Cuando llegamos al final del embarazo, debemos estar atentas a las señales que alertan que el parto está cerca. Existen diversas señales que lo indican y se trata de signos de maduración que no deben preocupar, ya que son la muestra de que todo se está desarrollando con normalidad.
No obstante, debes tener en cuenta que cada embarazada es distinta y, aunque estas señales son bastante frecuentes (especialmente en las mujeres que esperan su primer bebé), no aparecen en todas las mujeres.
Los síntomas que nos manda el cuerpo pueden ser los siguientes:
1. “Tengo un flujo más clarito”
Al igual que en el período periovulatorio, tenemos un flujo transparente y muy líquido por efecto de los estrógenos. Al final del embarazo muchas mujeres notan que tienen mucho flujo.
Si se rompe la bolsa el líquido continuará saliendo, mientras que si es flujo se detendrá
En ocasiones, si al levantarnos por la mañana notamos caer gran cantidad de flujo –puesto que se ha acumulado durante toda la noche en la vagina–, puede parecer incluso que se ha roto la bolsa de líquido amniótico.
La diferencia con la rotura de la bolsa es que cuando esta se rompe, el líquido continuará saliendo, mientras que el flujo se detendrá.
2. “He expulsado el tapón mucoso”
Es maravilloso, un tapón de moco que ha protegido el orificio de entrada al útero durante meses y que, al madurar el cuello, se desprende y cae por la vagina.
Aunque es una señal de maduración, no es un signo de que el parto es inminente
Es un moco gelatinoso, verdoso o marrón que puede estar manchado de sangre rosada. Aunque no ocurre en todas las mujeres, es frecuente que se desprenda, pero puede hacerlo bastantes días antes del parto. Así que, aunque es una señal de maduración, no es un signo de que el parto es inminente.
3. “Tengo pinchazos”
Hacia el final del embarazo, el bebé suele estar colocado con la cabeza hacia nuestra pelvis, lo que origina pequeños pinchazos en la vagina y en las caderas, porque la cabeza del bebé va buscando su sitio y va “chocando” contra los bordes de la pelvis para acomodarse.
Estos pinchazos pueden llegar a ser molestos y hacerte parar si estás caminando. Muchas mujeres los describen como molestos, pero parece que les agrada sentirlos porque, de forma instintiva, entienden que son buenas señales.
4. “Tengo que acabar esto y aquello”
Unos pocos días antes del parto, no pocas gestantes experimentan la necesidad psicológica de dejar zanjadas algunas cuestiones: limpiar la casa, terminar unos informes, dejar cuestiones del trabajo terminadas, lavar las cortinas de casa, pintar el salón o cerrar las cuentas del trimestre.
Parece que nuestro cerebro primitivo sabe que si tenemos una preocupación o algo que nos interfiera, no seremos capaces de ponernos de parto, o pensamos que cuando nazca el bebé, si tenemos cosas pendientes no podremos estar al 100 % volcadas en él.
Esto nos impulsa a terminar o dejar algunas cuestiones bien atadas.
5. “Tengo contracciones”
Muchas, muchas, muchas mujeres tienen bastantes contracciones antes de que el parto se desencadene. Es muy frecuente que al acercarse el atardecer, y durante gran parte de la noche, se tengan contracciones, que pueden ser molestas, y que van a “madurar” el cuello del útero.
La diferencia con las contracciones de parto es que suelen ser irregulares en intensidad y frecuencia
Algunas mujeres no las sienten, otras pasan muchas noches en vela días antes del parto a causa de estas contracciones de preparación.
La diferencia con las contracciones de parto es que suelen ser irregulares en intensidad y frecuencia, y que, aunque molestas, nos hacen dudar de si serán o no serán de parto. Recuerda una cosa: si dudas, lo más probable es que todavía no te hayas puesto de parto.