No somos nuestros genes ni nuestro ADN, sino lo que hacemos con ellos. Es decir, en la inmensa mayoría de los casos (a no ser que exista una alteración genética que nos aboque indefectiblemente a una dolencia o a un envejecimiento prematuro), nuestra salud, nuestra esperanza de vida e incluso el tener un aspecto más joven o más envejecido va a depender de los hábitos que repitamos día tras día. Serán esas rutinas las que, como directores de orquesta, irán liderando con qué fuerza se expresan determinados genes.
Si el estilo de vida que llevamos es saludable, se activarán los genes que nos ayudan a mantenernos y sentirnos jóvenes y vitales; si las rutinas son dañinas, esos genes se silenciarán y podemos tener una mayor predisposición a enfermar.
las mujeres Parecen tener una ventaja genética
Muchos de los estudios que se han realizado sobre el envejecimiento han comprobado que las mujeres alcanzan una longevidad máxima mayor (y mejor expectativa de vida) que los varones. Ocurre, según se ha visto, en 17 especies de mamíferos… incluido el ser humano. Así, en todo el mundo la esperanza de vida media para las mujeres es de 73,8 años, y de 68,4 años para los hombres. Pero ¿qué hace que las mujeres vivan más años (aunque no siempre con bienestar y una buena calidad de vida)?
- En la actualidad investigamos algunos componentes de la sangre de mujeres supercentenarias (que han logrado superar en mucho los 100 años de vida) y en un plazo medio de tiempo dispondremos de muchas más pistas para conocer algunos porqués de sus largas vidas. De momento, la Ciencia nos aporta otros datos que explican esa mayor longevidad en el sexo femenino.
- Los ovarios explican, en parte, por qué las mujeres viven más. Los científicos comenzamos a ver esta parte de la anatomía femenina como una máquina del tiempo: cuanto más tardan en desaparecer los folículos que hay dentro de cada ovario, más probabilidades tiene esa mujer de superar los 90 años (cada ovario contiene alrededor de un millón en el momento del nacimiento). No se trata de alargar el periodo fértil a base de tratamiento hormonal, al menos no de forma generalizada, pero sí de cuidar el estilo de vida, ya que la exposición a ciertos tóxicos, como el tabaco o los disruptores endocrinos (sustancias químicas, muchas de ellas derivadas de los plásticos o de productos de limpieza agresivos) adelantan la llegada de la menopausia.
efectos del ejercicio sobre ellas
Un estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores asegura que las mujeres pueden necesitar menos ejercicio para obtener beneficios de longevidad similares a los que tienen los hombres.
- Por tener, en general, menos masa muscular y masa corporal magra que los hombres, pero también porque poseen mayor densidad de pequeños vasos sanguíneos que riegan y oxigenan sus músculos de manera rápida y efectiva, con hacer la mitad del ejercicio recomendado (a ambos sexos) ellas ya pueden aumentar considerablemente su longevidad.
- Les basta con 140 minutos de ejercicio (de moderado a intenso) a la semana. Eso supone unos 23 minutos 6 días a la semana. Cumpliendo con ese objetivo, ya reducen en un 18% el riesgo de morir; los hombres necesitan hacer 300 minutos semanales si quieren obtener ese mismo beneficio. Cuando la mujer alcanza los 300 minutos de entrenamiento semanales, el riesgo de muerte desciende de manera mucho más importante, hasta un 24%.
Una buena dieta… les alimenta mejor
Igual que ocurre con el ejercicio, alimentarse según el patrón mediterráneo supone para ellas más ventajas.
En este caso, con una alimentación equilibrada y rica en legumbres, verduras, pescado, frutos secos, cereales integrales y aceite de oliva virgen extra, las probabilidades de fallecer de manera prematura descienden alrededor de un 23%, según han cuantificado investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard (EE. UU.).
Que las mujeres tengan dos cromosomas X también repercute en su tiempo de vida. En experimentos en ratones se ha visto que no tener un cromosoma Y (el de los hombres) aumenta la supervivencia.
La personalidad centenaria
Los factores psicológicos van cobrando relevancia en las investigaciones sobre longevidad y ya se empieza a ver que las personas que son participativas y experimentan emociones positivas viven más tiempo y con mejor calidad de vida.
Optimismo, autoestima y resiliencia (capacidad para adaptarse y superar situaciones difíciles) son otros recursos que despliegan las personas supercentenarias. Esa actitud les lleva a ser activos física e intelectualmente mucho tiempo.