A veces te puedes convertir en tu propio enemigo Aquí te explicamos qué es el autosabotaje en psicología. Básicamente, para entender esta manera de obstaculizarse a uno mismo, hay que apelar a una sensación de desconfianza hacia cualquier cambio positivo, al miedo a lo incierto, a abandonar nuestra comodidad y a tomar decisiones importantes.
Es fácil encontrar aspectos de nuestra vida en la que se puede ver el autosabotaje. Por ejemplo, no atreverse a pedir un aumento de sueldo que crees merecido por miedo a que te lo nieguen o no relacionarte más en una fiesta por exceso de vergüenza y perderte parte de la diversión… El resultado final es que ponemos trabas a nuestra felicidad. Y no solo eso, además nos fustigamos por nuestra falta de empuje con sentimientos de culpa.
¿Podemos autosabotearnos en el amor?
Este boicot que nos hacemos puede reflejarse también en el terreno amoroso. Hay personas con una especial sensibilidad y miedo al dolor, por ejemplo, al dolor que provoca una relación fracasada. Si has roto con una pareja, más cuando tú seguías muy enamorado o enamorada, puede haberte provocado bloqueo.
Te ha dolido tanto que no te quieres volver a enamorar. No quieres volver a pasar por lo mismo. En psicología se denomina filofobia, el miedo a enamorarse y ser amado. Este miedo puede resultar paralizante y puede llevarte a privarte de un futuro en compañía y a aislarte definitivamente. No te deja conocer y experimentar con parejas que pueden enriquecerte mucho.
¿Cómo se supera? Algunas posibles estrategias son: ser consciente de tus miedos y, si inicias una relación, practicar una comunicación abierta con tu posible pareja e ir poco a poco.
La psicoterapia puede ser eficaz para comprender y modificar los factores asociados a este miedo a amar. Pero requiere una profunda conciencia de estos comportamientos y un compromiso para explorar las causas que puede haber debajo.
La filofobia puede tener raíces complejas. A menudo, como vemos, las causas pueden ser experiencias pasadas de traición, abandono o experiencias de relaciones tóxicas.
Los tipos de relaciones: sana o tóxica
El caso de las relaciones tóxicas de pareja es especialmente significativo. Por fortuna, ahora hay un mayor conocimiento y conciencia sobre este tipo de relaciones destructivas. Los especialistas llaman relación tóxica aquella en la que existen dinámicas dañinas de uno al otro o recíprocamente. Estas relaciones tienen siempre un denominador común: la dependencia emocional hacia el otro.
Detrás del miedo a implicarnos en una nueva relación, pueden estar las secuelas de una relación tóxica o el miedo a entrar en una nueva relación tóxica después de haber leído u oído sobre este tipo de relaciones.
Para saber si estás iniciando una relación sana, te has de plantear sobre qué está construida esa relación. Las relaciones sanas se construyen sobre la confianza, el respeto mutuo y la comunicación.
En la relación sana los dos miembros se sienten valorados y cómodos expresando sin miedos sus emociones, frustraciones e inquietudes. Sin embargo, en la relación tóxica, o uno o los dos, muestran posesividad y no expresan de verdad sus necesidades por miedo a que eso dañe a la relación.
Qué lleva a la toxicidad de pareja
Cuando en la relación no es sana pero se mantiene en el tiempo hay el peligro de llegar a un patrón de dominador y dominado, donde el primero somete según su voluntad a la otra persona, que es incapaz de liberarse.
¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Hay varias causas. Por ejemplo:
- Una cierta inmadurez, sobre todo cuando la relación empieza de adolescentes.
- Consumo de sustancias poco apropiadas, como alcohol o drogas puede enturbiar la comprensión.
- La "normalización" que la pornografía, las redes sociales y ciertos programas de televisión han hecho de actitudes sumamente tóxicas.
El resultado de sumar estos elementos es un coctel que en ocasiones pueden llegar a confundir sobre qué comportamientos son correctos y cuáles son perjudiciales dentro de una pareja.
Cómo podemos detectar la relación tóxica
Cuando una persona asume el papel de sumisión, pueden verse una serie de señales que nos darán pistas de que no está viviendo un buen momento:
- El aislamiento: deja de lado a amigos, familiares, ya no le interesan las actividades de grupo, no queda con sus amistades. Solo se relaciona con su pareja.
- Los celos obsesivos: los celos son normales. Forman parte en este tipo de relaciones como una muestra irrefutable de amor. Pero cuantos más celos se tienen es porque más se teme perder a la persona. Hay un grado que cruza la línea. Eso nos lleva al siguiente punto.
- El control: controlar la indumentaria, exigir la contraseña del teléfono para acceder a toda su información y, por lo tanto, espiar su móvil, seguir a la pareja. E incluso agredir o chantajear.
Cómo puede ayudarte la psicología
Desgraciadamente, la experiencia suele decir que la persona que está inmersa en este tipo de relación raramente es consciente de la gravedad.
No siempre es fácil distinguir cómo es nuestra relación, porque las relaciones tampoco son siempre iguales y homogéneas. Hay diferentes tipos de relaciones de pareja. Pueden tener estructuras diferentes y pasar por etapas muy distintas como el enamoramiento, la amistad, el desamor o las infidelidades.
Por ello el entorno de la persona, la red de apoyo que la rodea como amigos y familiares deben presten atención a los signos tóxicos que muestre y pedir ayuda de inmediato a algún profesional.