En invierno aumentan las infecciones respiratorias. A la habitual incidencia de resfriados comunes se suma la persistente presencia del COVID-19 y la gripe.
Para contrarrestar esta oleada de patógenos respiratorios, es importante llevar a cabo estrategias preventivas. Afortunadamente, muchas de estas medidas ya nos resultan familiares gracias a las lecciones aprendidas durante la pandemia: la higiene de manos frecuente y minuciosa, y la ventilación adecuada de los espacios interiores. También la vacunación, en especial para los grupos de riesgo, o el uso de mascarillas en situaciones de alto riesgo o si hay síntomas son medidas que ayudar a prevenir la propagación de virus respiratorios.
Hay otras medidas, como la alimentación, que pasan más desapercibidas, pero que también pueden ayudarnos a combatir las infecciones respiratorias.
La alimentación como escudo contra las infecciones invernales
En la lucha contra las enfermedades respiratorias que proliferan durante la temporada fría, no debemos subestimar el papel de una nutrición adecuada. Las bajas temperaturas tienden a debilitar nuestro sistema inmunológico, lo que facilita la entrada y propagación de diversos patógenos en nuestro organismo.
Estudios científicos han demostrado que la alimentación juega un papel fundamental en el fortalecimiento de nuestras defensas naturales. Una dieta equilibrada y diversa nos proporciona los nutrientes esenciales que nuestro sistema inmunológico necesita para funcionar bien.
A continuación, te presentamos 9 alimentos que potencian la inmunidad, ayudan a prevenir infecciones como la gripe, el COVID-19 y los resfriados comunes y a aliviar síntomas comunes como la tos y los estornudos.
La cebolla: un escudo contra las infecciones invernales
La cebolla debe sus cualidades terapéuticas para combatir los resfriados invernales principalmente a los compuestos azufrados, que le confieren potentes propiedades antisépticas.
Una forma particularmente beneficiosa y agradable de consumir cebolla durante la temporada de frío es preparar una reconfortante sopa de cebolla caliente, una receta ideal como cena ligera y nutritiva en días de bajas temperaturas.
El ajo: un aliado natural para potenciar las defensas
El secreto del poder del ajo reside principalmente en un compuesto llamado alicina. Esta sustancia se caracteriza por ser un potente antioxidante y tener propiedades antimicrobianas.
El consumo regular de ajo puede tener un impacto positivo en nuestras defensas de varias maneras porque estimula la producción de glóbulos blancos, con lo que fortalece la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
Para aprovechar al máximo los beneficios del ajo, puedes consumirlo crudo para obtener la máxima concentración de alicina, incorporarlo en diversos platos cocinados o utilizarlo como condimento en ensaladas y salsas.
La miel: un remedio ancestral con respaldo científico
A lo largo de la historia, la miel ha sido valorada no solo por su dulzura, sino también por sus propiedades medicinales. Destaca por su capacidad para aliviar el dolor de garganta y calmar la tos persistente y tradicionalmente se ha consumido mezclada con leche caliente o combinada con zumo de limón.
Un estudio reciente indica que puede ser tan efectiva como los medicamentos antitusivos convencionales y, además, presenta la ventaja de no tener efectos secundarios adversos.
A pesar de sus numerosos beneficios, no se recomienda administrar miel a niños menores de un año porque existe un riesgo potencial de botulismo.
Cítricos: vitaminas contra los resfriados
Los cítricos son reconocidos por su alto contenido en vitamina C, un nutriente esencial que estimula el sistema inmunitario y fortalece las defensas naturales del cuerpo.
Hay que aclarar que la vitamina C no previene directamente los resfriados. Sin embargo, es muy importante para fortalecer nuestro organismo. El consumo regular de cítricos contribuye a preparar mejor al cuerpo para enfrentar las infecciones, mejorar la capacidad de recuperación ante un resfriado y mantener un sistema inmune más robusto y eficiente.
Para aprovechar al máximo estos beneficios, puedes beber zumo de naranja fresco, consumir naranjas o mandarinas enteras como snack o incorporar estos frutos en ensaladas o postres.
Caldo de pollo: un remedio tradicional que elimina mucosidades
Entre los remedios caseros más populares para combatir los resfriados y gripes, el caldo de pollo destaca por sus múltiples beneficios, respaldados tanto por la sabiduría popular como por estudios científicos.
Este reconfortante alimento ayuda a prevenir la deshidratación, común durante los procesos gripales, favorece la fluidificación y eliminación de mucosidades, y puede reducir la inflamación en las vías respiratorias.
La Clínica Mayo, una institución médica de renombre en Estados Unidos, señala que el consumo de líquidos calientes, como el caldo de pollo, puede contribuir a disminuir la inflamación de la garganta.
Carnes blancas y cereales integrales: potenciando la recuperación
Recientes investigaciones han arrojado luz sobre la importancia del zinc en el fortalecimiento de nuestro sistema inmunitario, especialmente en la lucha contra los resfriados comunes. Un hallazgo particularmente interesante sugiere que una ingesta diaria de 75 mg de zinc puede tener un impacto significativo en la duración de estas afecciones, reduciéndola entre un 20% y un 40%.
Para incorporar este mineral esencial en tu dieta, considera incluir regularmente carnes blancas (pollo, pavo), marisco, pescado, frutos secos, cereales integrales y legumbres.
Legumbres: un tesoro nutricional para fortalecer las defensas
Las legumbres son una fuente rica en nutrientes esenciales para el funcionamiento óptimo de nuestro sistema inmunológico. Destacan por su contenido en vitaminas del complejo B (B6, B12, B9), que desempeñan un papel crucial en la formación del ADN y la síntesis de proteínas fundamentales para el sistema inmunitario.
Investigaciones recientes indican que la deficiencia de vitamina B6 puede comprometer la inmunidad celular, especialmente en adultos mayores sanos. La reposición de esta vitamina ha demostrado normalizar la función inmune en estos casos.
Fermentados: fortalecen las defensas desde el intestino
Los alimentos fermentados, como el yogur, el kéfir, la col fermentada (chucrut) o el miso, son excelentes fuentes de bacterias ácido lácticas, particularmente los lactobacilus, que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota intestinal y a fortalecer la barrera inmunológica del tracto digestivo.
Un estudio publicado en el British Journal of Nutrition observó que el consumo regular de probióticos podría ayudar a reducir la intensidad de los síntomas del resfriado común.
La hidratación: clave en la recuperación
Durante los resfriados, el apetito suele disminuir, especialmente en las etapas iniciales. Sin embargo, esto no debe ser motivo de preocupación excesiva, siempre y cuando se mantenga una adecuada ingesta de líquidos.
En las primeras 48 horas de un resfriado no es esencial consumir grandes cantidades de alimentos sólidos. El enfoque debe estar en la hidratación y en alimentos fáciles de digerir.
Puedes optar por zumos naturales preparados en casa, purés de verduras, sopas ligeras y agua, como la fuente principal de hidratación (entre 8 y 10 vasos al día).