La adolescencia es una de las etapas más difíciles de gestionar para los padres que, en pocos años, ven cómo su hijo se vuelve más distante y reservado e, incluso, rechaza la presencia de sus progenitores.
Saltarse las normas es algo bastante frecuente en esta etapa, pero es algo que no hay que dejar pasar, achacándolo a que "son cosas de la edad".
"El adolescente tiene un sinfín de estados anímicos en un día. En algunos momentos, puede ser complicado convivir con él"
¿Pero cómo debemos actuar cuando nuestro hijo adolescente sobrepasa los límites de forma sistemática? El experto comparte algunas de sus claves para lograrlo en este manual muy útil no solo para padres con adolescentes, también para aquellos con hijos más pequeños.
Reconocer cómo educamos, el primer paso
"Todo padre, madre, familiar y persona de referencia tiene un estilo educativo determinado independientemente de que sea consciente de ello", expone Rodrigo en su libro. Y saber reconocerlo es el primer paso para entender el punto en el que se encuentra la relación con tu hijo o hija.
- Así, a grandes rasgos, para el autor se puede ser autoritario, protector, negligente, ausente, diplomático o basar la educación en los castigos o en los sacrificios que se hacen por los hijos.
- "No hay un estilo marcadamente mejor que otro, lo verdaderamente relevante es saber detectar los 'pros' y los 'contras' que tiene el estilo de cada uno de nosotros", afirma.
Unas ventajas e inconvenientes que el experto apunta en su manual.
- Así, por ejemplo, una de las fortalezas de un modelo educativo protector es que el hijo o hija se siente seguro y nota el cuidado de sus padres.
- Pero cuando la protección desemboca en sobreprotección, puede provocar una disminución de su autonomía y de que desarrolle sus propias habilidades para afrontar los riesgo de la vida.
Al identificar su estilo educativo, los padres podrán entonces "reforzar sus fortalezas y entender las debilidades que tiene para, poco a poco, ir perfeccionando su modo de educar y, en definitiva, ser capaz de afrontar mejor cada situación de conflicto con su hijo", concluye el educador.
La adolescencia, una etapa compleja
Hay que tener siempre presente que el adolescente se encuentra en un momento de auto afirmación.
- "Quiere y debe enfrentarse al gran reto de ser un adulto con plena autonomía. Y, desde ahí, se entiende la necesidad de distanciarse de sus padres. La clave para mantener una buena comunicación con nuestros hijos es entender este concepto", afirma Alejandro Rodrigo.
Por qué no cumplen las normas
"Cuando un hijo está incumpliendo las normas de manera sistemática, lo que está haciendo es lanzarnos un mensaje encriptado de lo que realmente le ocurre", afirma el autor del manual.
- "La habilidad que tengamos como padres para escuchar, traducir y desencriptar ese mensaje será la clave para poder entender realmente lo que quieres decirnos nuestro hijo", remarca.
Así, ¿qué es lo que lleva a niños y adolescentes a saltarse las normas? La etapa evolutiva en la que se encuentren es determinante para responder esta respuesta.
De los 11 a los 14 años
En el periodo preadolescente los niños están inmersos en un proceso puramente emocional.
- "El cuerpo del niño está transformándose y ni él mismo sabe qué le está pasando. En ocasiones no se aguanta ni él", afirma Rodrigo en su libro.
- A esta edad, el niño "probablemente esté incumpliendo las normas para, inconscientemente, llamar la atención. Para asegurarse de que los padres no dejan de quererle. Cada hijo puede pedir una cosa distinta: más atención, más amor, más tiempo, más tranquilidad en el hogar, menos prisas, más diversión y menos “rollo” en la casa…", añade.
A partir de los 14 años
Un adolescente de manera general incumple las normas por dos razones, expone el especialista.
- La primera es porque se equivoca, algo que suele ocurrir debido a la impulsividad y a la falta de capacidad reflexiva propia de la edad.
- "La segunda razón es porque las normas no se ajustan, o no se han ido ajustando con el paso del tiempo, adecuadamente a su desarrollo y a sus características –apunta en su manual–. Es necesario echar la vista atrás y analizar cómo ha sido su evolución en lo referente a cumplir las normas".
Cómo darle la vuelta a la situación
"Mi hijo no cumple las normas, pero es que tampoco respeta las consecuencias que le ponemos y se salta los castigos. Ya no sabemos qué más podemos hacer". Esta es una de las frases que el autor escucha frecuentemente en su gabinete de orientación y atención familiar.
Para saber qué hacer ante este escenario nos propone esta hoja de ruta:
- Si tu hijo no acepta consecuencias ni castigos: entonces es que no eres un referente ahora mismo para él. Puede que sí lo seas en el futuro, pero no ahora mismo.
Es mejor apostar por las consecuencias que por los castigos, y por las recompensas que por los premios
- Si no eres un referente: no puedes seguir realizando las mismas acciones en casa.
- Si no puedes realizar las mismas acciones en casa: debes buscar nuevas respuestas dentro de casa.
Si buscas nuevas respuestas dentro de casa, pueden pasar dos cosas:
- Que sean efectivas y la dinámica negativa se solucione. Fin.
- Que no sean efectivas: debes buscar nuevas respuestas fuera de casa. O, lo que es lo mismo, buscar ayuda profesional.
Pero, sea cual sea el punto en el que se encuentre la relación, para Alejandro Rodrigo es fundamental que los padres tengan que "lo que el adolescente en realidad quiere es que no le abandonemos, aunque no lo exprese. Anhela que sigamos compartiendo tiempo con él".
Convertirse en referente
"Aunque parezca que los adolescentes rechazan a los padres, lo que verdaderamente quieren es tener un referente, un adulto a quien imitar", insiste el autor.
Para conseguirlo y mejorar la relación entre adultos y adolescentes, propone lo siguiente:
- "A los adolescentes les encanta que les hablen y les den responsabilidades como a un adulto y que, cuando cometan errores, les entiendan como los niños que son. Con esta actitud pronto dejan de comportarse como niños".
- "Un adulto que esté a su lado y pueda entender esta estrategia, será un verdadero referente para ese adolescente", concluye.