Los factores que influyen en la longevidad son diversos y podemos tener control de muchos de ellos. Los especialistas apuntan que, dejando aparte la genética, hay alrededor de un 70% de elementos sobre los que sí podemos influir para vivir más años y con mejor salud.
Cada día más estudios refuerzan la importancia de la dieta dentro de esos factores. Y cada vez más investigadores apuntan a que no se trata solo de cuidar lo que comemos, sino también cuándo lo comemos. Entre estos especialistas destaca el doctor Valter Longo, uno de los más reconocidos expertos en longevidad.
Qué es la dieta que imita al ayuno
El doctor Longo señala las bondades del ayuno intermitente como uno de los bueno hábitos antienvejecimiento. No es algo que se hayan inventado de un día para otro. La medicina antigua ya propugnaba recurrir al ayuno para depurar el organismo.
La novedad es que los estudios demuestran que dejar pasar un tiempo más largo de descanso entre las comidas y restringir las calorías alarga la vida porque el cuerpo realiza mejor sus funciones de reparación. Lo que pasa es que un ayuno prolongado no se puede mantener el tiempo sin que el cuerpo se resienta.
Lo que propone el doctor Longo es lo que denomina la “dieta que imita el ayuno”. Es decir alargar en lo posible el tiempo entre la cena y el desayuno, al menos doce horas. Pero solo unos días, y es importante que este ayuno se haga bien para que resulte efectivo.
No es solo cuestión de tiempo. Saltarse comidas sin ton ni son o esperar para hincharnos al día siguiente no es lo que se considera saludable. La dieta ha de ser equilibrada y controlada.
Cómo hacer la dieta antienvejecimiento
Por eso, la primera recomendación es que nos pongamos en manos de un especialista que analice nuestras necesidades nutricionales. “Hacer una versión casera del ayuno puede ser incluso peligrosa”, ha señalado el doctor Longo.
La dieta que propugna es efectiva porque se ha demostrado científicamente. Pero eso significa seguir estrictamente su programa, no improvisarlo. Consiste en:
- Ciclos de cinco días. En estos días se reduce el consumo de calorías mediante una reducción de los alimentos. Durante el resto del mes se hace una dieta normal.
- Asegurar los nutrientes. Para ello se planifica una dieta rica en verduras y frutas, grasas saludables y carnes magras. Se descartan alimentos poco sanos.
- Suplementos controlados. A veces el nutricionista puede recomendar suplementos específicos. Debe ser el nutricionista quien los dicte, según las necesidades específicas.
- Seguir un control. Esta dieta permite ser constante y hacerla a lo largo de los años, que es el objetivo para mantenernos sanos. Por eso mismo, exige control regular dado que no somos robots y podemos necesitar algunos cambios conforme pasan los años.
Qué podemos hacer en casa
Ya ves que la dieta requiere tiempo y supervisión. Fallará aquel que piense que en dos meses de dieta ya ha cubierto sus beneficios esperados o que se exaspera porque no ve mejores evidentes.
La dieta que imita al ayuno es un compromiso a muy largo plazo, puesto que se buscan objetivos a largo plazo. Hemos de ser moderados y realistas en nuestras pretensiones.
Si no te acabas de animar a implicarte y ponerte en manos de expertos en longevidad, también tienes opciones más asequibles.
Tal y como señala el doctor Longo, con doce horas de ayuno ya se consiguen beneficios, aunque no sigamos estrictamente la reducción de calorías. Esto es así, porque durante el sueño es cuando nuestro cuerpo se regenera. Cuanto menos esfuerzos deba hacer, mejor trabajará en la regeneración.
Por eso hemos de tener la habitación a una temperatura estable, que no obligue al cuerpo a crear calor por pasar frío, ni a sudar para expulsar el exceso de calor.
Y por eso no hay que cenar tarde. Conviene que haya pasado el mayor tiempo posible y el estómago ya no esté la noche activo digiriendo los alimentos.
El ayuno intermitente de ‘Saber Vivir’
Nuestra opción por tanto es que dejes pasar entre 12 y 14 horas de una comida a otro. Y esto es tan fácil como cenar entre las siete y las ocho de la tarde.
No es más que seguir la costumbre del norte de Europa. Con la diferencia de que allí es la comida principal, y nosotros la haremos suave para que no tardemos tanto en digerirla.
Cuando te levantes, si lo haces muy temprano, no desayunes en seguida. Puedes hacer otras actividades, de manera que el desayuno sea sobre las ocho o nueve. Ha de ser un desayuno completo e hidratante, que incluya fruta y cereales integrales.
Como habrás pasado la mayor parte del tiempo durmiendo, no sufrirás por pasar mucho rato con gana. Y podrás mantener este hábito en el tiempo.