Quien más quien menos, ha sufrido en algún momento de su vida dolor de espalda, y más concretamente, de ciática. Con este nombre se denomina el dolor que nace en la parte baja de la columna vertebral (lumbar) y que irradia bajando por la parte de atrás de los muslos, a través del nervio ciático (de ahí su nombre).
Tener algún episodio de ciática no es excepcional. De hecho, se estima que alrededor del 80% de la población adulta pasará por uno de ellos a lo largo de su vida. La mayoría de estos "ataques" de ciática vendrán y se irán por sí solos, pero lo cierto es que en algunos casos pueden ser tan dolorosos que llegan a ser incapacitantes, de modo, que si podemos aliviarlos un poco, mucho mejor.
Por supuesto, ante los primeros indicios de estar ante un problema de ciática, lo más conveniente es que acudamos a un especialista. Este podrá examinar tu caso en concreto, averiguar las causas y prescribir el tratamiento más adecuado y personalizado posible. Y es que, cuanto más ajustado esté a las condiciones específicas de cada uno, más efectivo será el tratamiento.
¿Qué hacer ante un dolor de ciática?
Todos hemos escuchado en alguna ocasión la expresión "quedarse clavado" por culpa de una ataque de ciática. Algo que describe muy bien lo que ocurre cuando de pronto aparece ese temido dolor. En ese momento, la tendencia natural, el instinto, nos impulsa a quedarnos quietos, en reposo. Sin embargo, ¿qué dicen los expertos? ¿Qué es más aconsejable, estar inactivo o mantener cierto grado de movimiento? Aunque no hay unanimidad al respecto, existe una amplia mayoría que especialistas que aconsejan descansar los primeros días y caminar lentamente y con moderación pasado ese tiempo. La idea es no quedarse postrado en la cama o el sofá demasiado tiempo, pero tampoco retomar la actividad diaria inmediatamente.
El segundo consejo que comparte la mayoría de expertos se refiere a la aplicación de calor y frío de forma alternativa en la zona afectada. Hacerlo ayudará a bajar la inflamación, reducir el dolor y acortar el tiempo de recuperación.
Por supuesto, es fundamental evitar cargar con objetos pesados y realizar movimientos bruscos. Si necesitamos coger algo del suelo o agacharnos por la razón que sea, será imprescindible que lo hagamos de la manera correcta, es decir, tratando de no dañar aún más la lesión. Esto es, doblando las rodillas y realizando la fuerza con las piernas.
Por último, es muy importante hacer ejercicios, tanto para fortalecer la espalda, como para estirar la musculatura, especialmente de la zona lumbar.
estiramientos musculares
Existen numerosos ejercicios que pueden ayudar a reducir el dolor producido por el nervio ciático y, muchos de ellos, puedes realizarlos en casa. Ahora bien, antes es necesario que un experto te asesore acerca de qué ejercicios específicos te conviene realizar y cómo hacerlos, ya que, si los ejecutas de forma incorrecta podría ser "peor el remedio que la enfermedad".
Por otro lado, no son pocos los expertos que insisten en la importancia de la prevención. Es decir, mantener una musculatura de la espalda fuerte, es tener una espalda sana que tendrá muchas menos posibilidades de padecer ningún tipo de lumbalgia. A pesar de que no es una garantía total, ya que las causas de la ciática son muchas y muy variadas, y no todas se pueden controlar mediante el ejercicio, sin duda, sí será una ayuda importante.
unos minutos es suficiente
En cuanto a los estiramientos que podemos hacer en casa como parte del tratamiento de recuperación del dolor de ciática, a continuación hemos recogido algunos de los más habituales y efectivos.
- Estiramiento de rodilla a pecho. Este es uno de los más placenteros y eficaces. Túmbate sobre una esterilla en el suelo. Dobla una de las piernas y lleva la rodilla hasta el pecho. Rodea la pierna doblada con tus brazos. No es necesario que presiones con fuerza, pero sí que te asegures de que la pierna se mantiene sobre el pecho. Mantén la postura un minuto. Al mismo tiempo, respira lenta y profundamente. Pasado ese tiempo, estira la pierna que tenías doblada y repite lo mismo con la otra pierna. Puedes hacer esta serie dos o tres veces con cada pierna.
- Estiramiento del músculo piriforme. Hay muchos ejercicios que puedes hacer para trabajar este músculo. Entre ellos, te proponemos el siguiente. Es muy sencillo y alivia mucho. Ponte a cuatro patas. Eleva una pierna y estírala de forma que quede paralela al suelo. Sube del mismo modo el brazo contrario a la pierna que has estirado. Haz como si tiraran de la mano y el pie en sentido contrario. Mantén esa postura unos 20 segundos. Vuelve a la postura inicial. Repite lo mismo hacia el otro lado. Este ejercicio puedes realizar 3 o 4 veces por cada lado.
- Estiramiento de la espalda. Esta postura se conoce como la postura del niño. Es muy fácil de realizar, y uno de sus efectos es que es muy relajante. Consiste básicamente en sentarse sobre los talones y estirar la espalda apoyando los brazos en el suelo. Puedes estirar los brazos hacia delante o bien hacia atrás lo que te resulte más cómodo. Respira profundamente por la nariz y mantén la postura al menos un minuto.