A la semana de nacer, la mayoría de los niños ya han recuperado el peso del nacimiento, y siguen engordando. Algunos niños tardan más, incluso dos o tres semanas, en aumentar el peso.
Puede ser normal, pero es necesario un control médico y una lactancia intensiva: tomas frecuentes, buena posición, compresión del pecho o, incluso, sacarse leche.
La salud del neonato
Bebés que las dos primeras noches dormían plácidamente, suelen pasar la tercera o cuarta noche en danza, mamando cada hora y media o dos horas. Eso no es malo, no significa que te has quedado sin leche. Todo lo contrario, significa que tu hijo por fin está engordando.
Es importante que el médico o la enfermera vean a tu hijo hacia los tres días de salir del hospital para comprobar su salud y su peso. Porque si de verdad hay un problema hay que detectarlo pronto o cada vez será más grave. Si es imposible que lo vea un profesional, al menos pésalo a los tres días, en casa o en la farmacia.
Si tu hijo no gana peso es importante detectarlo pronto o cada vez será más grave
Si está vestido, puedes pesar aparte una bolsita con una muda completa (pañal, camisita, jersey... lo mismo que lleva tu hijo) para hacer la resta. Tendría que pesar lo mismo o más que cuando salió del hospital. Si ha perdido más peso, y sobre todo si es más del 10%, acude al pediatra sin tardanza.
4 buenos consejos para que tu bebé no pierda peso
En un estudio científico, una enfermera dedicó un minuto a explicar a cada embarazada, el mismo día que iba al hospital de parto, cuatro cosas muy sencillas:
- La leche materna es el mejor alimento para el bebé.
- El calostro, la leche materna de los primeros días, es extraordinariamente bueno para el bebé.
- Hay que dar el pecho lo antes posible después del parto, y después seguir dándolo con la mayor frecuencia posible.
- Cuanto más succione el niño, más leche saldrá.
3 dudas sobre alimentación neonatal
Los bebés de las madres que recibieron estas explicaciones perdieron, como media, menos de un 4% del peso. En cambio, los recién nacidos del grupo a cuyas madres no se les había dado esta información, perdieron una media de más del 6%.
Bien mirado, estas recomendaciones son de lo más lógico, lo que ocurre es que las madres no siempre tienen la información más adecuada.
1. ¿Hay que despertarle para que mame?
Normalmente no, pero puede que te lo recomienden si la pérdida de peso de tu hijo es excesiva. En general, basta con estar atentos para ofrecerle el pecho sin esperar a que llore. Aunque solo haga 15 minutos que ha mamado, es igual. Si parece que está buscando, le vuelves a dar.
¿Cómo puede tener hambre si solo hace un cuarto de hora que ha mamado? Si ha perdido peso, ¿qué tiene de raro que tenga hambre? ¿Y si en realidad no quería mamar? No pasa nada, te lo pones al pecho, y si no quiere mamar, no mamará.
2. Mamar, mejor sin lágrimas
Algunos bebés, a los 5 o 15 minutos de pedir el pecho de buenas maneras, empiezan a enfadarse y rompen a llorar, y la toma solo se ha retrasado un rato. Pero es mucho peor si el bebé, por su carácter bonachón o porque está cansado, tras pedir el pecho unos minutos vuelve a caer dormido sin llorar. Entonces se ha saltado una toma y al cabo de unas horas habrá perdido más peso, estará más débil y cansado, y puede que le vuelva a ocurrir lo mismo.
Hay que estar atento a las señales y dar el pecho antes de que el bebé rompa a llorar
Así se entra en un círculo vicioso: el bebé cada vez tiene menos fuerzas para llorar y la madre, en cambio, piensa que duerme satisfecho. No permitas que se cumpla con tu hijo el fatídico refrán de que “el que no llora, no mama”.
3. Presionar el pecho
Y por último, si el bebé no recupera el peso porque no mama bien o porque se queda con el pezón en la boca sin succionar, es útil comprimir el pecho siguiendo esta técnica:
- Sujétalo por la base, junto a las costillas, entre el pulgar y el índice, y apriétalo bien, con cuidado para no sacárselo de la boquita. Al realizar presión suele salir un chorro de leche y el bebé, que estaba quieto, se pone a tragar. Mientras traga, mantén la presión.
- Al cabo de un rato quizás se detenga, entonces puedes soltarlo. En este punto a veces sale un chorrito más y el bebé traga. Si vuelve a quedarse quieto, aprieta el pecho de nuevo. Sueltas, aprietas, sueltas... y así vas repitiendo, alternando la posición de las manos, hasta que no salga más leche y el bebé no trague.
- Entonces ha llegado el momento de cambiar de pecho.
Solo con que salgan 10 mililitros, por dos pechos, por 10 tomas al día, son 200 ml más que habrá tomado tu hijo. La diferencia entre engordar o no engordar.