Parece que nuestra sociedad no acaba de comprender la importancia que tiene protegernos ante el riesgo de las enfermedades de transmisión sexual (ITS). El último informe del Centro Nacional de Epidemiología confirma la tendencia de los últimos años.
Las principales enfermedades, que son la gonorrea, la sífilis y la clamidia no han dejado de aumentar. La gonorrea, por ejemplo, creció casi un 43% y la sífilis más de un 24% respecto al año anterior.
Uno de los colectivos que ha llamado más la atención es el de los mayores de 60 años, en los que se ha triplicado la tasa de incidencia de estas tres enfermedades. Y no son las únicas, también hay aumento de infecciones por VIH, que provoca la sida, o del virus del herpes genital.
Por qué aumentan las ITS en mayores
La mayoría de casos se produjeron en adultos jóvenes, de entre 25 y 34 años, y este es el colectivo en el que se ha de continuar poniendo más el acento. La falta de una buena educación sexual o influenciados por la pornografía, donde no se usa protección, y el hecho de que hayan crecido sin el miedo al sida influye en estos datos.
Lo que sorprende es que se registre este aumento entre los adultos mayores de 60 años, que en teoría es un colectivo más concienciado sobre la problemática y el riesgo de unas relaciones sexuales sin protección.
Desde Sanidad se apuntan tres posibles motivos:
- Un mejor estado de salud. Hay más casos de contagios porque hay más relaciones sexuales. Las cremas vaginales para la sequedad posmenopáusica y la viagra han ayudado a que sean más activos sexualmente.
- Mayor aceptación social. Las relaciones se están extendiendo. Las aplicaciones para encontrar pareja o su presencia en programas televisivos de citas ha normalizado las relaciones esporádicas también entre mayores.
- El abandono del preservativo. La tranquilidad de no quedarse embarazadas ha hecho que el preservativo ya no se considere una necesidad primordial. El preservativo es la principal barrera contra las ITS.
Un incremento escondido y que preocupa
Uno de los principales elementos para la reflexión entre el sector sanitario es que las enfermedades sexuales no eran un tema que se plantease a las personas mayores. Cuando un paciente mayor llega a consulta, la mayoría de veces no se plantea que el problema puede ser una ITS.
Como suelen ser pacientes con otras enfermedades o con mayor riesgo de otras enfermedades, se piensa en primer lugar en esas opciones. Están mal diagnosticados o no están diagnosticados. El resultado es que no hay estadísticas fiables de exactamente el número de afectados. Además, estos datos los lleva cada Comunidad Autónoma por si cuenta y no están todas los datos homologados.
“El problema es que las personas mayores no hablan del tema y los profesionales de la salud tampoco preguntan y apenas salen reflejados en las encuestas”, resumía la doctora Vania de la Fuente, experta en edadismo, en declaraciones a La Vanguardia.
Los médicos, la mayoría mucho más jóvenes que sus pacientes, parten de la creencia errónea de que no hay vida sexual en la vejez. “Se ha visto que las personas mayores tienen menos probabilidades de recibir pruebas de ITS de rutina debido a estas ideas erróneas”, añade la doctora De la Fuente.
Los riesgos pueden ser más altos
Uno de los problemas de la clamidia no tratada es que puede acabar provocando infertilidad. Como esto a los mayores ya no les preocupa, se desentienden. Pero eso es solo una de las consecuencias. La clamidia también provoca dolor crónico en las mujeres, inflamación de la próstata en hombres y artritis en ambos sexos.
También se olvida que la sífilis no detectada y no tratada es una enfermedad mortal. Puede provocar problemas neurológicos serios. También la gonorrea puede causar dolor crónico o trasladarse a las articulaciones y provocar artritis gonocócica, caracterizada por dolor intenso y dificultad para moverse.
Además, se añaden tres problemas:
- Las defensas de los adultos mayores han envejecido como cualquier órgano. Es lo que se conoce como inmunosenescencia. Las infecciones pueden tener repercusiones mayores que en un adulto joven.
- La vergüenza, sobre todo ante la familia, hace que se esconda o no se acuda al médico.
- Los síntomas no se noten o se relacionen con otra dolencia: “La gonorrea puede provocar síntomas similares a los de la artritis, el VIH (sida) puede causar debilidad y fatiga (común a muchas dolencias), y la infección por clamidia puede cursar de manera asintomática”, enumeraba la doctora De la Fuente.
Por tanto, no sería extraño que siga habiendo muchos adultos activos sexualmente infectados y que no sean conscientes de su infección.