Más allá del golpe de calor que es una situación más extrema, el aumento de las temperaturas puede favorecer la fatiga, el cansancio y la sensación de apatía.
Son señales propias de astenia que aparecen con los cambios de estación, y si el aumento de las temperaturas es brusco, el cuerpo tiene que hacer un esfuerzo extra para acostumbrarse a ello.
Adaptarse a los días más largos
Nuestro organismo funciona perfectamente sincronizado gracias a un "reloj interno" que regula la producción de hormonas. Y las "pilas" de ese reloj interno son en gran medida la luz solar. Con el aumento de las horas de luz a medida que se acerca el verano, el organismo tiene que hacer un esfuerzo para volver a reajustarse.
Teóricamente ese reajuste horario resulta más fácil en verano porque amanece más temprano y con la luz natural disminuye la melatonina (la hormona del sueño que aumenta con la oscuridad). Por eso en verano nos sentimos frescos y despiertos a primera hora. La luz actúa como un auténtico y saludable despertador natural que nos hace sentir vigorosos de buena mañana.
El problema es que ese aumento de la horas de luz llega acompañado de temperaturas elevadas.
Baja la presión arterial y aumenta el sudor
El cansancio que provoca el calor tiene una explicación fisiológica:
- El aumento de las temperaturas puede provocar una bajada de la presión arterial. La presión es más alta en invierno porque con el frío los vasos sanguíneos se estrechan, pero con el calor se dilatan y se reduce los valores. De hecho, en verano los hipertensos controlan mejor la enfermedad. Ahora bien, las temperaturas muy altas pueden favorecer bajadas bruscas de presión que pueden provocar cansancio e incluso mareos.
- También aumenta la sudoración como mecanismo del cuerpo para refrescarse. Las glándulas sudoríparas de la piel generan sudor para enfriar el cuerpo mediante la evaporación de agua, lo que puede provocar pérdida de minerales. Los principales minerales que se eliminan son el cloruro, el sodio y el magnesio. Este último participa en el metabolismo energético y contribuye a reducir el cansancio.
con el calor duermes peor
A medida que se alargan los días muchas personas cambian de rutinas, cenan más tarde y trasnochan más, con lo que reducen sus horas de sueño.
Además, con el calor todos acostumbramos a dormir peor. Recordemos que hay dos factores externos que son claves para un buen descanso: oscuridad y temperatura idónea.
Para que la glándula pineal ponga en marcha la cascada de melatonina necesaria para conciliar el sueño, es necesario que haya oscuridad y que la temperatura corporal baje un grado aproximadamente.
Por eso es más fácil dormir en una habitación más bien fría que en una demasiado cálida. La temperatura idónea del dormitorio para conciliar el sueño debe ser de 18,3º, aunque la mayoría dormimos a unos 21º.
Consejos para combatir el calor
- Despierta con luz natural. No bajes las persianas al ir a dormir, así te despertarás con luz natural y te sentirás más activo por la mañana. De esta forma tu reloj interno se adaptará con mayor rapidez a los días más largos.
- No trasnoches. Evita las cenas tardías y procura acostarse a la hora que lo haces habitualmente. Y si trasnochas los fines de semana, no le levantes demasiado tarde al día siguiente. Mantener unas rutinas de sueño favorece un correcto funcionamiento interno.
- Menús más ligeros. Con el calor, el cuerpo pierde mucha más agua y minerales como el magnesio cuya carencia provoca fatiga. Debes aumentar la ingesta de líquidos a lo largo del día e incluir más alimentos ricos en agua (verduras y frutas) que son más ligeros. Recuerda que con el calor necesitas menos calorías que en invierno.
- Actívate con una ducha matinal. Este gesto activa la circulación de buena mañana y hace que llegue más oxígeno a todas las células del organismo. Empieza con agua tibia y acaba con agua fría.
- Haz estiramientos al despertar. El ejercicio genera endorfinas y aumenta los niveles de energía y autoestima.
- Valora la posibilidad de tomar suplementos. Si te sientes muy cansado, consulta con tu médico la opción de tomar algún suplemento con magnesio o vitaminas del grupo B que ayudan a combatir el cansancio.