Las mejores frutas y verduras para "limpiar" el hígado

Verás que muchos tienen cierto regusto amargo. Y es que los compuestos que le otorgan ese sabor son, precisamente, los que ayudan a ‘limpiarlo’.

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Eva Blasco

Periodista especializada en salud

Actualizado a

Alcachofa de jerusalen

Alcachofa de Jerusalén.

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Protagoniza tantas funciones importantes para el organismo que se merece que lo cuides. Y es que el hígado es un órgano extraordinario; además de intervenir en el metabolismo de los nutrientes, producir bilis para la digestión y eliminar sustancias perjudiciales para el organismo... ¡tiene la capacidad de regenerarse! Y según lo que comamos funcionará mejor.

Te presentamos vegetales que van a ayudarte en esta tarea. Y si además de tenerlos en cuenta en tus menús, incorporas guindilla, cúrcuma y jengibre a tus recetas, el efecto será aún mejor: estos te aportan sustancias que también favorecen el buen funcionamiento de este órgano.

Finalmente, no olvides que conviene no sobrecargar este órgano con alimentos grasos difíciles de procesar, como los fritos, ni tampoco con los que contienen demasiados azúcares.

Endibia, una de las hortalizas más digestivas

Frutas y verduras que tu hígado agradece

Archivo Rba

Su sabor, un tanto amargo, nos dice que es buena para el hígado. Se lo proporciona una sustancia llamada intibina, que mejora la función de este órgano al estimular la secreción de jugos biliares y el vaciado de la bilis en los intestinos.

  • Ideal para un picoteo saludable. Corta en juliana zanahoria y radicchio (o achicoria roja), que también tiene intibina, añade unos trocitos de naranja o mandarina, rellena unas hojas de endibia y aliña. Si las rematas con un picadillo de nueces, se convierten en un completísimo protector hepático, sabroso y crujiente. 
  • Con un relleno algo más potente. Puedes trocear cebolla roja y mezclarla con trocitos de pera y un poco de queso de cabra desmenuzado.
  • Tómalas con salmón o jurel. Los ácidos grasos del pescado azul doblan su efecto protector.

Rabanitos, protectores hepáticos

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Estimulan la producción de bilis también gracias a la intibina. Pero es que, además, por su fibra, su agua y su potasio ayudan al cuerpo a eliminar toxinas a través de la orina. Y no hay que olvidar que es un miembro más de la extraordinaria familia de las brasicáceas o crucíferas, como las coles, los grelos o el brócoli.

  • En una ensalada que cuida la microbiota. Lleva, además de láminas de rabanito, un poco de chucrut, col rizada, brotes tiernos, daditos de manzana y cebolla morada. Alíñala con una vinagreta de mostaza. 
  • Picados para enriquecer recetas. Puedes añadirlos a una mayonesa o mezclarlos con un queso para untar tostadas. Y sus brotes son un tesoro nutritivo que puedes añadir a tus ensaladas.

si has comido carne, Acaba con piña

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Es fuente de vitamina C y fibra, y contiene bromelina, una enzima que facilita la digestión. Esta virtud, más su aporte de antioxidantes y líquidos, benefician al buen funcionamiento del hígado.

  • Es una buena amiga de las lentejas. Como ya sabes, la vitamina C ayuda a que el organismo absorba mejor el hierro. Inclúyelas en una ensalada acompañadas de dados de papaya y mango y unas virutas de jamón ibérico. Aliña con esta vinagreta: 4 cucharadas de aceite de oliva, el zumo de medio limón, unas hojitas de menta picadas y un poco de sal. 
  • En unas brochetas de pollo. Ensarta los tacos de carne intercalándolos con trozos de piña y pimiento, y hazlas a la plancha. Recuerda que si usas brochetas de madera tienes que sumergirlas en agua 20 minutos antes de montar los alimentos para que no se quemen luego. 
  • Y de postre. Córtala en rodajas muy finas y añádeles yogur batido con un tenedor y chocolate.

Cebolleta para todo el sistema digestivo

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Como el ajo, aporta glutatión, un potente antioxidante que protege las células del hígado de la acción de los radicales libres. Sus compuestos azufrados, como la alicina, eliminan tóxicos y fortalecen aún más nuestro escudo protector. 

  • Con otra reina del huerto. La cebolleta brilla en este plato de habitas con huevo al plato. Saltéalas con ajo laminado, añade un poco de pimienta rosa, casca un huevo encima y deja que se cueza. 
  • Úsala como tropezón. Solemos hablar de picatostes, semillas o huevo duro, pero la cebolla queda genial sobre un puré.

Las acelgas y sus nitratos, con moderación

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Interesan por su contenido en nitratos. Las acelgas (también espinacas, escarola, apio, col rizada...) protegen el hígado porque hacen que acumule menos grasa. Sus nitratos se convierten en óxido nítrico, compuesto que reduce el estrés oxidativo. Pero no las tomes con mucha frecuencia si tienes problemas sanguíneos o cálculos renales.

  • Cocina unos espaguetis multicolores. Corta unas hojas de col y acelgas lavadas en tiras finas y unos bastoncitos de calabacín y zanahoria. Saltéalo todo, mézclalo con unos espaguetis de pasta ya hervidos y añade una cucharada de salsa de tomate casera. Aligerarás el plato de pasta italiana. 
  • Con setas en unas patatas rellenas. Cocínalas enteras con piel y vacíalas un poco. Saltea las acelgas con shiitakes y cebolla, pícalo todo un poco, mezcla con la pulpa y rellena.

Los beneficios del socorrido limón

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Es otra fuente excelente de vitamina C y, por lo tanto, de antioxidantes. Esta vitamina no está sola en la tarea de combatir el daño oxidativo en el cuerpo; los limones también atesoran flavonoides y otros compuestos que protegen nuestros órganos.

  • Incorpóralo a tus zumos... pero mejor en compañía. Además de la típica mezcla con naranja, también puedes tomarlo en un batido con mango. 
  • Y también a tus aliños, como en esta vinagreta. Lleva aceite de oliva, el zumo de medio limón, un cucharada de tamari y una cucharadita de mostaza.

Activa tu hígado tomando espárragos

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Contienen sustancias, como los flavonoides, que lo ayudan a “funcionar”. Y es que mejoran la secreción de enzimas hepáticas. También aportan glutatión, potasio, agua y azufre... 

  • Una crema muy delicada, sin que te pases de cocción. Rehoga puerro cortado en juliana, añade los espárragos troceados y un poco de tupinambo o patata, añade un poco de agua, lo justo para cubrirlos, y deja cocer. Al cabo de unos minutos incorpora una manzana troceada. Cuando esté listo, tritura.
  • Elígelos para una guarnición con frutos secos. A fuego bajo, ponlos en una sartén con un poco de aceite de oliva y ve girándolos hasta que se doren. Agrega almendras laminadas. 
  • Para un aperitivo. Envuélvelos con una loncha de tu pescado ahumado favorito o con jamón.

Completa tu despensa protectora del hígado

Haz un hueco en tus menús a estos cuatro vegetales:

  • Alcachofa. Es un alimento imprescindible si se quiere cuidar el hígado gracias, entre otros, a su cinarina. Disfrútala así: retírale las hojas externas y las puntas, y colócala boca abajo en una bandeja de horno con un vaso de agua. Añade 2 cucharadas de vinagre de manzana, 2 de aceite, sal y pimienta. Tápalo y hornea 20 minutos. Una vez cocidas, ponlas sobre un plato, aplástalas como si fueran flores y aliña con una vinagreta con zumo de piña y cebolleta picada. 
  • Frutos rojos. Gracias a su riqueza en polifenoles (antioxidantes y antiinflamatorios), su consumo regular contribuye a proteger la salud del hígado. Disfrútalos en una gelatina natural casera, en salsas o como parte de una sopa de tomate.
  • Manzana. Por su fibra y sus polifenoles, es un bálsamo para el hígado. Los estudios confirman que mejoran los niveles de colesterol en este órgano y contribuyen a la producción de enzimas. Tómalas con piel en ensaladas y salteadas como guarnición.
  • Rúcula. Es doblemente beneficiosa: junto con las espinacas, es la verdura de hoja verde que más nitratos contiene, y también pertenece al grupo de las que tienen sabor amargo. Añádela a tus ensaladas. O remata tu pizza casera con unas hojas frescas de rúcula y un cordón de aceite picante.

Dales un ligero toque picante

Hoy en día se estudia la capsaicina, el ingrediente activo de los chiles (guindilla), para incluirlo como ingrediente en tratamientos futuros para dolencias hepáticas. Se ha demostrado que ese compuesto, que es el que proporciona el sabor picante, tiene efectos protectores ante una lesión hepática (también si esta ocurre por exceso de fármacos), una fibrosis e, incluso, cuando hay células tumorales.

  • La capsaicina de los chiles es antidiabética. Es otro de sus beneficios. Y aún hay más, puede ser una ayuda para activar el metabolismo, quemar más grasas y reducir la obesidad; es antioxidante; y contribuye a reducir la sensación de dolor, sea cual sea la causa que lo produce. 
  • Conviene añadirlo con prudencia. Si no estás acostumbrada al picante, úsalo al principio en muy poca cantidad (y mejor no hacerlo si hay problemas digestivos).Y recuerda que el yogur, la leche o el queso anulan el efecto de la capsaicina si se toman al mismo tiempo.