Los resfriados son un trastorno frecuente sobre todo en la infancia. Los niños pasan entre diez y doce constipados al año. La principal razón es que los virus respiratorios que los provocan son muchos y que su sistema inmune aún no está bien entrenado para reconocerlos y frenarlos adecuadamente cuando se contagian.
Salvo contadas excepciones, no son graves. Se quedan en una infección de las vías respiratorias superiores, nariz y garganta, y en una semana las defensas del niño lo han resuelto. Pese a su enorme frecuencia, la medicina no había podido dar con una fórmula para frenar estos constipados, más allá de tratar los síntomas.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, sin embargo, ha descubierto que sí podemos conseguir adelantar la curación. Se consigue a base de gotas nasales.
El efecto de las gotas nasales
Los investigadores de Edimburgo habían observado que el agua de mar es utilizada en la medicina tradicional en Asia para tratar estas infecciones. Querían comprobar si tenía algún efecto también en la duración de los síntomas. Y así es. Su conclusión es que acorta en dos días el resfriado.
Para comprobarlo hicieron un ensayo clínico: contactaron con más de 400 niños. De ellos, 300 se constiparon. A la mitad se pidió a los padres que les dieran gotas nasales de solución salina y a la otra mitad que siguieran con los cuidados habituales.
“Descubrimos que los niños que usaban gotas nasales de agua salada tenían síntomas de resfriado durante un promedio de seis días, mientras que aquellos con atención habitual tenían síntomas durante ocho días”, ha explicado el pediatra Steve Cunningham, uno de los investigadores.
Los niños que recibieron la solución salada también tuvieron que tomar menos medicamentos para reducir los síntomas, como paracetamol e ibuprofeno.
Cómo se han de aplicar las gotas
La solución salina o suero fisiológico más que un medicamento es un elemento natural, agua con sal, que los padres conocen muy bien, puesto que ya se aconseja administrar para ayudar a despejar la nariz y que el niño respire mejor, sobre todo cuando aún no se sabe sonar. Ese agua suele ser equivalente a la propia del cuerpo.
Las gotas nasales que se administraron en la prueba eran de solución salina hipertónica. Son diferentes al suero fisiológico. Son gotas de agua a las que se les ha añadido un extra de sal para que sea equivalente a la del mar. Son unas cuatro veces más saladas que el agua de nuestro cuerpo.
“La sal está compuesta por sodio y cloruro. El cloruro lo utilizan las células de la nariz y la tráquea para producir un ácido, que utilizan para defenderse contra la infección viral”, ha aclarado el doctor Cunningham. Al darle material para crear más ácido, las células se pueden defender mejor y evitar que los virus se repliquen.
La aplicación que mejor funcionó en el ensayo es aplicar a los niños tres gotas en cada fosa nasal al menos cuatro veces al día desde el inicio de los síntomas y hasta que se recuperan completamente.
También reducen el riesgo de contagio
Otro hallazgo del estudio es que al aplicar las gotas nasales se reducía el riesgo de contagio. Era una consecuencia lógica si se acortaban el tiempo en el que los virus están replicándose en el cuerpo y, por tanto, con capacidad de que el enfermo los expulse con la respiración.
En las familias del ensayo que no usaron las gotas hubo un 61% de contagios. En las que sí dieron gotas solo en un 46% de casos alguien más de la familia se había resfriado.
"Reducir la duración de los resfriados en los niños significa que menos personas en su casa también se resfrían, con claras implicaciones en la rapidez con la que un hogar se siente mejor y puede volver a sus actividades habituales, como el colegio o el trabajo”, ha añadido el doctor Cunningham.
Cuando se preguntó a los padres por la percepción que habían tenido del tratamiento, un 82% explicó que efectivamente habían notado una mejoría más rápida gracias a las gotas nasales y un 81% aseguró que las utilizaría de ahora en adelante.
“Es una solución muy barata y sencilla, fácil de aplicar a nivel mundial, y representaría un reducción significativa de la carga sanitaria y económica que supone esta infección tan común”, anunciaba el doctor Alexander Möeller, portavoz de la Sociedad Respiratoria Europea, en cuyo congreso se ha presentado esta semana el estudio.