Tener los pies fríos cuando la temperatura es baja no deja de ser algo lógico, pero hay personas que siempre los notan más fríos de lo normal, incluso cuando la temperatura no lo justifica, y eso puede deberse a distintas causas, aunque por lo general el origen está en una mala circulación.
Hay algunas cosas que puedes hacer tú misma en casa para favorecer la llegada de sangre a los pies y mantenerlos más calientes, como el sencillo automasaje que te proponemos.
Causas más probables de los pies fríos
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Aunque lo más frecuente es que notar los pies fríos se deba a las condiciones climáticas y a la falta de un abrigo adecuado, en ocasiones puede deberse a problemas médicos, en especial si siguen helados aunque uses unos calcetines gruesos o la temperatura no sea demasiado baja.
Las causas médicas más frecuentes de los pies fríos son:
- Una mala circulación es, sin duda, la causa más frecuente y puede ser resultado de trastornos como la enfermedad arterial periférica (EAP), en la que hay un estrechamiento de las arterias que impide un flujo de sangre adecuado a las extremidades. También determinados medicamentos y otros factores, más vinculados al estilo de vida, como el estrés, el sedentarismo o el tabaquismo pueden contribuir a una mala circulación y provocar los pies fríos.
- La anemia, que a menudo se debe a una falta de hierro o de vitamina B12 o B9 (aunque también puede haber otras causas) y se caracteriza por una falta de glóbulos rojos que puede afectar al suministro de oxígeno a todo el cuerpo, también a los pies.
- Una neuropatía (daño a los nervios), un problema bastante frecuente en las personas que sufren diabetes y que también puede darse cuando hay un déficit de determinadas vitaminas o enfermedades autoinmunes.
- El síndrome de Raynaud, una enfermedad que hace que los pequeños vasos sanguíneos de las extremidades se contraigan excesivamente en respuesta al frío o al estrés. Un síntoma frecuente es que los dedos de las manos o los pies estén muy pálidos o incluso azules.
- El hipotiroidismo, que ocurre cuando la glándula tiroides (fundamental para regular el metabolismo y los niveles de energía) es menos activa de los normal.
Recuerda que conviene consultar al médico si el frío en los pies es persistente y no se debe a la temperatura, y también si viene acompañado de otros síntomas como dolor, entumecimiento, llagas o lesiones.
Automasaje de pies para evitar tenerlos fríos
La Dra. Blanca Rodríguez Ayala nos propone un masaje sencillo para hacer en casa que resultará muy útil para aumentar la llegada de sangre a los pies y evitar que estén helados. Sigue estos pasos para hacerlo:
- Siéntate en una silla cómoda y coloca tu pie izquierdo sobre tu muslo derecho.
- Úntate un poco de crema o aceite de masaje en la mano y frota la piel de todo el pie, también en los dedos y entre ellos. Hazlo durante un minuto, realizando un suave masaje.
- Luego, masajea la planta del pie haciendo presión con los nudillos.
- Acaba el masaje tirando de los dedos hacia delante y hacia atrás para “liberar” los músculos que se encuentran debajo y estimular el aporte de sangre a toda la zona.
- A continuación, repite todo el procedimiento con el otro pie.
Esta sencilla técnica, que no te llevará más de 5 minutos, favorece la circulación en los pies, algo esencial para que no estén fríos.
Otras medidas para evitar los pies fríos
Además de este sencillo masaje, si notas los pies fríos lógicamente lo primero que conviene hacer es abrigarlos. Puedes usar unos calcetines gruesos, preferiblemente elaborados con fibras naturales y traspirables, o unas zapatillas calentitas para proporcionarte un calor inmediato. Sin embargo, esto no es una solución a largo plazo y conviene atajar la causa que provoca los pies fríos.
En caso que el origen sea una mala circulación, practicar ejercicio físico de forma regular te ayudará a mejorar el flujo sanguíneo a las extremidades. También dejar el tabaco y controlar el estrés pueden ayudarte mucho a controlar la circulación en general. En el caso del estrés, técnicas de relajación como la meditación o el yoga, así como hacer ejercicio o buscar ayuda psicológica, pueden ser de gran utilidad.
Hacer cambios en la alimentación también puede ayudar a reducir el frío en los pies en caso de que el origen esté en el déficit de vitaminas:
- Aumentar la ingesta de hierro puede ayudar en caso de anemia ferropénica. Está presente en la carne, las legumbres (habas, lentejas, garbanzos…), el marisco de concha (almejas, berberechos, chirlas, ostras), frutos secos (pistachos, almendras, avellanas) o las espinacas, entre otros. Para absorber bien el hierro es importante la ingesta de vitamina C (en las naranjas, kiwis, brócoli, fresa, tomate).
- El déficit de vitamina B12 puede provocar anemia y puedes aumentar tu ingesta incluyendo a tu dieta alimentos de origen animal como el pescado, la carne, las aves, la leche y los productos lácteos (queso, yogur) y los huevos. Las personas que siguen una dieta vegana pueden considerar la suplementación, siempre bajo consejo médico.
- El ácido fólico (vitamina B9), otra causa de anemia, lo puedes encontrar en alimentos como la soja, las pipas de girasol, las judías secas, los garbanzos, las acelgas, las espinacas, los cacahuetes, las almendras o las avellanas.
A veces, no obstante, el problema no está en una baja ingesta de estos nutrientes, sino en que nuestro cuerpo no los absorbe o metaboliza bien, y el médico indicará el tratamiento más adecuado.
Si el origen está en otras enfermedades como las que hemos comentado antes (como la diabetes o el hipotiroidismo) es esencial consultar al médico para encontrar el mejor tratamiento.