De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. Y es que el sobrepeso y la obesidad, que son conocidos factores de riesgo para diversas enfermedades y representan una gran carga para los servicios de salud pública son una auténtica pandemia del siglo XXI.
Es por ello que se investiga constantemente para encontrar tratamientos eficaces contra la obesidad. Un estudio coordinado por investigadores del CIBERDEM en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (IIB Sant Pau) sugiere que la nicotinamida, una forma de vitamina B3, actúa como quemagrasas y protege de la obesidad.
Qué es la nicotinamida y por qué actúa contra la obesidad
La nicotinamida es una forma de vitamina B3 que actúa como precursor natural de una molécula (adenina nicotinamida dinucleótido o NAD+). La nicotinamida se encuentra en los alimentos y se utiliza como suplemento dietético.
Esta molécula, el NAD+, es muy importante para el metabolismo energético de las células. Tanto es así que unos niveles bajos favorecen la acumulación de grasa.
De hecho, las personas con obesidad y enfermedades asociadas a ella como la diabetes mellitus presentan deficiencia de esta molécula. El NAD+ también se reduce con la edad.
¿Cómo revertir esa carencia de NAD+ que favorece la obesidad?
La investigación del CIBERDEM ha demostrado que la administración de nicotinamida consigue aumentar los niveles de esta molécula en ratones.
Así pues, esta forma de vitamina B3 podría representar una "estrategia terapéutica efectiva" contra la obesidad, señala Josep Julve, el investigador del CIBERDEM que ha coordinado el estudio.
El efecto quemagrasa de la nicotinamida o vitamina B3
Según ha demostrado esta investigación que se ha publicado en la revista Molecular Nutrition and Food Research, cuando se administra nicotinamida, y en consecuencia suben los niveles de NAD+, aumenta el gasto energético.
Un hallazgo que abre nuevas opciones para dar soluciones nutricionales que funcionen contra la obesidad y otras patologías a largo plazo.
La investigación del CIBERDEM parte de la idea de que la obesidad es una enfermedad de tejido adiposo y la nicotinamida actuaría preferentemente en este tejido como "quemagrasas" induciendo la formación de tejido adiposo marrón.
- La grasa parda o marrón se conoce popularmente como grasa buena porque acelera el gasto energético.
- Y acelera el gasto energético o, lo que es lo mismo, la quema de grasas, porque su función es la termogénesis, es decir, producir calor cuando el organismo se expone al frío, y regular así nuestra temperatura corporal.
- Para realizar correctamente esa función de termogénesis, utiliza una proteína llamada UCP1 que se encuentra en el interior de la célula de grasa parda (adipocito pardo).
- Esta proteína consume triglicéridos y glucosa como combustible para transformarlos en calor. De ahí el efecto quemagrasa.
El estudio al que nos referimos realizado en ratones constató que la administración de nicotinamida había provocado un aumento de la proteína UCP1 y, por tanto, de los niveles de grasa parda.
La nicotinamida previene el hígado graso
La obesidad es también una condición inflamatoria crónica y el efecto anti-obesidad de la nicotinamida se acompañó por un aumento de dos sustancias con acción antiinflamatoria –la adiponectina y la interleucina 10–.
La acción de estas dos sustancias podría ser la responsable de la desinflamación que se observó en el tejido adiposo de ratones tratados. Por tanto, la nicotinamida podría tener una acción antiinflamatoria, pero aún hay más.
- La intervención con nicotinamida también previno el desarrollo de hígado graso inducido por la dieta, otro de los efectos adversos asociados frecuentemente con la obesidad.
- Así pues, este estudio también sugiere que la suplementación con nicotinamida podría, al menos en parte, compensar las dificultades que tienen las células hepáticas para procesar los lípidos cuando se comen grasas.
Francisco Blanco, codirector del estudio, destaca además que esta forma vitamínica no causó efectos adversos y que en un futuro podría estudiarse en humanos.
"La experiencia previa con terapias que aumentan NAD+ es aún hoy día limitada, por lo que es imprescindible la realización de ensayos clínicos que prueben si estos efectos beneficiosos también se producen en pacientes que ya han desarrollado obesidad", concluye el investigador.
Hace falta seguir investigando, pero los hallazgos de este estudio son prometedores y sin duda orientan sobre posibles opciones terapéuticas para luchar contra la pandemia de la obesidad.