El alzhéimer y el resto de enfermedades cerebrales degenerativas son el gran reto de la medicina moderna. Lo son porque la población vive más años y estas enfermedades aparecen cada vez con más frecuencia, ya que el envejecimiento es un factor clave en la mayoría de casos.
Hay muchos millones de personas en riesgo potencial de padecer alzhéimer, sobre todo en los países desarrollados y muchas investigaciones en marcha que intentan averiguar por qué aparece en algunos casos y otros no. Hay pistas. Se sabe que una proteína, el beta-amiloide, se acumula en el cerebro y juega un papel importante en la degeneración cerebral. Y se han encontrado posibles causas genéticas que explicarían algunos casos, pero no todos.
También se han analizado factores como la nutrición. Hay varios estudios que reflejan que una dieta adecuada puede disminuir los riesgos. Ahora, una investigación de la Fundación Pasqual Maragall (líder en investigación de la enfermedad) con el Hospital del Mar, de Barcelona, ha demostrado un grupo de alimentos fundamentales contra el alzhéimer.
La dieta clave para prevenir el alzhéimer
Este grupo de alimentos son los que contienen grasas omega-3. Hasta aquí tampoco es una gran sorpresa, puesto que este tipo de nutrientes ya se han citado en numerosos trabajos como uno de los más importantes para la salud cerebral.
Lo significativo de este estudio es que ha demostrado cómo actúan estos nutrientes en el cerebro. Ha visto que las dieta ricas en grasa omega-3 son beneficiosas incluso cuando ya se tienen el alzhéimer y se han producido los primeros daños. Pero son especialmente útiles si se consumen como prevención cuando la persona está en la mediana edad.
Y ha ido más allá al poder diferenciar qué alimentos que contienen omega-3 son más útiles como prevención, según los niveles de riesgos de la persona:
Las grasas omega-3 de origen vegetal, que están presentes, entre otros, en las nueces, las coles de Bruselas, el aceite de colza o las semillas de chía, son especialmente beneficiosos en personas con riesgo genético. Estas personas tienen un gen (APOE-e4) que aumenta las posibilidades de padecer alzhéimer.
Las grasas omega-3 procedentes del pescado azul (el salmón, el atún, las sardinas o las anchoas, entre otros) se ha comprobado que son más beneficiosas para las personas que no tienen alzhéimer, pero sí un riesgo mayor porque ya empiezan a acumular beta-amiloide.
Cómo beneficia el omega-3 al cerebro
Estos investigadores han confirmado que una dieta rica en omega-3 hace que el cerebro metabolice mejor la glucosa (el azúcar en sangre). El cerebro necesita esa glucosa para convertirla en energía y poder funcionar bien. Todo el cuerpo usa la glucosa para funcionar, pero “es el cerebro el órgano que más la consume”, ha explicado el investigador y farmacéutico Aleix Sala-Vila, autor del estudio.
La grasa omega-3 está en determinados alimentos. Nuestro sistema digestivo descompone la grasa (a partir de ese momento se llama ácido graso), o extrae directamente el ácido graso que ya contiene (que es propiamente el omega-3).
El cuerpo utiliza estos ácidos grasos de muchas manera. Incluso puede recurrir a ellos como energía cuando no tiene glucosa, aunque no es su principal función.
Estos investigadores de Barcelona han observado que el ácido graso omega-3 sobre todo permite que la glucosa se metabolice mejor en aquellas zonas del cerebro que tienen más dificultades para hacerlo. Consigue que esas partes del cerebro funcionen mejor.
¿Sabes diferenciar las grasas?
Este estudio refleja una vez más la importancia de la nutrición en nuestra salud y el valor de saber entender y diferenciar los nutrientes que tienen los alimentos.
El caso de las grasas, como ves, es especialmente significativo. Al hablar de grasas solemos tener prevención, relacionándolo con aumento de peso, y no es en absoluto así. Las grasas están presentes en la composición de nuestro cuerpo y en otros alimentos. Son imprescindibles.
Hay dos tipos de grasas:
- Las grasas saturadas son moléculas de grasa poco saludables debido a su composición. El aceite de palma, la manteca o el queso, por ejemplo, contienen grandes cantidades.
- Las grasas insaturadas tienen una estructura beneficiosa para regular el colesterol y evitar problemas cardiovasculares. Hay de varios tipos, que seguro te suenan:
- Monoinsaturados: presentes en algunos frutos secos, el aceite de oliva.
- Poliinsaturados: está en alimentos con omega-3, y otros como los huevos y el aguacate.
A parte hay otros ácidos grasos esenciales, que se llaman así porque son imprescindibles para el organismo y no los podemos crear a partir de las grasas de los alimentos. El omega-3 es un ejemplo. Es un ácido graso poliinsaturado, por su composición, y es un acido graso esencial, porque no lo podemos metabolizar.