Los alimentos con probióticos son una valiosa fuente de nuestra salud, en general, y de nuestro intestino, en particular. Es más, los expertos aseguran que su consumo debería estar presente en la dieta de todas las etapas de la vida. De hecho, los alimentos ricos en probióticos son aconsejables tanto para adultos como para niños. Y las mujeres de 50 años no son una excepción.
En su caso, los beneficios estarán directamente relacionados con las necesidades específicas que tienen las mujeres en esta edad. En este artículo repasaremos los principales alimentos probióticos que normalmente tenemos en casa. Eso sí, además de detallar cuáles son esas fuentes de salud y vida, sería conveniente fijar algunos conceptos como qué son los probióticos, para qué sirven y cuál es la diferencia principal con los prebióticos.
¿Cómo influye la flora intestinal en la salud?
La población microbiana de tu intestino suma alrededor de unos 100 billones de bacterias de unas 500 a 1.000 especies distintas. ¡Ahí es nada! Esa descomunal comunidad de microorganismos forman lo que se conoce como microbiota o flora intestinal. Su cantidad y su variedad es clave para disfrutar de buen estado de salud, tanto física como mental.
De hecho, cada vez son más los estudios que destacan la estrecha relación que hay entre estos pequeñísimos microorganismos con trastornos tan variados y aparentemente tan inconexos como una alergia alimentaria, una depresión o un problema de sobrepeso.
¿Qué son los probióticos?
Las enfermedades relacionadas con la flora intestinal suelen tener su origen en el desequilibrio de la población de esos microorganismos que la conforman. Para recuperar ese equilibrio perdido es fundamental el consumo de alimentos que aporten probióticos. De esta forma, estaremos protegiendo, entre otras cosas, nuestro sistema inmunitario. Eso sí, siempre y cuando, los consumamos a diario.
Una flora intestinal sana no solo refuerza las defensas, algo que ya de por sí es lo suficientemente importante, también es muy útil para la prevención y tratamiento de diarreas, así como para numerosos trastornos relacionados con el tránsito intestinal.
Por tanto, queda claro que una población suficiente, variada y equilibrada de los microorganismos que habitan en el intestino es clave para una calidad de vida elevada. Esto implica una dieta que incluya alimentos ricos en probióticos. A continuación recogemos los más destacables.
Si hay que elegir uno, que sea el yogur
Existe una larga lista de alimentos con un alto contenido en probióticos que puedes integrar fácilmente en tu dieta habitual. Entre ellos, sin duda, destaca especialmente el yogur y otras leches fermentadas como el kéfir.
La mayoría de los expertos, por no decir todos, señalan el yogur natural como el probiótico natural por excelencia. Además, su alto contenido en calcio hace que sea el alimento ideal para las mujeres de más de 50 años, ya que este grupo suele experimentar una mayor pérdida de masa ósea. De esta manera, optar por un yogur natural como postre, merienda o como tentempié a media mañana, es la elección más saludable si ya has entrado en la menopausia.
Más alimentos que cuidan de la flora intestinal
El listado de alimentos que aportan microorganismos vivos a nuestro intestino no se acaba con el yogur. De hecho la lista es larga. Ahí van algunos de los más interesantes:
Pepinillos y otros encurtidos. Aquí, hay que distinguir entre los pepinillos en vinagre y los encurtidos, ya que son estos últimos los que activan los microorganismo y por tanto, son ricos en probióticos.
Chucrut. Hojas de repollo o col fermentadas. Es una guarnición perfecta para las recetas de carne y asados, aunque su uso no se limita a esta opción. Se pude añadir en sopas, cremas y ensaladas. Además es muy fácil de preparar en casa.
Kombucha. Esta bebida, a base de una variedad de té negro y verde fermentado, se puso de moda hace unos años y, hoy en día, su consumo está muy extendido.
Kimchi. Es un alimento de origen coreano que se elabora mediante la fermentación de verduras. A la hora de elaborarlo, lo más importante es la proporción de sal que hay que añadir a los vegetales para que se produzca la lactofermentación.
Tempeh. Su consumo cada vez está más extendido. Pero lo más habitual es que forme parte de la dieta de las personas veganas. Se trata de un alimento de Indonesia que se elabora a base de soja fermentada.
Miso. Es una pasta elaborada a partir de semillas de soja y sal marina. Seguramente, lo hayas probado en forma de sopa, pero también es muy habitual utilizarlo como condimento en platos de fideos, tofu o verduras.
Queso crudo. Cuando decimos queso crudo nos referimos a aquellos que están sin pasteurizar. Además, es importante que se hayan elaborado con leche animal (vaca, oveja o cabra).
Por último, además de los probióticos naturales, desde hace un tiempo los lineales de los supermercados, se han llenado de todo tipo de productos que se etiquetan como alimentos enriquecidos con probióticos.
También se pueden tomar en comprimidos, cápsulas y otras preparaciones farmacéuticas que contienen las bacterias liofilizadas.
Diferencia entre probióticos y prebióticos
Hasta aquí hemos visto cuáles son los alimentos que vienen bien para cuidar de la flora intestinal porque aportan microorganismos vivos. Ahora bien, también hay otros que ayudan, que se conocen como prebióticos y que, pese a estar relacionados, no son lo mismo.
Así definen los expertos los prebióticos: sustancias que “alimentan” a los probióticos del sistema digestivo. Gracias a ellos, las bacterias del intestino se desarrollan, lo que en última instancia se traduce en una mejora de la salud, tanto física como mental.