Cuando llega la hora del picoteo o buscamos la manera de "matar el gusanillo" a media mañana, uno de los alimentos preferidos de la mayoría de la gente son los frutos secos. Este grupo de alimentos es perfecto como tentempié, ya que no necesita más preparación que abrir la bolsa y echar en un recipiente. Además, tienen un notable poder saciante.
Ahora bien, los frutos secos no solo son los reyes del aperitivo de los domingos o de los entrantes de un cumpleaños, también son una excelente opción por su valioso aporte nutricional. Sin embargo, no podemos ignorar que es un alimento que concentra una gran cantidad de energía, es decir, que es uno de los alimentos más hipercalóricos que existen. Razón por la cual, muchas personas deciden renunciar a su consumo. Lo cual no es una buena idea, ya que también están renunciando a sus valiosas propiedades nutricionales y beneficios para la salud.
Un tesoro en forma de corazón
En este artículo nos centraremos en los anacardos, un alimento que se incluye dentro de los frutos secos, aunque en realidad son una semilla. Su consumo está muy extendido en nuestro país, especialmente entre las personas vegetarianas y veganas, aunque su origen se sitúa lejos de aquí, en el norte de Brasil. Desde allí, fue exportado a la India por los colonos portugueses en el siglo XVI.
Como curiosidad, decir que el nombre de anacardo, surge de la alusión a un corazón invertido “ana” significa “hacia arriba” y el “cardo” viene de cardium, que significa corazón. Un bonito nombre para un alimento que tiene mucho que ofrecer desde el punto de vista nutricional.
Así, los anacardos destacan por ser un alimento muy nutritivo y, por tanto, muy beneficioso para la salud. En concreto, se podría decir que es el aliado perfecto para los huesos, el corazón, los músculos y la salud hormonal.
También si estás a dieta
El sambenito de los anacardos, como el de todos los frutos secos, es que engordan, lo cual los excluye de cualquier dieta de las personas que quieren adelgazar. Sin embargo, esta creencia no está del todo justificada. Aunque es cierto que tiene muchas calorías, también lo es que el contenido de sus grasas (saludables) hace que sean un alimento saciante, lo cual es perfecto para integrar en cualquier dieta para perder peso.
Ahora bien, no hay que ignorar que su alto contenido en calorías es innegable, y que, por tanto, se debe tomar con moderación para evitar el sobrepeso. La ración ideal de frutos secos al día oscila entre 25-30 gramos. De modo que si controlamos las cantidades no hay ninguna razón para dejar de comer anacardos, ni ningún otro fruto seco.
Los anacardos "por dentro"
Antes de detallar cuáles son los principales beneficios para la salud de comer este fruto seco, veamos cuál es su perfil nutricional, es decir, la cantidad que incluye de cada uno de los nutrientes, hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
Partimos de que la ración recomendada de anacardos es de 25-30 gramos, lo que supone unas 150-180 kcal. Ahora, veamos las cantidades de macro y micronutrientes por cada 100 g de anacardos.
- 20 gramos de hidratos de carbono. Esta cantidad es bastante elevada, sobre todo si la comparamos con el aporte de otros frutos secos como las nueces o las almendras, que no superan los 5 g.
- 4 gramos de fibra. Cada ración de anacardos nos aportaría entre 1-1,2 gramos de fibra, lo que contribuye tanto a potenciar la sensación de saciedad como a favorecer el tránsito intestinal.
- 18 gramos de proteínas. Esta cantidad de proteína es lo que hace que sea uno de los alimentos vegetales preferidos de las personas que siguen una dieta vegana o vegetariana. Ahora bien, hay que tener en cuenta que las proteínas de los frutos secos también son deficitarias en lisina y deben complementarse con otras proteínas como la de las legumbres, carnes, pescados, lácteos o huevos.
- 42 gramos de grasa. Una cantidad importante, sí. Sin embargo, no hay de qué preocuparse, ya que son grasas saludables.
- Entre los micronutrientes que contiene el anacardo, destacan: 6,7 mg de hierro y 292 mg de magnesio. También son fuentes de vitaminas del grupo B (B1, B3, B6 y B9) así como de vitamina E, cuyo poder antioxidante es muy valioso.
¿por qué debería comer anacardos?
Los valores nutricionales mencionados van acompañados de numerosos beneficios para la salud. Entre ellos, los más destacables son los que se refieren a las defensas, los músculos, los huesos y la salud hormonal. Veamos a qué deben los anacardos estos beneficios:
- Gracias al hierro que contienen, los anacardos son un gran complemento para superar épocas de decaimiento, ya que previene las anemias y proporciona energía y vitalidad.
- Las grasas que aportan participan en la formación de las membranas celulares y las hormonas. Esto es importante ya que la salud sexual, la salud menstrual, la saciedad y la mayoría de sistemas corporales dependen de hormonas.
- El magnesio que contienen ayuda a mantener en buen estado los huesos y los músculos.
De snack a ingrediente en la cocina
La inmensa mayoría de las veces, la forma de comer anacardos será como tentempié. Cuando los tomamos de esta manera, también hay opciones. Puedes tostarlos en una sartén con una pizca de sal y especias.
Ahora bien, hay todo un mundo más allá del pica pica en el que los anacardos tienen mucho qué decir.
Así, te proponemos otras opciones en las que los anacardos son un ingrediente que forma parte de una receta. Entre ellas, te sugerimos incluirlos en un salteado de verduras. ¿Cómo? Saltea unos trocitos de brócoli, zanahoria y cebolla con un poco de carne, gambas o tofu. A continuación, añade un puñadito de anacardos para complementar el plato.
Más ideas: añade unos anacardos a un apetitoso curry de verduras con arroz basmati o integral.
postres y salsas con anacardos
Como ves la versatilidad de los anacardos es mucho mayor de lo que esperabas. Además de tomarlos como tentempié o emplearlos como ingrediente en una receta, como el salteado de verduras, puedes emplearlos para preparar salsas o la crema para un postre dulce.
En el caso de que te decidas a probar la salsa, te proponemos la siguiente preparación. Puedes triturarlos con agua, bebida vegetal o leche. Con esta salsa puedes acompañar una receta de pasta, carne, pescado o productos vegetarianos como el tofu o el seitán.
Por otro lado, si trituras los anacardos con algo dulce, por ejemplo, con un dátil, obtendrás una crema absolutamente irresistible y perfecta para rellenar un bizcocho o unas tartaletas.