Dicen que la cara es el espejo del alma, y puede que así sea. La cuestión es que, además de reflejar lo que sentimos, si estamos alegres o decaídos, es posible que también nos dé cierta información sobre nuestra salud. Y es que, la piel es un excelente "chivato" que nos proporciona pistas acerca del funcionamiento del resto del organismo.
El color, la tersura, o las pequeñas arrugas de la piel son detalles que nos hablan de lo que ocurre en nuestro interior. Ahora bien, en esta ocasión, no nos fijaremos en el rostro, si no en otra parte del cuerpo en la que también podemos encontrar algunos signos que nos informan de nuestro estado físico, y en concreto, de si estamos envejeciendo de forma prematura o si por el contrario, vamos por detrás de calendario.
Nos referimos a las manos. Y es que, la observación de la piel de las manos también permite determinar de manera aproximada los años que tiene nuestra piel, más allá de lo que aparece en el carnet de identidad.
Uno de los signos de envejecimiento más evidentes y que se puede detectar a simple vista es la aparición de manchas en la piel. Estas aparecen en las manos y en la cara. También la tersura y la elasticidad nos avisan del paso del tiempo.
Ahora bien, si tienes sospechas de que tu piel está más envejecida de lo que debería, te sugerimos que lleves a cabo una prueba muy sencilla que tú misma puedes realizar en casa. Eso sí, si quieres resultados concluyentes y un tratamiento específico para ralentizar el proceso, lo más conveniente es que visites a un experto. Él es la persona indicada para valorar tu caso y prescribir un tratamiento lo más personalizado posible.
La prueba del pellizo
Como te puedes imaginar, con este nombre tan descriptivo, el examen consiste en lo siguiente: pellizca la piel que hay sobre la unión entre las falanges. Suelta al cabo de un segundo. Si la piel vuelve rápido a su sitio significa que todavía son manos jóvenes. Sin embargo, si después de soltar la piel, esta aún se mantiene levantada unos segundos, es un indicativo de que están deshidratadas, y en consecuencia, están perdiendo su lozanía.
En este vídeo publicado en Tik Tok puedes ver cómo se realiza la prueba:
No beber lo suficiente tiene consecuencias
Además de los años, el motivo de ese envejecimiento de la piel, es la deshidratación. Y es que, el organismo necesita para su correcto funcionamiento que lo mantengamos perfectamente hidratado. De hecho, en el caso de que no lo hagamos, es muy probable que nos sintamos mareados, fatigados, en incluso puede que nos afecte al estado de ánimo y a la memoria.
Además, si esa falta de hidratación se mantiene en el tiempo pueden aparecer otros signos como la piel seca y las arrugas prematuras.
¿Cúanta agua necesitamos?
En primer lugar, merece la pena recordar que la cantidad de agua recomendada por la mayoría de las instituciones de salud es de unos 2 litros al día. Ahora bien, cada vez son más las voces que matizan esta rotunda afirmación argumentando que no todos tenemos exactamente las mismas necesidades hídricas. No es lo mismo, el organismo de un niño, una mujer embarazada, un hombre adulto o un anciano. Sus necesidades difieren mucho.
Ahora bien, en general, esos dos litros de agua (8 vasos, aproximadamente), es una cantidad que cubriría las necesidades de todas las personas sanas.
¿Cómo saber si estamos deshidratados?
No es necesario llegar al extremo de desmayarnos o de sentirnos mareados para llegar a la conclusión de que estamos deshidratados. Y es que, este proceso puede clasificarse desde una deshidratación leve hasta moderada, o grave. Desde el punto de vista del estado de la piel, cuanto más hidratada estés, más elástica será tu piel y menos tiempo tardará en recuperarse después del pellizco. ¿De cuánto tiempo estamos hablando? En general, los expertos hablan de unos dos segundos. Si la piel se mantiene arriba en torno a esos dos segundos, conviene que revises tu dieta para comprobar si bebes suficiente líquido.
Si ese es tu caso, recuerda que, aunque la mejor bebida que puedes tomar es agua, también puedes alcanzar el objetivo de los 2 litros con infusiones, batidos y licuados.
Además, también es interesante que incluyas en tu dieta alimentos ricos en agua. Muchos de ellos, la contienen en un porcentaje muy elevado, sobre todo, las frutas y las verduras. Entre las primeras, destacan la sandía, el melón, las fresas o las naranjas. Y entre las verduras, el pepino, la lechuga o el apio.
Lo importante es ser consciente de que una buena hidratación mantendrá el estado de tu piel en las mejores condiciones, más allá del inevitable paso del tiempo y sus consecuencias.