Arthur C. Brooks, catedrático de Harvard: “Los matrimonios más felices son los que logran el amor de compañía, no el pasional”

Las parejas estables y felices son aquellas que saben llegar a un equilibrio, en el que su amor se basa en la compañía y la mutua defensa, dejando atrás la pasión inicial. Es lo que analiza el profesor de Harvard Arthur C. Brooks, especialista en bienestar e inteligencia emocional.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

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Pareja feliz

El amor de compañía es el que nos permitirá mantener un matrimonio feliz en el tiempo.

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¿Cuál es el secreto que hace a una pareja duradera y feliz en su relación? Se han vertido ríos de tinta explicando la fórmula mágica que hace que un matrimonio o una pareja de hecho se mantengan juntos frente a las adversidades, el paso del tiempo y el riesgo de la monotonía.

No hay fórmulas mágicas. La realidad es que las parejas siguen juntas y felices gracias al amor. El amor que se tienen el uno al otro y que no es un amor rígido, sino que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, hasta llegar a un punto de equilibrio estable.

Es lo que explica el catedrático de Harvard Arthur C. Brooks. Este experto en bienestar y felicidad ha analizado las claves de ese amor en el podcast The Subtle Art, del escritor Mark Manson, y que se ha viralizado a través de la redes sociales.

El mejor amor del matrimonio

“Los matrimonios más felices son los que se caracterizan por lo que llamamos amor de compañía, no el amor pasional”, ha explicado Brooks.

El amor apasionado, ese que se da en las primeras fases de la relación, está muy bien para que los dos miembros de la pareja conecten, “se enlacen químicamente”, y empiecen a desarrollar una vida juntos.

Esa primera fase provoca una especie de euforia en la que las dos personas se sienten casi drogadas. Y no es una exageración. Varios estudios científicos han comparado la revolución hormonal que se da en el amor pasional a una adicción.

Las hormonas de la felicidad, sobre todo la oxitocina, y también la serotonina y la dopamina, se disparan. Se genera una sensación de apego. No se acaban las ganas el uno del otro y de llenar el tiempo juntos. Es esa sensación de que los demás no importan y se vive en un mundo aparte.

Qué aporta el amor de compañía

Sin embargo, ese amor intenso, que puede durar los dos o tres primeros años, no puede mantenerse indefinidamente y los niveles hormonales acaban decayendo. Es el momento peligroso en el que la relación se rompe o se pasa a una nueva fase de amor.

Ese otro amor quizá no nos haga sentir cosquillas en el estómago, pero es un amor mucho más saludable y confiable. “A lo que quieres llegar al cabo de cinco años es a ser mejores amigos, es algo mágico”, explica el profesor Brooks.

Poder convivir con tu mejor amigo, crear una vida juntos, ver la televisión cada noche, compartir opiniones es lo que hace esa relación especial y feliz.

El experto también destaca la importancia del apoyo incondicional mutuo que supone. “No compites con tu pareja, te alegras de sus éxitos; no importa cuánto falles, te va a defender”, ejemplifica.

Una relación con los pies en la tierra

Cabe señalar que los usuarios de redes han reaccionado de maneras radicalmente distintas ante estas declaraciones. Algunos usuarios han criticado que se tire la toalla ante la pasión. “¿Por qué hay que dejar la pasión para que la relación funcione?”, le preguntaban. “Quiero ese amor de compañía y quiero pasión, si no no tiene sentido”, escribía otra usuaria.

Eran, por su perfil, usuarios adultos jóvenes. Entre los más veteranos imperaba el aplauso a las explicaciones de Brooks. “Estuve hablando hasta tarde con mi marido y pensé: es increíble poder conversar con él cada noche; me entiende, me quiere y es muy divertido”, contaba Evy Carroll.

“Me entristece cuando una pareja dice que se divorcia porque han pasado de matrimonio a buenos amigos, ¿no es lo que buscamos?”, explicaba otra persona.

Cabe añadir que, como en toda relación de amistad, hay que saber dejar espacio para que la otra persona haga su vida y no compartir todas las aficiones, puesto que hasta los mejores amigos pueden acabar cansándose de hacerlo todo juntos. De todas formas, no hay una regla exacta y cada pareja sabe lo que mejor les funciona en su día a día.