La estrecha relación entre el metabolismo y la caída del cabello

Un mismo cabello puede crecer durante 8 años, hasta que acaba cayendo de forma natural para dejar espacio a otro nuevo. Pero si notas que pierdes más pelo de lo habitual, no lo dejes pasar: puede ser síntoma de trastornos en otras áreas del cuerpo.

Eva Mimbrero
Eva Mimbrero

Periodista especializada en salud

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Caída del cabello

Además de la caída del cabello, hay que fijarse en el volumen y la fuerza del que crece.

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Que se nos caiga el pelo forma parte de su ciclo de renovación. De hecho, se calcula que podemos perder hasta 100 cabellos al día, de los 100.000 de media que tenemos. Tal vez por ello, a veces, es complicado reconocer si esa pérdida es normal o se nos cae más del que debería.

De hecho, según nos cuenta la doctora Gloria Garnacho, dermatóloga y experta en salud capilar, “no es tan importante que el pelo caiga como que no salga de nuevo, o que salga pero no con las mismas características que el que se cayó. Es ahí donde radica el problema”

Si notas que hace tiempo que tu pelo ha perdido densidad, grosor o que, incluso, algunas zonas del cuero cabelludo clarean, acude a tu dermatólogo para que estudie tu caso. Porque, lejos de ser una cuestión meramente estética, muchas veces es síntoma de que algo en tu organismo no anda bien

“Es el motivo de consulta más frecuente en dermatología”, aclara la doctora Garnacho, coordinadora del Grupo Español de Tricología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Y, para descubrir la causa de la caída no es extraño que el médico solicite una analítica completa y poder comprobar los niveles de las vitaminas, minerales y hormonas que influyen en su aspecto y su salud, que no son pocos.

"Siempre hay que consultar con el médico cuando la caída dura más de 6 meses o cuando es tan intensa que ocasiona una alopecia evidente. También si la pérdida afecta más allá del cuero cabelludo (cejas, pestañas, vello corporal...) y aparecen en las zonas del pelo signos inflamatorios como eccema, con escamas, costras, picor, rojeces...", recomienda la especialista.

Si hay cambios también en la piel, suele ser algo interno

“El cabello es un claro reflejo de lo que ocurre a nivel interno en el cuerpo, con la ventaja de que es muy accesible y nos sirve de guía en patologías complejas”, remarca la experta.

Cuando se debe a problemas internos se aprecian signos no solo en el pelo, también en la piel, aclara la dermatóloga."Por ejemplo, si además de alopecia la piel está muy seca o caliente y se dan cambios de peso, podría deberse a una alteración de la tiroides. Y si las uñas están débiles y quebradizas y la mujer se nota cansada, habría que mirar igualmente si la pérdida del cabello se debe a una falta de hierro", nos cuenta.

Por qué se pueden alterar sus fases

Conocer las distintas etapas que experimenta el pelo es clave para entender las causas que pueden estar detrás de una melena pobre y poco poblada.

  • La fase de crecimiento (anagen) es la más larga. Puede durar entre 2 y 8 años, según datos de la AEDV. A continuación se produce la de reposo (kenogen), que dura entre 4 y 6 semanas. Finalmente le sigue la de caída (telogen), en la que el pelo se va desprendiendo hasta perderlo, una fase que dura entre 2 y 3 meses. 
  • Cuando el metabolismo está alterado, se descompensan."Para que estas fases tengan lugar es necesario que el ambiente sea adecuado: que haya una buena vascularización para recibir el aporte de nutrientes, que las hormonas y los neurotransmisores estén en orden, que las células no estén inflamadas y que tengan buena capacidad de replicación", enumera la especialista.

Las infecciones y otros trastornos, los déficits nutricionales, tóxicos como el alcohol o el tabaco y también la toma de ciertos fármacos (como los destinados al control de la diabetes, del colesterol, algunos antiinflamatorios y también ciertos antiácidos) pueden alterar ese entorno ideal.

Una de las posibles consecuencias es que se acorte la fase de crecimiento, y otra que la de caída se acelere. El resultado de ambas es que podemos acabar perdiendo más pelo del que está naciendo o creciendo. Y, si esto se mantiene en el tiempo, los signos de la alopecia se harán cada vez más evidentes. 

Cuando la coleta es más fina que antes

Si al recogerte el cabello notas que la coleta ha perdido bastante volumen en poco tiempo, podríamos estar ante un efluvio telógeno, el tipo de alopecia más común en la mujer.

  • El pelo no clarea, pero sí se nota más pobre por toda la cabeza, sobre todo en los laterales y la parte de atrás. En cambio, en la alopecia androgénica –que, aunque es más común en hombres, es la segunda más frecuente en mujeres– “el pelo se va afinando y pierde grosor, pigmento... hasta que, al ser tan pequeño, no cubre el cuero cabelludo y se aprecia el clareo en la zona afectada”, aclara la doctora. Por fortuna, en ambos casos el aspecto y la densidad del cabello se pueden recuperar y mejorar porque la raíz no se ha destruido, como sí ocurre en la alopecia cicatricial, menos frecuente. 

Si las hormonas se alteran, el pelo cae

De los numerosos procesos internos que regulan las hormonas, el ciclo de crecimiento y caída del pelo es uno de ellos. Ya sabes que en las mujeres los vaivenes hormonales son mucho más frecuentes que en los hombres, y precisamente por ello la caída del pelo relacionada con las hormonas puede afectarnos más. 

  • Es más habitual en la menopausia. Al envejecimiento capilar que se da con la edad se suma el descenso brusco de los estrógenos, que hace que la presencia relativa de andrógenos (conocidos popularmente como hormonas masculinas) sea más alta. “Esto puede desencadenar o empeorar una alopecia androgénica”, apunta la doctora. 
  • Cuando la tiroides va más lenta o más rápido de lo habitual, el pelo también lo nota. Esta glándula se encarga de regular nuestros ritmos internos. Por eso, cuando el suyo se altera lo hacen también los del resto del organismo, incluidas las fases de crecimiento y caída del cabello. Así, si hay hipotiroidismo, la fase de caída se alarga. Y en el hipertiroidismo se acaba cayendo más cantidad de golpe. 

La anemia puede debilitar el cabello

“El hierro es indispensable para el pelo: participa en su metabolismo, su oxigenación, su proliferación y su crecimiento ya desde el bulbo capilar. Por eso, cuando falta hierro, se produce una caída muy llamativa, aclara la dermatóloga. 

  • Hay épocas en las que perdemos más, por ejemplo durante la menstruación, sobre todo si es muy abundante. No hay que olvidar que el hierro es un mineral fundamental para los glóbulos rojos. 
  • Las dietas muy desequilibradas y restrictivas, como algunas destinadas a perder peso rápidamente, pueden favorecer unos niveles de hierro muy bajos. Huye de estas propuestas milagro y apuesta por otras mucho más variadas y saludables como la Dieta Mediterránea que, además, nos ayuda a proteger la salud del cabello por su riqueza en polifenoles y grasas buenas. 

Los nervios, grandes enemigos de tu pelo

“El estrés está claramente relacionado con la alopecia. Aunque no es la única causa, porque hay mucha gente con estrés y no a todo el mundo se le cae el pelo, se ha comprobado que actúa como desencadenante si hay cierta predisposición, nos cuenta la experta. 

  • Lo debilita a través de una proteína, conocida como sustancia P, que actúa como un neurotransmisor. El estrés hace que las células del cuero cabelludo liberen esta proteína, que tiene un efecto inflamatorio y que provoca que el pelo entre, de forma prematura, en fase de caída. “Se produce una caída exagerada y una disminución del grosor de la fibra capilar –remarca la doctora Garnacho–. También puede provocar que los vasos sanguíneos del bulbo capilar se estrechen, disminuyendo el aporte de nutrientes del cabello”.
  • Además de efluvio telógeno, el pelo puede caerse de repente y en bloque en pequeñas zonas de la cabeza (o de otra parte del cuerpo), formando claros. Se conoce como alopecia areata y ocurre porque las defensas están sobreexcitadas y atacan a las células encargadas del crecimiento capilar.

“Si el estrés es transitorio, la caída se corrige habitualmente en unos meses”, añade. Pero si se mantiene en el tiempo y la intensidad es muy elevada, es mucho más complicado frenarla. 

Tratamientos para vencer la caída

Lógicamente, el tratamiento puede variar en función de la causa. Pero es habitual que el objetivo de muchos de ellos sea acortar el periodo de recuperación del pelo para que empiece a crecer sano y fuerte antes.“Para lograrlo, podemos utilizar antioxidantes, nutricosméticos, lociones y también algunos medicamentos”, explica la especialista. 

  • Se necesitan, al menos, 3 o 4 meses desde el inicio para empezar a notar los resultados. “No debemos crear falsas expectativas de mejoría en 2-3 semanas, porque esto es fisiológicamente imposible –advierte la Dra. Gloria Garnacho–. No hay que olvidar que, de media, el cabello crece menos de 1 cm al mes”.
  • En algunos casos, puede tardar aún mas. Por ejemplo, “si la caída se debe a una falta de hierro, desde que se corrige la ferropenia hasta que el cabello recupera su longitud y tallo habituales puede pasar hasta un año. El nuevo pelo que nace al principio suele ser fino y corto, pero no hay que alarmarse por ello”, añade.

Los nuevos tratamientos ofrecen soluciones cada vez más personalizadas según la AEDV. Desde esta entidad remarcan que es un campo en el que no se deja de avanzar, y que en nuestro país se están llevando a cabo numerosos estudios al respecto.