La mala fama del agua del grifo puede ser una de las razones por las que España es el quinto país europeo que más agua embotellada consume por persona, por detrás de Italia, Alemania, Bélgica y Portugal, según datos de la Federación Europea de Aguas Envasadas.
Pese a ello, el consumo de agua corriente sigue siendo mayor. Y un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) demuestra que, en general, es mejor de lo que pensamos.
Sin embargo, existen varios factores que pueden alterar su calidad desde su origen hasta que acaba saliendo por tus grifos. Saber Vivir te explica cómo averiguar si puedes beber el agua que te llega a casa sin problema.
Qué calidad tiene el agua del gripo en España
Para el estudio de la OCU, realizado en 2014, se tomaron muestras de agua en hogares de 62 municipios de toda España –50 capitales de provincia y 12 localidades de pequeño y mediano tamaño–.
Las muestras se enviaron a un laboratorio, donde se analizó su calidad higiénica, los niveles de contaminantes, así como su grado de mineralización y dureza, entre otras características.
El resultado fue que en 55 de las 62 poblaciones analizadas el agua era buena o muy buena. Es decir, en el 89% de los casos. Burgos, San Sebastián y Las Palmas fueron algunas de las ciudades con mayor calidad del agua.
Solo en estas 7 localidades se encontraron deficiencias, aunque ninguna tan grave como para que no fuera potable: Lebanza (Palencia), Ciudad Real, Palma de Mallorca, Arándiga (Zaragoza), Barcelona, Huelva y Logroño.
Burgos, San Sebastián y Las Palmas son las localidades con mejor nota
Sin embargo, esto no quiere decir que en estos lugares el agua siempre sea peor. El informe reconoce que los resultados corresponden al momento concreto de la toma de la muestra y pueden variar, pero sirven para tener una idea global de la calidad del agua que consumimos en España.
Sustancias que alteran a la calidad del agua
El laboratorio analizó en las muestras de agua la presencia de sustancias que en determinados niveles pueden ser perjudiciales para la salud:
- Mineralización: contenido en sodio, potasio, magnesio, etc., que influyen en el sabor del agua.
- Metales: rastros de cobre, zinc, níquel, plomo, hierro... tanto de origen como debido a las tuberías.
- Trihalometanos: compuestos químicos que se producen como reacción del cloro que se emplea para la potabilización del agua. Al ser volátiles, se pueden inhalar por ejemplo mientras te duchas, y provocar irritación en el sistema respiratorio, los ojos y la piel.
- Plaguicidas: presencia de insecticidas utilizados en los cultivos.
- Microbiología: existencia de bacterias como la E. coli o salmonella.
Factores que influyen en la calidad el agua
La fuente de abastecimiento, es decir, si el agua que te suministran procede de un pantano, un acuífero o una desaladora, así como el proceso al que es sometida para hacerla potable influyen en su calidad.
Pero no es lo único que cuenta. Factores como la estación del año en la que estemos o el clima y, sobre todo, la instalación que haya en el edificio o la vivienda también son decisivos.
El mantenimiento de la instalación es básico para no correr riesgos
Y es que la presencia de microorganismos o sustancias contaminantes en el agua puede deberse a un mal estado de los depósitos, las cañerías o, incluso, los mismos grifos, y también a los materiales utilizados en la fabricación de las tuberías.
¿Qué hacer si las cañerías son de plomo?
Infinidad de estudios han demostrado que la exposición al plomo es perjudicial para la salud. Este metal es tóxico y puede dañar las neuronas y afectar al desarrollo mental y físico, sobre todo en el caso de niños y mujeres embarazadas.
La instalación de tuberías de plomo está prohibida, pero si tu casa se construyó antes del año 1975 puede que todavía las tenga –y más si es anterior a 1950–, ya que antes era el material que más se utilizaba. Su sustitución es obligatoria, pero como a menudo comporta levantar suelos o abrir paredes, muchas veces solo se realiza si hay que hacer reformas en la vivienda.
Si tienes algún tramo de tuberías a la vista, puedes identificarlas fácilmente:las de plomo son de color gris mate y, al ser un metal blando, se pueden rayar fácilmente con una llave o un cuchillo. Y si son de plomo, mientras no puedas cambiarlas ten en cuenta estos dos consejos del Ayuntamiento de Madrid:
- Antes de beber agua, déjala correr unos instantes, sobre todo si no has abierto el grifo durante más de 6 horas. Al estar retenida, es más fácil que el plomo de las tuberías pase al agua.
- No utilices el grifo de agua caliente para cocinar, beber, preparar una infusión o un biberón, ya que tiene mayor contenido de plomo. Utiliza agua fría y caliéntala aparte.
¿Tienes agua dura o blanda?
La dureza del agua se mide en función de la cantidad de carbonato cálcico que contiene, es decir, a más concentración de calcio y sales de magnesio, más dura es. En general, en el este y el sur de España, el agua es más dura; y en el norte y oeste, más blanda.
Los rastros de cal en vasos y grifería, por ejemplo, es una señal que nos alerta de agua dura, que además suele tener peor sabor debido a su alta mineralización.
La dureza del agua influye en el sabor, aunque el cloro también
Este tipo de agua la asociamos con las averías en electrodomésticos como la lavadora o el lavavajillas debido a las incrustaciones de cal, y también con la necesidad de poner más detergente a la ropa. Pero quizá no sepas que también puede afectar a tu salud:
- Cálculos renales: aunque según la Organización Mundial de la Salud (OMS) no hay suficientes evidencias científicas, algunos estudios apuntan que el consumo de agua dura podría favorecer la formación de cálculos renales.
- Problemas dermatológicos: ducharse con agua dura puede provocar sequedad en piel y cabello, picores, irritación y erupciones, especialmente en personas con piel sensible o atópica. Investigadores del King's College de Londres (Reino Unido) han vinculado el agua dura a un mayor riesgo de sufrir eccemas en la infancia.
Cómo comprobar la calidad del agua
Aunque encargar el análisis del agua a un laboratorio acreditado es la mejor manera de obtener los datos más fiables, en las tiendas de bricolaje puedes encontrar varias opciones para comprobar su calidad en casa:
- Medidor digital de TDS: es un aparato fácil de usar, parecido a un termómetro, que te da el total de sólidos disueltos (TDS, en inglés) en el agua, como minerales, sales, metales...
- Tiras reactivas: algunas solo miden el pH o la dureza del agua; pero los kits más completos analizan también la presencia de bacterias, plomo, pesticidas, nitratos, nitritos, etc.
Opciones para purificar el agua
Y si con todo lo que te hemos explicado –o después de hacer uno de estos test– quieres mejorar la calidad del agua que tenéis en casa, en el mercado puedes encontrar diferentes sistemas:
- Filtros de carbón activo: los puedes instalar en los grifos de la cocina y la ducha. Eliminan el cloro y derivados como los trihalometanos. También se emplean en jarras purificadoras de agua.
- Descalcificadores: a través de resinas de intercambio iónico transforman el agua dura en blanda. Normalmente se colocan en la entrada general del agua.
- Sistemas de ósmosis inversa: es un sistema de filtrado que se instala debajo del fregadero. Puede eliminar hasta el 95% de las impurezas del agua, como metales, cloro, plaguicidas... El principal inconveniente es que por cada litro de agua filtrada se desechan tres (según el modelo), aunque se pueden recoger y reutilizar para limpiar, regar o llenar la cisterna del inodoro.