y minerales. 

Por tanto, el hecho de subrayar las diferentes clases de ultraprocesados y sus efectos asociados, no significa que se aconseje su consumo. De hecho, a pesar de esas diferencias, los expertos se reafirman en que todos ellos se asocian con incrementos en la mortalidad total y la mortalidad debida a diferentes enfermedades, lo que apoya la evidencia actual que recomienda reducir este tipo de alimentos en la población.

claves del estudio

Las conclusiones de esta investigación llegaron después de 30 años de seguimiento. Durante este tiempo, los investigadores analizaron la salud de 74.563 enfermeras de 11 estados de EE. UU. y de 39.501 sanitarios masculinos de los 50 estados. Todos ellos sin antecedentes de cáncer, enfermedades cardiovasculares o diabetes al momento de la inscripción al estudio.

Cada dos años los participantes proporcionaron información sobre su salud y hábitos de vida, y cada cuatro completaron un cuestionario alimentario detallado.

En números absolutos, la tasa de muerte por cualquier causa entre los participantes en el trimestre más bajo y alto de ingesta de alimentos ultraprocesados fue de 1.472 y 1.536 por 100.000 personas-año, respectivamente.

Es importante tener presente que, en parte, la importancia de las conclusiones de este estudio reside en la amplitud del tiempo de investigación, así como en el elevado número de participantes. Ahora bien, se trata de un estudio observacional. Eso significa que, si bien los investigadores pueden observar una correlación, no pueden afirmar que exista una relación causa efecto entre el consumo de esos alimentos ultraprocesados y el fallecimiento de las personas que los tomaban, y mucho menos determinar si hubo un tipo de ultraprocesado con mayor responsabilidad en el proceso.

¿cómo reconocer un ultraprocesado?

Vaya por delante que muchos expertos en nutrición se resisten a llamar alimentos a los ultraprocesados, prefiriendo denominarlos como preparaciones industriales comestibles elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos.

Lo cierto es que no tienen ningún alimento completo, sino una larga lista de ingredientes, la cual, en la mayoría de los casos contienen al menos una de las siguientes sustancias: sal, grasas poco saludables, azúcar y aditivos, aunque generalmente, incluyen todas ellas.

Entre los ultraprocesados se incluyen productos horneados y snacks envasados, bebidas gaseosas, cereales azucarados y productos listos para comer o calentar. A menudo contienen colorantes, emulsionantes, aromas y otros aditivos. Además, suelen ser hipercalóricos y poseer grasas saturadas y sal, pero carecen de vitaminas y fibra.

Aunque identificarlos, a veces, no es fácil. Los expertos aseguran que basta con mirar la etiqueta nutricional para distinguirlos. En ella, encontrarás la lista de ingredientes que se han utilizado en su elaboración. Si contiene más de cinco ingredientes distintos, y entre ellos hay azúcares, harinas refinadas, aceites vegetales refinados, aditivos o sal, se trataría de un producto ultraprocesado.