La Filosofía es uno de los estudios más interesantes, y más útiles cuando se trata de abordar temas de salud mental y de bienestar emocional. Y es que, los filósofos han sido desde hace miles de años los que han estudiado la raíz del pensamiento y el sentido de la vida.
Este selecto colectivo de hombres y mujeres pensantes, no solo se hacían preguntas sobre el bien y el mal, o la razón de la existencia, también asuntos como la lógica fueron objeto de estudio. De hecho, las escuelas de filosofía también son la base de casi todos los análisis que los científicos hacen hoy sobre el bienestar y la felicidad.
Una de las escuelas más importantes de la antigua Grecia es la de los estoicos. Hoy, la simplificación nos ha llevado a equiparar el estoicismo a simplemente aguantar los golpes de la vida sin quejarse. Sin embargo, el estoicismo es mucho más que eso. Nos da herramientas muy importantes para aprender a vivir mejor y ser más felices.
mensajes estoicos
Los estoicos dividen las emociones en dos grupos: las negativas o destructivas y las positivas o constructivas. La rabia o el miedo estarían entre las emociones negativas, y el amor, la alegría o el sentido de la justicia se englobaban en las positivas.
Básicamente, la filosofía de los estoicos se basaba en intentar cambiar las negativas en positivas. No las niega ni rechaza, busca transformarlas. “Lo que intentan los estoicos es cambiar ese espectro emocional que experimenta una persona normal”, explica el profesor Massimo Pigliucci, de la Universidad de Nueva York.
ISTOCK
La base de los estoicos es que tenemos que vivir conforme a la naturaleza. Lo que no significa que hayas de vivir desnudo en medio del campo. Lo que se plantean es qué lugar ocupamos en la Naturaleza. Todos los seres vivos se conforman según su naturaleza. Un león que caza o una planta que busca el sol actúan así porque está en su naturaleza. ¿Y nosotros qué tipo de organismo somos?
“Según los estoicos, la naturaleza de los seres humanos es que somos sociales y tenemos la capacidad de racionalizar”, enseña el profesor Pigliucci. Por supuesto podemos vivir en soledad, sobre todo, si es elegida, pero cuando realmente crecemos como seres humanos es cuando nos relacionamos con los demás y con el entorno.
estoicismo y felicidad
Partiendo de esta idea, se deduce que una buena vida, una vida feliz es aquella en la usamos la razón para mejorar la sociedad.
Otro aspecto clave para acercarnos a la felicidad es lo concerniente a qué aspectos de la vida son susceptibles de ser controlados por las personas y cuáles no. Según los estoicos, nuestras opiniones y acciones están bajo nuestro control, mientras que los acontecimientos del mundo se escapan de nuestras manos.
Apuestan por actuar en aquello que podemos controlar, lo que está razonablemente a nuestro alcance. Eso consigue que la persona reduzca su estrés ante los grandes retos mundiales, como el cambio climático o las guerras.
“Si mejoramos como personas estaremos mejorando la sociedad, y si mejoramos la sociedad nos estaremos mejorando a nosotros mismos”, razona este experto, en una lección en el programa Aprendemos Juntos.
TRES BUENOS HÁBITOS DEL ESTOICISMO
Para ser mejores personas hemos de intentar cambiar las emociones negativas que mencionábamos al principio. Esas emociones destructivas son el resultado de una percepción del mundo errónea. Debemos controlar esas pulsiones. “Nadie quiere estar enfadado y odiar todo el tiempo. Hemos de ir cada vez más hacia el amor y la alegría”, dice.
El profesor Pigliucci, que se considera un estoico actual, propone tres hábitos fáciles, y sobre todo, útiles para tener una vida más feliz:
- Recorre un centro comercial de arriba a abajo. Entra en todas y cada una de las tiendas, y no compres nada. Verás cuántas cosas hay que no necesitas. Te ayudará a relativizar el impulso comercial, que solo trae frustración e infelicidad.
- Visita un cementerio. Una buena manera de recordar que estamos de paso por este mundo es dar una vuelta entre las tumbas de un cementerio. Nos obsesionamos con estar jóvenes, pero acabaremos envejeciendo. Por eso es mejor recordar que también morirás y asumirlo. Eso no es deprimente. Es entender que forma parte del proceso y te ayuda más a disfrutar que estás vivo. Este profesor pasea a veces por un cementerio y mira las lápidas.
- Escribe un diario. Asegura que es el ejercicio más útil que hace. Los diarios tienen mucha historia detrás. Los grandes pensadores los han llevado. El profesor Pigluicci ha seguido las instrucciones de otro gran pensador: Séneca.
CÓMO ESCRIBIR un DIARIO, según séneca
“Seneca recomienda que escribamos por la noche, cuando la casa está en silencio, nos sentemos en un sitio tranquilo”, describe. Seneca recomendaba que en el diario nos contestemos cada día a tres preguntas:
- ¿Qué he hecho mal hoy? La idea es aprender de los errores. No vamos a aprender nada solo lamentándonos. Pero sí analizando el pasado como lección.
- ¿Qué he hecho bien? Hay dos motivos para preguntarse eso. Uno es que el refuerzo positivo que nos damos siempre es agradable y nos da bienestar. El otro motivo es que se contrapone a lo que hemos hecho mal. Nos da perspectiva para comparar y acercarnos cada vez más a las cosas bien hechas y alejarnos de los errores.
- ¿Qué podría haber hecho de un modo diferente? Esta respuesta exige más esfuerzo. Será el resultado de un análisis de las dos anteriores. Es aquí donde expondremos la lección útil que entresacamos de nuestras equivocaciones.
Según el profesor Pigliucci, en la vida hay menos variedad de la que creemos y cometemos muy a menudo las mismas equivocaciones. Dejar constancia de ello nos servirá para intentar no volverlo a hacer.