La tensión arterial es uno de los valores que más nos controlan los médicos. Es de las primeras pruebas que nos hacen siempre. A medida que nos hacemos mayores todavía más.
El motivo de tanta preocupación es que tener la tensión alta es uno de los factores que puede provocar todo tipo de problemas cardiovasculares: desde arritmias a un infarto, un ictus o una hemorragia interna, entre otros.
Así que no podemos dejar que la tensión alta, la hipertensión, se mantenga por mucho tiempo. Hay que controlarla. Antes teníamos que ir al médico o a la farmacia. Y para tener un control exhaustivo lo mejor sigue siendo que lo mire un profesional. Pero la tecnología ha evolucionado tanto que hoy los medidores automáticos e incluso las pulseras inteligentes nos permiten un control diario más que correcto.
Eso sí, hay que saber hacer la medición de manera adecuada. “Desde la preparación, la postura y el procedimiento, todo influye en que obtengamos el dato correcto”, nos advierte el doctor José García Donaire, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión.
Por qué aparece la hipertensión
La tensión es la fuerza con la que la sangre es empujada y golpea las paredes de nuestras arterias. Esas paredes son elásticas y normalmente la sangre pasa sin problemas por los vasos sanguíneos.
La hipertensión se produce cuando esas paredes se endurecen lo que hace que a la sangre le cueste más avanzar. Por tanto el corazón ha de hacer más esfuerzo al empujarla.
A medida que nos hacemos mayores, los vasos sanguíneos se van haciendo más rígidos. Las paredes pierden su flexibilidad. Ese es el motivo de que a medida que envejecemos es más normal tener la tensión más alta y hay que controlarla más.
Además de que la hipertensión fuerza el corazón, como golpeamos con más fuerza las paredes de las arterias, estas se inflaman. La inflamación estrecha aún más el paso de la sangre y exige más presión del corazón. Un circulo vicioso que aumenta el riesgo.
Esa presión puede acabar rompiendo la pared endurecida: una hemorragia interna. O si tenemos grasas acumuladas en forma de colesterol, se multiplica las opciones de que haya un bloqueo: un infarto o un ictus.
Cómo controlar la presión en casa
Para tomarnos la presión en casa, el doctor García Donaire remarca tres puntos:
- Preparación: no debes haber fumado al menos durante la media hora previa. Tampoco debes haber bebido café. Ni tengas el móvil cerca, que te distraiga. Y si tienes ganas de hacer pipí, no te las aguantes hasta después. Micciona antes.
“Así reducimos componentes estresantes que pueden subir la tensión artificialmente”, señala el especialista. Para que la medición sea confiable, date un tiempo de cinco minutos tras hacer los preparativos antes de tomártela.
- La postura: hay que estar cómodos y no podemos hablar. Las piernas deben estar en el suelo, apoyadas. Ni colgadas ni cruzadas. El brazo en el que mediremos ha de ser el dominante (si eres distro, el derecho) porque es ahí donde la presión es mayor. Debe estar apoyado en la mesa o en la silla, ni en el regazo ni colgando.
- Mídela tres veces seguidas. Haz las mediciones esperando un minuto entre una y la siguiente. “Vale la pena eliminar la primera, que puede estar alterada, y sacar el promedio de las otras dos”, señala el doctor García Donaire.
La llamada máxima o alta en los adultos suele ser de 120 mmHg. La mínima o baja es de 80 mmHg. La mayor parte de la comunidad médica aconseja que estos valores no suban de los 130 y los 84 mmHg.
¿Sirve cualquier medidor de presión?
El mercado está lleno de aparatos para medir la presión. Se ha avanzado tanto que hoy en día ya no es necesario que nos esté presionando el brazo. Existen unos relojes inteligentes que consiguen controlarla con el simple contacto de la muñeca.
No todos los aparatos tienen homologación ni dan unas cifras precisas. “El aparato que toma la presión ha de estar validado y calibrado para tener mediciones exactas”, advierte el experto. Lo mejor es que te informes bien con el médico y no te confíes en los anuncios publicitarios.
Las personas que tienen hipertensión diagnosticada y necesitan controles frecuentes deberían medírsela dos o tres veces por semana y a diferentes horas. “Así lograremos detectar la hipertensión o saber en qué momentos del día hay que modificar el tratamiento, por ejemplo, durante la noche”, añade el doctor.
Por último, recuerda que no basta con controlar la presión, hay que ayudar a evitar que suba. En este sentido hay dos hábitos muy concretos que nos ayudarán:
- Hacer un poco de ejercicio para mantener el peso. Es muy habitual que los hipertensos tengan sobrepeso.
- Reducir el consumo de sal. La sal favorece la acumulación de líquido y obliga al corazón a trabajar más y con más presión.