Está claro que nuestro cuerpo necesita un buena cantidad de agua a diario, pero lo que no está tan claro es si es preferible tomarla fría o a una temperatura mayor porque no hay demasiada evidencia científica, aunque los efectos que te explicamos a continuación sí parecen claros.
Los beneficios de beber agua caliente
- Ayuda a ir mejor al baño. El agua caliente “molesta” más que la fría a nuestro intestino; y ese ligero estorbo es lo que hace que se mueva (es el llamado peristaltismo o movimiento peristáltico), con lo que los desechos se eliminan mejor. Ese es uno de los motivos por el que el café y las infusiones calientes nos hacen evacuar a primera hora de la mañana.
- Puede dar sensación de bienestar. El agua y las bebidas calientes nos aportan calma y una sensación de bienestar que vienen muy bien en los momentos más estresantes. De ahí que pueda ser una pequeña ayuda los días en que se acumulen las obligaciones.
- Mejora la circulación. El calor es vasodilatador y, aunque es cierto que es un efecto puntual, contribuye a mejorar la circulación.
- Es saciante. Cuando bebemos agua tibia o caliente las paredes del estómago se expanden más fácilmente que cuando está fría. Y eso es justo lo que se necesita para que se activen los receptores de esas paredes y envíen al cerebro la señal de saciedad. Este efecto puede ayudarnos a ingerir menos cantidad de alimento y favorecer así la pérdida de peso
- Ayuda a quemar grasa. Un estudio de 2003 –y su revisión de 2021– aseguraba que tomar agua caliente nada más levantarse y ½ hora antes de comer aumenta el metabolismo un 24 %. Pero solo se dará ese beneficio si no se toman calorías excesivas.
- Favorece la expulsión de mucosidad. El calor del agua y las infusiones ayuda a ablandar los residuos que se alojan en la nariz y el tracto respiratorio superior. Junto con los caldos, pueden ser nuestras aliadas cuando pasamos por procesos gripales.
Posibles riesgos de beber agua caliente
- Puede irritar el sistema digestivo en personas con estómagos sensibles. Las temperaturas extremas, y en especial las bebidas calientes, no se recomiendan cuando existe algún problema que afecte al sistema digestivo porque puede irritar e inflamar la mucosa. Hay que tener precaución su se tiene algún problema bucal (boca seca, sensibilidad dental o estomatitis) y afecciones como la esofagitis, la gastritis u otras enfermedades del tubo digestivo.
- Hay riesgo de quemaduras. En nuestro interior (lengua, paladar, esófago…) se da el mismo efecto que si cae ese líquido en la piel. Nunca la tomes muy caliente.
En qué casos no conviene beber agua del grifo
En España, el agua del grifo es segura en el 89% del territorio. Se puede beber el agua del grifo sin ningún riesgo. Puede tener mejor o peor sabor o puede ser más dura o blanda, pero es segura.
Sin embargo, el material de las cañerías importa. Si tu casa fue construida antes de 1975 y no se ha reformado, puede que aún tenga tuberías de plomo, un mineral que, por su toxicidad, puede perjudicar la salud.
Para tomarla con más seguridad:
- Déjala correr unos segundos (sobre todo si hace más de 6 horas que no abres el grifo) si sospechas que ese mineral está presente. Así arrastrará la mayor cantidad en los primeros chorros.
- No utilices el grifo de agua caliente para cocinar o beber; utiliza agua fría y caliéntala aparte. Las altas temperaturas del agua pueden hacer que se libere más plomo.